Animaleros

Un gato desaparece, la protectora lo denuncia y el juez reconoce daños morales sin estar previstos en el contrato de adopción

Gilbert, el gato adoptado y del que no se supo más por el cual la protectora Gatitud interpuso la denuncia al adoptante.
CEDIDA

Las leyes de protección animal cada vez son más estrictas, al igual que lo son los contratos de adopción por parte de las protectoras. Esto ocurre primero, por una mayor empatía de la sociedad hacia los animales y sus derechos y, segundo, porque tanto las protectoras como los peludos adoptados deben estar blindados ante cualquier incumplimiento del contrato de adopción.

Es por esto que, tras la renovación de la ley de protección animal de este año, empezaremos a ver más casos como el ocurrido con Gatitud, Asociación Protectora de los Gatos, que interpuso una denuncia a una adoptante por incumplimiento de contrato y cuya resolución ha resultado a favor de la protectora.

Esta historia comienza en 2016, cuando Gemma García, presidenta de la protectora, gestionó la adopción de Gilbert, un pequeño cachorro de gato  de aproximadamente tres meses y que llevaba con la protectora Gatitud alrededor de dos meses y medio. "Rescaté yo misma al gatito y estuve dándole el biberón en casa hasta que pudimos darlo en adopción", relata García.

 "Cuando la adoptante rellenó el cuestionario obligatorio (por aquel entonces mucho más simple que el que utilizamos ahora) todo parecía estar correcto. De hecho, dos datos importantes que afirmó fueron que nadie de su entorno tenía ninguna alergia a los gatos y que si ocurría algo y no se podía hacer cargo del animal, lo devolvería a la protectora", detalla.

Falta de comunicación e incumplimiento del contrato

La presidenta de la protectora continúa la historia explicando a este medio que la entrega del gato se hizo de forma correcta, en una clínica veterinaria donde se le puso el chip al animal, junto a las vacunas pertinentes. "Se firmó el contrato de adopción y la expliqué que, entre otros compromisos, no podía cederle el gato a terceros en caso de no quererlo más, a lo cual ella estuvo de acuerdo", comenta.

Por un tiempo, la comunicación entre la protectora y la adoptante de Gilbert fue buena. Gemma recibía fotos de lo feliz que era el pequeño en su nuevo hogar, el gato se esterilizó correctamente pero, como ocurre normalmente, el contacto se va perdiendo. "Teniendo que cuidar de tantísimos gatos en nuestro día a día, es muy difícil acordarnos de escribir a todos nuestros adoptantes, por lo que siempre les pido que sean ellos los que de vez en cuando me manden alguna foto o me cuenten cómo van", reconoce García.

"En el registro de Andalucía me encontré que al gato no se le había puesto ninguna vacuna desde 2017"

Esto nos lleva al verano de 2019, cuando en la protectora empezaron a echar de menos noticias sobre Gilbert. "Pregunté por el gato y la adoptante me dijo que ya no estaba con ella, que se la había dado a su suegro, que tiene una casa en el campo, porque a su sobrino le daba alergia el gato y no podía ir a visitarla", explica. "Fue cuando la recordé que haciendo eso estaba incumpliendo un contrato de adopción".

"Además, en el registro de Andalucía me encontré con la sorpresa de que al gato no se le había puesto ninguna vacuna desde 2017 y en esta comunidad autónoma es obligatoria, al menos, la de la rabia", expresa García. "La adoptante se puso a la defensiva conmigo por WhatsApp, cuando la pedí que quería comprobar que el gato estuviera bien y llegó a bloquearme, aunque yo la mandé un SMS informándola de que la iba a denunciar".

Aunque García ya sabía que no iba a volver a ver a Gilbert, un mes después de no saber de nuevo nada de la adoptante volvió a ponerse en contacto con ella para reclamar al gato. "Esperé a que ella me mandase fotos porque me dijo que estaba de vacaciones, pero algo en mi interior me decía que Gilbert ya estaba muerto", lamenta.

"Finalmente, conseguí que aceptase y quedamos en la clínica veterinaria para la devolución del gato pero, como esperaba, un poco antes de nuestra cita me escribió que se le había escapado el gato por la ventana y me echó la culpa de ello por haberla obligado a sacarlo de su hábitat", explica la presidenta de Gatitud.

El juez se inclina por la protectora

Tras todo lo ocurrido, García decidió ponerse en contacto con la abogada Dulce Aguilera, del despacho jurídico especializado en Derecho Animal, Justicia-Animales y Medio Ambiente, quién le dijo que era un caso difícil de ganar, pero que iba a intentarlo. "Interpuse la denuncia a principios del 2020 y hace unas semanas la resolución salió a nuestro favor", cuenta García.

El Juzgado de Primera Instancia Nº 2 de Puente Genil (Córdoba) dictó la sentencia firme, la primera de su tipo en la provincia, reconociendo daños morales por valor de 400 euros, pese a no estar contemplados expresamente en el contrato de adopción que firmó la protectora con la adoptante, tal y como informaba Europa Press en una nota de prensa.

"Es la primera sentencia de este tipo que dicta un juzgado en Córdoba"

Mediante la misma, contra la que "no procede recurso de apelación al no superar la cuantía reclamada la cantidad de 3.000 euros", el juzgado pontanés ha declarado "la revocación del contrato de donación modal suscrito por las partes", por "incumplimiento" del mismo, y condena a la demandada, "a abonar en concepto de indemnización por daños morales, la cantidad de 400 euros, más los intereses legales desde la interposición de la demanda", tal y como explica la abogada en declaraciones a la agencia de información.

Desde el despacho jurídico que ha representado a Gatitud se ha destacado que "esta es la primera sentencia de estas características que dicta un juzgado en Córdoba y provincia, suponiendo una herramienta de gran interés en la práctica judicial, de cara a acreditar la plena validez del contrato firmado entre partes, así como las consecuencias que pudieren derivarse por su incumplimiento", según declaró Aguilera.

"Yo estoy empleando mi vida y mi tiempo rescatando gatos uno detrás de otro, para mí no son números, cada uno es un individuo con su carácter, personalidad, peculiaridades, cada uno forma parte de mí. Esta victoria me alegra no por el dinero, sino por pensar que no le salga gratis a nadie abandonar a un animal", concluye la presidenta de Gatitud.

Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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