Saludar y acariciar a los perros: cómo hacerlo correctamente para que lo disfruten

Un chico agachado acariciando a un perro.
Un chico agachado acariciando a un perro.
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Un chico agachado acariciando a un perro.

Si somos amantes de los animales es muy probable que si vemos un perro por la calle sintamos esas ganas imparables de acercarnos y acariciarlo con toda nuestra buena voluntad, sin embargo, saludar y acariciar a estos peludos no es una tarea tan simple y puede tener repercusiones negativas si no se hace correctamente.

Primero de todo, debemos tener el consentimiento del dueño del can para acercarnos y saludarle, ya que no sabemos qué clase de perro es, si sufre alguna enfermedad o dolencia o si simplemente está en proceso de socialización o adaptación. Una vez hayamos pedido permiso, podremos proceder a acercarnos al animal.

"Nos tenemos que agachar un poco, mirándolo pero no de frente, si no con la cabeza un poco girada ya que es más amable y una de sus señales de calma que no identificará como agresivo", explica Sonia Losada, profesora en activo del curso profesional de Educación canina y Adiestramiento de l’Escola d’oficis de Catalunya y conocida como Xila's Training.

La importancia de agacharse al saludar

Aunque parece una tontería, agacharnos para aproximarnos a los perros tiene una función muy importante. "Con el ejemplo del cachorro se entiende muy bien", explica la educadora canina. "Cuando un perro es pequeñito, si tú estás de pie y él se acerca a saludarte, saltará sobre tus piernas para que le hagas caso y, por supuesto, tú se lo harás, por lo que estás reforzando que, cada vez que ese animal quiera atención, salte sobre nosotros".

"No pasa nada cuando es un cachorro y no pesa pero, si crece y se hace grande y fuerte, hará lo mismo que cuando era pequeño solo que, literalmente, se lanzará encima tuya o de los niños o de cualquier persona que se acerque a saludarle", advierte Losada. "También es importante educar a los perros pequeños a no saltar en estas situaciones, ya que ponen todo su peso sobre sus patas y pueden llegar a hacerse daño y, a la larga, causarle problemas muy graves".

Por este motivo, cuando nos aproximamos a cualquier perro, nuestro primer paso deberá ser agacharnos un poco, para facilitar el contacto y que el animal no necesite saltar para alcanzar nuestra mano en caso de querer interactuar con nosotros.

"Después tendremos que ver si el perro se acerca a nosotros, si acepta nuestra invitación. Si recibimos una negativa, debemos respetarla y no insistir, porque pondría nervioso al animal", comenta Losada. "Y por supuesto, si notamos que está tenso, rígido o muy quieto, aunque se deje tocar, es mejor que le dejemos tranquilo, ya que son claras señales de miedo".

Cómo acariciarles y que les guste

Si tenemos tanto el consentimiento del dueño como del animal, es hora de darle mimos al can. Como todos los animales, tienen partes que prefieren que no se les toque y otras que suelen gustarle mucho. "Yo siempre recomiendo tocar la zona del hombro o el lomo, no en la cabeza o en la cara, porque si se asusta por algo, tiene la mano a corto alcance para morder", comenta la experta."

"Además, el perro tiende a ponerse de costado, para que se lo acaricies", asegura. "Si tenemos confianza con el perro, éste te ofrecerá las zonas que más les guste, entre ellas suelen estar las mejillas, la espalda, se pueden poner bocarriba para que les acaricies el pecho... Lo importante es respetar dónde les gusta".

"La base de la cola de las hembras y la zona del pecho de los machos son zonas erógenas, aunque no mucha gente lo sabe"

La educadora canina explica que, por norma general, las patas, la barriga, la boca y la parte de arriba de la frente "son zonas donde no les suele gustar, aunque hay excepciones, por supuesto". "Una curiosidad es que tienen también partes erógenas que muchas veces tocamos sin saber: en las hembras, es la base de la cola y en los machos es la zona del pecho, que son las dos partes que rozan cuando copulan", cuenta Losada.

Por último, sabremos si al perro le están gustando nuestras caricias y mimos si entornan un poco los ojos, están tranquilos o, si por ejemplo, dejamos de acariciarlos y nos piden que no paremos. "Suelen hacerlo acercándose más a nosotros, dándonos la patita o poniéndola encima nuestra, o lamiéndonos. Es su forma de pedir más amor", concluye la educadora canina.

Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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