El pésimo dato de la inflación conocido este viernes, que se dispara hasta el 10,8%, el peor dato desde septiembre de 1984, encuentra como culpables a los 'sospechosos habituales'.
El grupo que más presionó al alza la inflación fue la vivienda, en el que se incluye la energía, que aumenta su variación cuatro puntos, hasta el 23 %, ya que los precios de la electricidad subieron este mes de julio frente a la bajada del mismo mes de 2021. Por el momento, las medidas de recorte energético aplicadas por el gobierno, así como la conocida como excepción ibérica, apenas ha encontrado eco en las cifras.
Le sigue el grupo de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que sitúa su tasa en el 13,5 %, seis décimas superior a la del mes pasado y la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994.
En este apartado, la subida de los productos que cada día compramos en las estanterías del supermercado es dramática: el precio de la leche ha subido un 22,6%, los huevos un 22,5%, los cereales un 20,4%, la carne de ave un 16,3% y el grupo de hortalizas y legumbres llega a subir un 15,5%.
El grupo del vestido y calzado también aumentó sus precios un 5 %, dos puntos y medio por encima de la registrada en junio, lo que se debe a que la bajada de sus precios fue menor que el mes de julio del año pasado.
El único respiro llega desde el sector del transporte, donde se incluyen los carburantes, con una tasa del 16,2% causada por el descenso en el precio de los carburantes. Pese a que este sigue siendo muy superior al del año pasado, en las últimas siete semanas ha descendido.
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