Barcelona

La Rambla, el corazón de Barcelona recupera pulso cinco años después del 17-A: "Siempre estaremos agradecidos a la ciudadanía"

Acto conmemorativo del cuarto aniversario de los atentados terroristas del 17 de agosto del 2017, en la Rambla de Barcelona.
Quique García / EFE

La Rambla ya no es la misma a raíz del atentado del 2017, pero tampoco tras la pandemia de coronavirus que eliminó el turismo y la actividad económica, hundió negocios e hizo reconvertirse a otros tantos. Pero esta calle nació para resistir los envites que ha ido recibiendo a lo largo de su historia. Fermí Villar, de la asociación Amics de la Rambla, lo resume en esta frase: "La Rambla tiene tanta inercia vital y es una bola que rueda tan rápido que lo tapa todo. Siempre estaremos agradecidos a la ciudadanía de Barcelona por lo que hizo los días posteriores al atentado, bajando a apoyarnos".

Cientos de personas que hacía meses o años que no transitaban por esta arteria no dudaron en bajar hasta allí los días 19 y 20 de agosto de 2017, explica Villar, "para hacernos una transfusión de vida brutal y recuperar un pulso de actividad que podría haber supuesto una cierta condena para nosotros", asegura a 20minutos.

Pero tiene un reproche para las administraciones: que cinco años después del atentado, la calle más famosa de Barcelona no cuente con ningún protocolo de seguridad y emergencias para casos similares. "Lo llevamos reclamando desde 2018", indica.

Villar se emociona al recordar cómo aquel desgraciado día, los comerciantes hicieron lo que pudieron para minimizar el trauma que supuso dejar a cientos de personas encerradas en sus locales para protegerlas del caos exterior. Pone como caso el de un restaurador que pidió a sus camareros que organizasen a las más de 100 personas a las que cobijaron en su local "por idiomas", para que estuviesen menos aislados y mejor informados y acompañados en una situación "tan traumática" como un encierro obligado tras la persiana de su restaurante.

Pequeño Memorial

Pocas semanas después de aquel 17-A aciago, el Ayuntamiento retiró los cientos de muestras espontáneas ciudadanas de duelo y cariño a las víctimas de lo sucedido que inundaron los 800 metros de calle heridos por el paso de la furgoneta mortal. Y en 2019 se colocó una pequeña placa a modo de Memorial que pasa bastante desapercibida al paseante. Lleva inscrita la frase: "Que la pau et cobreixi, oh ciutat de pau" (Que la paz te cubra, oh ciudad de paz), que fue escogida entre los más de 5.000 textos solidarios que depositó la ciudadanía, y que se acompaña del dibujo Barcelona del artista Frederic Amat, que creó momentos después del atentado.

El consistorio consideró que este fondo debía dejar la calle para que La Rambla fuera recuperándose del golpe, pero no desaparecer, por lo que optó por custodiarlo físicamente en 155 cajas con objetos y 27 con dibujos y documentos a buen recaudo en instalaciones del Museu d'Història de Barcelona (MUHBA) y mostrarlo en Internet a todo aquel que quiera acceder desde la página web notincpor.barcelona.cat.

Esta lleva por nombre una de las frases en catalán más repetidas en los mensajes que inundaron el paseo, 'No tinc por' (No tengo miedo) y que también se coreó con fuerza el 26 de agosto de 2017 en la manifestación de repulsa que congregó a más de medio millón de personas en la plaza de Catalunya.

Son 11.000 documentos que atestiguan la solidaridad mundial con aquella masacre, el 75% de ellos juguetes. Cabe recordar que en aquel atentado hubo víctimas infantiles. Los dos menores que perdieron la vida fueron Xavi Martínez, de tan solo tres años, de Rubí, y Julian Cadman, de siete años, y con doble nacionalidad británica y australiana. Una decena de los 16 fallecidos en Barcelona eran extranjeros, cinco españoles, y uno tenía doble nacionalidad. De los 137 heridos, 105 eran extranjeros.

Se recogieron 4.654 mensajes de solidaridad, 29.000 kilos de flores, 7.838 objetos y el libro de condolencias digital recibió 29.763 escritos. Cifras que dan muestra del dolor mundial y de la herida abierta por lo sucedido aquel 17-A.

Entre los afectados por el aciago episodio terrorista de La Rambla aquel jueves 17 de agosto de hace cinco años se encuentran desde los propios agentes de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra que tuvieron que hacerse cargo de aquella situación extrema en los primeros minutos y que presenciaron imágenes imposibles de olvidar a trabajadores de esta calle universal: quiosqueros, vendedores de flores, de souvenirs, tenderos del Mercat de la Boqueria, comerciantes de las tiendas que flanquean la arteria, turistas, ciudadanos locales... Muertos, heridos físicos y víctimas emocionales conforman este paisaje de dolor.

El silencio y el respeto se apoderarán este 17 de agosto de 2022 de nuevo de La Rambla en homenaje a todos aquellos que no debieron morir aquel jueves de 2017 en una arteria a la que el poeta andaluz Federico García Lorca dedicó en 1935 unos versos imperecederos: "La calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante en brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre: la Rambla de Barcelona". Luego, La Rambla, volverá a latir.

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