Julianna Correia y Ievgen Lagunov forman una pareja de baile que conjuga frescura y madurez para obtener un resultado ideal en el ballet El lago de los cisnes, que estos días se representa en el Teatro Coliseum de Madrid. Ambos bailarines asumen los papeles principales de la grandiosa obra de Piotr Ilich Tchaikovsky, que el Ballet de Kiev sube a este escenario de la Gran Vía después de haber estado una semana en el Teatro Tívoli de Barcelona con cálida acogida del público.
Julianna es una joven alemana de 17 años a la que espera un futuro deslumbrante en la danza. Posee envergadura y poderío físico, a pesar de su temprana edad, y confesaba -tras el pase gráfico de la semana pasada- sentirse realmente entusiasmada al afrontar un papel tan relevante en la historia del ballet clásico. En realidad, el papel principal de este ballet contiene dos personajes: la delicada Odette, reina de los cisnes, encuentra el contrapunto en Odile, el cisne negro, con una personalidad mucho más arrebatadora y sexy, como Julianna reconocía con la sonrisa de quien no ha cruzado la mayoría de edad. Ambos papeles son asumidos tradicionalmente por una misma bailarina.
Ievgen Lagunov es primer solista en el Ballet de la Ópera Estatal de Hungría desde 2013, pero antes estuvo ocho en el Ballet Nacional de Ucrania, su país de origen. Interpreta el papel del príncipe Sigfrido y, aunque lo lleva bailando 20 años, confiesa que siempre encuentra algo nuevo en este personaje que se deja llevar por la locura de una oscura seducción.
Cuando Ievgen participó en la Competición Internacional de danza de Sochi (2006) Julianna era prácticamente una recién nacida, hecho que comentan entre risas durante la entrevista a dúo que conceden a 20minutos, casi como una continuación del pas de deux (paso a dos) que bailan en escena con asombrosa compenetración. Ella ha ganado el primer premio de este concurso internacional recientemente.
La amargura de la situación bélica en su país se refleja en la mirada de Ievgen, originario de Donetsk, una de las ciudades en el centro neurálgico del conflicto desde el principio. "Para mí la guerra ya se inició en 2014". La pesadumbre en su semblante contrasta con la mirada cándida de su compañera de reparto, más aún cuando va vestida con tutú y sedas blancas. Qué ajena resulta esta blanca pureza de plumajes a los desastres de la guerra. "Antes de la guerra tenía mucho contacto con bailarines en Rusia, pero ahora no tengo ninguno", reconoce Ievgen con seriedad.
"El Ballet de Kiev es una compañía privada que fundó Viktor Ishchuk en 2017 y se nutre del enorme talento que atesora el Ballet Nacional de Ucrania, la compañía estatal donde Viktor ocupa el puesto de bailarín principal" comenta Ignacio Iturralde, productor de Goldberg, la empresa que ha traído a esta formación ucraniana a España, así como a otras muchas compañías de danza en los últimos años.
Iturralde comenta que estas actuaciones desarrollan tres objetivos muy interesantes. En primer lugar, proporcionar trabajo a unos bailarines ucranianos que no pueden trabajar actualmente en su país; en segundo lugar, ofrecer un espectáculo de calidad con una gran compañía de danza; y, por último, ayudar al pueblo ucraniano a través de Unicef, destinando parte del importe de cada entrada a los niños y sus familias que requieren nuestra contribución humanitaria. "Llegar a una alianza con Unicef es una satisfacción enorme para nosotros. Somos un vehículo para donar 1,50€ de cada entrada a ese fin, y hay que pensar que en 2021, con otra compañía de danza, vendimos más de 60.000 entradas".
Después de las actuaciones en Madrid, que se extenderán hasta el 31 de julio, el Ballet de Kiev afrontará desde octubre a enero una extensa gira por el resto de España que les llevará a casi todas las capitales de provincia: Málaga, Oviedo, Valencia, Bilbao, La Coruña, Valladolid, Cuenca, Toledo, etc. "También llegaremos a otras ciudades más pequeñas pero con equipamientos interesantes -relata Ignacio Iturralde-. En total serán más de cien espectáculos en cinco meses".
Poner en pie este montaje no ha sido fácil porque la ley marcial aplicada actualmente en Ucrania, en principio, impide que los varones en edad militar puedan salir del país. Iturralde nos relata que, aún teniendo contactos de alto nivel y asegurando que todos los bailarines regresarían a su país tras las actuaciones de julio en España, siete de ellos fueron retenidos en la frontera y no pudieron salir de Ucrania. Esto ha requerido contar con sustitutos de países de nuestro entorno, en este caso Italia.
Las funciones de esta gira cuentan con la dirección artística de Ana Sophia Scheller, bailarina nacida en Buenos Aires, que estudió en la School of American Ballet y ha desarrollado una extensa carrera en compañías como New York City Ballet y San Francisco Ballet. Es primera figura de nuestra Compañía Nacional de Danza y en 2019 se unió al Ballet Nacional de Ucrania como bailarina principal. Esa experiencia internacional la hace idónea para asumir el papel de directora en estas funciones tan especiales para el Ballet de Kiev.
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