Los fantasmas de la Ciudad del Deporte: de La Peineta al sueño olímpico y la bomba de ETA

Las obras del Wanda Metropolitano a 21 de mayo de 2015
Las obras del Wanda Metropolitano a 21 de mayo de 2015
Jorge París
Las obras del Wanda Metropolitano a 21 de mayo de 2015

Quizás el fútbol tenga mala memoria, pero los vecinos de San Blas-Canillejas recuerdan con nitidez todo lo que ocurrió antes de que el Atlético de Madrid afincará en sus tierras el Civitas Metropolitano (nuevo nombre del estadio de fútbol). Antes del sueño olímpico. Hasta en tres intentos. De la grada con forma de peineta para la pista atletismo. Mucho antes de convertirse en la futura Ciudad del Deporte de la capital de Madrid, que esta semana ha vivido su puesta de largo a fin de ser inaugurada en 2025. 

Era 1992, pleno auge olímpico en Barcelona, cuando los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz fueron encomendados a construir un estadio de atletismo para el barrio de San Blas. Entonces, Las Rosas ni siquiera existía y lo más próximo era el barrio de Canillejas y la M-40. Los constructores ya habían proyectado el Estadio Olímpico de Sevilla, pero esta tarea se antojaba aún más complicada: construir sobre un yacimiento de sepiolita, mineral frágil y poroso -empleado como absorbente industrial- que obligaba a modificar el proyecto original y pilotar a 40 metros de profundidad, con el gasto extra que eso supondría en el presupuesto. 

El 6 de septiembre de 1994 llegó el día de su inauguración. El Estadio de la Comunidad de Madrid, nombre oficial con el que fue bautizado, abrió sus puertas para cerca de 20.000 espectadores. Nacía La Peineta, apelativo popular que recibió poco después el estadio debido a la forma de peineta para el cabello con la que fue diseñado su único graderío. Se trataba de la obra deportiva más cara de la ciudad (siete mil millones de las antiguas pesetas ó 42 millones de euros) y, por tanto, no podía pasar inadvertida en el paisaje de la Villa y Corte.

Con el estadio de nuevo cuño, la Comunidad de Madrid presentó su candidatura para auspiciar el Campeonato Mundial de Atletismo de 1997. Las ciudades de Sevilla y Barcelona también se postulaban como candidatas, aunque finalmente fue Atenas la elegida para celebrar la competición. Era el primer varapalo que encajaba La Peineta, poco tiempo después de su nacimiento. Premonición de lo que el futuro aguardaba para el estadio. En 1996, la cancha acogería el partido de vuelta partido de Supercopa de España que enfrentaba al Atlético de Madrid y el FC Barcelona. Más premoniciones. 

Durante los años siguientes La Peineta quedó relegada al olvido. Sus paredes dejaron de sentir el júbilo del público y las grandes esperanzas para las que fue ideada se fueron diluyendo poco a poco. 

Hasta 2002. Entrado el siglo XXI, el Ayuntamiento de Madrid se hizo con la propiedad. Un trueque entre José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde y presidente de la Comunidad de Madrid, para canjear La Peineta por el Palacio de los Deportes, actualmente conocido como el Wizink Center. Manzano tenía un objetivo en mente para La Peineta: convertir a Madrid en la capital del deporte durante veinte días con la celebración de los Juegos Olímpicos 2012.

Empezaba la cuenta atrás. Un año de margen para remodelar el estadio de atletismo antes de que el Comité Olímpico Internacional (COI) decidiera en Singapur cuál de las cinco ciudades que aspiraban a organizar los JJ OO de 2012 -Nueva York, París, Londres, Moscú y Madrid- era la elegida. 

Se confió de nuevo en Cruz y Ortiz, cuya tarea principal era ahora triplicar el aforo de la instalación original, pasando de 20.000 a 60.000 localidades. Además, se encargarían de urbanizar los terrenos circundantes a La Peineta: 140 hectáreas sobre las que se levantaría el anillo olímpico, con un centro acuático y un pabellón de deportes cubierto para las disciplinas de natación, gimnasia, ciclismo y atletismo. 

A principios de 2005, el club de fútbol Atlético de Madrid, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid rubricaron un protocolo de intenciones en el que manifestaban "la voluntad de las partes" para el traslado del club rojiblanco al estadio, como paso posterior a la celebración de los Juegos. 

Un trozo de metal (dentro del círculo) vuela por los aires tras la explosión (EFE)
Un trozo de metal (dentro del círculo) vuela por los aires tras la explosión.
EFE

El 25 de junio de ese mismo año fue el día más negro en la historia de La Peineta. Sobre las 19.00 horas de una tarde de principios de verano, la banda terrorista ETA hizo estallar un coche bomba que un pareja había aparcado junto al estadio. La explosión no causó víctimas, ya que la zona había sido desalojada después de que un comunicante anónimo avisara una hora antes al diario Gara y a la DYA de San Sebastián del atentado que estaba a punto de suceder. Pero no cabían dudas de sus intenciones: el atentado buscaba perjudicar la candidatura de Madrid 2012 ante la decisión que el COI iba a tomar un mes después.

Sea como fuere, el sueño olímpico de la ciudad se vio truncado, saliendo Londres ganadora y España en tercera posición, a dos votos de París en la penúltima ronda. Meses más tarde se especuló con que la derrota se debió al fallo de un miembro del COI que votó por error a París. Aunque la seguridad y el alojamiento fueron dos de los puntos flacos de la candidatura. 

Los intentos de 2016 y 2020 corrieron la misma suerte, con Río de Janeiro y Tokio como vencedoras. Y las aspiraciones de los vecinos de San Blas y de toda la comunidad de Madrid sepultadas bajo tantos intentos frustrados.  

OBRAS WANDA
Estado de las obras en estadio de fútbol del Atlético de Madrid en mayo de 2014
Jorge París

La vida volvió al estadio de La Peineta en marzo de 2017 cuando el Atlético de Madrid formalizó la compra del estadio al Ayuntamiento por 30,4 millones de euros. Su adquisición era necesaria para poder estrenar de forma oficial el campo, que pasó a llamarse Wanda Metropolitano. Y ante la urgencia, el club asumió también las obras de urbanización de accesos y la construcción de varios miles de plazas de aparcamiento. El acuerdo descartaba, por otra parte, que el estadio pudiera ser empleado en unos  JJ OO, siendo de uso privado exclusivo.

Después de seis años de remodelación, desde 2011, la metamorfosis había finalizado, de La Peineta al Metropolitano, la nueva casa de los rojiblancos. La instalación cambió por completo, el primer estadio 100% LED del mundo tan solo preservó la grada en forma de peineta con la que se popularizó la instalación original. 

El balón echó a rodar el 16 de septiembre de ese mismo curso , aunque a aquellos muros les esperaba mucho más que futbol.  Alejandro Sanz, los Rolling Stone, Vetusta Morla... Y muchos más artistas que estaban por llegar. Festivales, graduaciones e incluso en los peores momentos de la pandemia, en los albores de 2021, se convertiría en uno de los principales centros de vacunación contra la covid en Madrid. Por fin, el humilde estadio de atletismo cobraba la relevancia a la que siempre aspiró.

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