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Sánchez presume de gestión pese a admitir "errores", se contrapone al PP y llama al PSOE a "meter una marcha más" para ganar en 2023

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de su intervención inicial en el Comité Federal de este sábado.
EFE

Pedro Sánchez no se quita el traje de presidente del Gobierno. No lo ha hecho tampoco este sábado. Su intervención inicial en el Comité Federal que dará luz verde a una revolución en la dirección del Partido Socialista ha durado aproximadamente una hora, en la que el secretario general de los socialistas se ha centrado en advertir de la "emergencia climática" en plena ola de incendios y de la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania. También ha presumido de sus logros, pese a admitir que ha podido cometer "errores", y se ha contrapuesto al modelo del Partido Popular. De los cambios en el partido, que son de gran calado, nada o casi nada, más allá de agradecer el trabajo a las personas salientes. Ni motivos ni razones. Eso sí, ha apremiado al partido a meter "una marcha más" de cara al ciclo electoral de 2023 porque gobernar "no es cruzarse de brazos".

Si con el giro a la izquierda que emprendió con una batería de medidas sociales anunciadas en el Debate sobre el estado de la Nación pareció no dejar hueco a Unidas Podemos y a Yolanda Díaz, con el discurso de este sábado ha enarbolado la principal bandera de otro de sus socios parlamentarios, Más País: la lucha contra el cambio climático. En esta casuística se ha extendido durante un buen rato el presidente. Primero, recordando las dos olas de calor que han asolado el país desde el pasado 15 de junio y que han derivado en varios incendios que han calcinado ya más de 150.000 hectáreas, "lo que representa a toda la isla de Gran Canarias". Pero también asegurando que el Gobierno "no escatimará en esfuerzos" a la hora de lograr recuperar los territorios e insistiendo una y otra vez, como ya hiciera a comienzos de semana, en que la causa de todos ellos es el cambio climático. 

Ha sido en ese momento cuando ha comenzado a presumir de su gestión y a contraponerse con lo que hubiera hecho el Partido Popular si hubiera estado al frente de la Moncloa durante los cuatro años que lleva siendo habitada por Sánchez, en los que ha habido "una pandemia, un volcán, una guerra en Europa y dificultades climáticas". Pese a que ha querido mantener su perfil más empático -palabra utilizada por el presidente en diversas ocasiones- admitiendo haber podido cometer "errores", se ha vanagloriado de "no quedarse de brazos cruzados, como hacían otros". Además, ha abandonado el discurso de enarbolar el miedo a Vox que hizo suyo en 2019 para confrontar directamente con el Partido Popular, que esta semana le ha superado en el CIS por primera vez desde que Sánchez es presidente.

"No vamos a hacer como el PP, no vamos a ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes", ha lanzado. Tras recordar que el Gobierno ha movilizado 30.000 millones de euros para luchar contra la inflación y el resto de consecuencias económicas de la guerra de Ucrania -"el tercer país de la UE que más ha movilizado"-, ha insistido una y otra vez en que, si hay que elegir, él elegirá "a la clase media y trabajadora", ese conglomerado de familias no muy bien definido que el PSOE quiere atraer para volver a ganar los comicios en 2023. Tanto los municipales y autonómicos, como los generales.

"Toca meter una marcha más", ha apremiado Sánchez a las filas socialistas. Unas filas, no obstante, en las que han faltado varios presidentes autonómicos: no han acudido este sábado el andaluz Juan Espadas, el aragonés Javier Lambán, el valenciano Ximo Puig, la balear Francina Armengol o la navarra María Chivite. El castellano-manchego Emiliano García-Page se ha marchado nada más acabar Sánchez su discurso inicial. 

En esa intervención, el jefe del Ejecutivo no ha explicado los cambios que acaba de hacer en el partido, pues ya se encargó de comentarlos con los barones unos días antes, de modo que todo el discurso ha quedado centrado en lo hecho hasta ahora y en recordar el "esfuerzo" que queda por delante. Y ha pedido a las filas socialistas que trabajen "como un equipo".

"Gobernar significa remangarse y afrontar los problemas. No es cruzarse de brazos y esperar a que los problemas desaparezcan. Todo lo vamos a abordar como hemos hecho hasta ahora. Con mucho esfuerzo, con mucho dialogo, con capacidad de acuerdo y con una seña de identidad que es la empatía y el compromiso social. En nombre de los socialistas, me dirijo a los millones de progresistas del país y les propongo que vayamos a por todas", ha afirmado, de cara a las importantes elecciones del año que viene.

Justamente, el Comité Federal de este sábado ha definido el calendario de las primarias que darán a luz a las candidaturas para los comicios autonómicos y municipales de 2023. El proceso comenzará el próximo 20 de septiembre y culminará con la ratificación de los aspirantes a finales de enero.

También se han votado los cambios en la dirección del partido, que Sánchez ha eludido deliberadamente. Solo al final, cuando quedaban cinco minutos para que terminase, ha agradecido su trabajo a Adriana Lastra, hasta el pasado lunes vicesecretaria general; Felipe Sicilia, que ocupaba la portavocía del partido; y a Héctor Gómez, que lo hacía en el Congreso. En su lugar, entran María Jesús Montero, actual ministra de Hacienda; Pilar Alegría, responsable de Educación; y Patxi López como portavoz en el Congreso, en lo que es el giro del partido hacia la Moncloa para "ganar trabajando juntos" las próximas elecciones.

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