Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Al Rey se la tienen jurada

Toma de posesión de Gustavo Preto como presidente de Colombia.
Toma de posesión de Gustavo Preto como presidente de Colombia.
EFE
Toma de posesión de Gustavo Preto como presidente de Colombia.

La desquiciada polémica sobre por qué Felipe VI no se levantó cuando hizo entrada la espada de Simón Bolívar en la ceremonia de posesión del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, demuestra una vez más que al rey, tanto Unidas Podemos como los grupos independentistas, se la tienen jurada. Los morados difundieron un vídeo de unos pocos segundos en que el monarca aparecía sentado para exigirle todo tipo de explicaciones y disculpas por esa "grave ofensa y humillación" al pueblo colombiano. Lo cierto es que Felipe VI sí se levantó cuando la urna que contenía dicha espada abandonó el escenario, pero desde UP prefirieron ignorar ese hecho para despotricar contra el jefe del Estado e interpelar al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, sobre la actitud del monarca. Tanto la ministra Ione Belarra como el portavoz de la formación morada en el Congreso, Pablo Echenique, se precipitaron a lanzar sus dardos sin mayor reflexión, como también hicieron numerosos políticos separatistas. Rápidamente sentenciaron que esa era una reacción típica de "la mentalidad colonialista de los Borbones", escribió en Twitter Nestor Rego del BNG, o que, si no se levantó, según el republicano Gabriel Rufián, es porque el rey "había leído guillotina".

Como se ha visto después, Felipe VI sí se levantó junto al resto de los invitados, pero la presencia de dicha espada no estaba prevista en la ceremonia ni es un símbolo oficial, como la bandera, el escudo o el himno, por lo que en ningún caso podría calificarse de falta de respeto. En realidad, lo que ocurrió es más simple y tiene un aire pintoresco. Petro quería exhibir en su juramente esa reliquia, pero el presidente saliente, Iván Duque, se lo negaba, de manera que, una vez investido en el cargo, ordenó parar el acto para que se la trajeran. Tras unos minutos de receso, soldados con uniforme de gala entraron con la urna de la espada y, tras mostrarla, se la volvieron a llevar. La espada del libertador Bolívar, aunque se ignora si es la auténtica, no estuvo allí como símbolo de la lucha por la independencia frente a la corona española, sino porque en 1974 fue robada por la guerrilla del M19 y, posteriormente, devuelta cuando se firmó el primer acuerdo de paz en 1991. En estos momentos, esa reliquia interpela a la Colombia actual, y no a la historia de liberación frente a España. Nadie en Colombia reprochó la actitud del rey porque in situ vieron cuál fue el desarrollo de los acontecimientos.

Solo desde una mentalidad torturada por un antimonarquismo infantil se ha podido caer en el ridículo de atribuir a Felipe VI una falta deliberada de cortesía. Por otro lado, es absurdo considerar como algunos pretenden que en España pervive un trauma colonial cuando en Madrid abundan los monumentos a los "libertadores" americanos (Bolívar, José de San Martín, Andrés Bello, José Martí, etc.), que en muchos casos fueron ejecutados por las tropas realistas, pero a los que desde hace décadas se les rinde homenaje. La polémica es patética, y solo pone en evidencia que, los de siempre, al rey se la tienen jurada.

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