Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Ecologismo de despacho

Desolación.
Desolación.
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Desolación.

La expresión va calando. Algunos perciben el ecologismo de despacho como una realidad perjudicial para la sociedad y ante la que hay que combatir. Pudo verse en algunos carteles de la manifestación de las asociaciones agrarias y rurales del pasado 20 de marzo en Madrid, la han utilizado algunos representantes políticos y, quizá, ha quedado perfectamente definida tras la intervención en El programa de Verano de Telecinco de Roberto Borjas, vecino de la localidad castellonense de Torás, afectado recientemente por un incendio.

En su intervención, cargada de rabia y tristeza, explica con claridad uno de los problemas que tiene la gente del campo en el momento de afrontar la posibilidad de que un incendio se acerque a su casa. No se puede limpiar el bosque y no se pueden cortar los árboles con los que, como explica él, el monte le ha ido ganando terreno a su propiedad. A los que no entendemos el asunto técnicamente nos parece que hay mucho sentido común en el afectado, poca empatía en los dirigentes y que la expresión que da título a este artículo parece pertinente.

El protagonista de esta intervención hace una reflexión más: no le importa si manda un partido o si manda otro. Dice que el problema está en la sociedad. “Nos hemos acomodado”, afirma. Explica que dejamos que otros manden sobre cosas que no entienden con un ecologismo mal entendido que se practica desde los despachos sin conocer el terreno y sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias de algunas decisiones biensonantes y populares.

El ecologismo debe abandonar los despachos, debe volver al método científico y debe escuchar sobre el terreno a la gente que verdaderamente sabe.

Es muy cierto que el ecologismo debe abandonar los despachos, debe volver al método científico y debe escuchar sobre el terreno a la gente que verdaderamente sabe. Cargar las culpas en la cuenta del cambio climático por sistema no es serio. Hay que afinar más, es preciso más rigor y tener un punto de vista más amplio. Además, el ciudadano debe hacer algo más. Carga con la culpa, recicla, cuida, en la medida de lo posible de su entorno, pero se puede hacer más en la acción y en la prevención.

Sería una buena idea que todas las ciudades del mundo se plantearan duplicar el arbolado urbano en un plazo corto de tiempo. Se puede hacer, el ciudadano debe colaborar y es bueno para todos. Nadie debería pasar por este mundo sin plantar una buena cantidad de árboles. Hay demasiada negatividad, todo es siempre catastrófico,  se nos transmite la idea de que no podemos hacer nada y las noticias de este ámbito son siempre malas y con un pronóstico pésimo. Quejarse, sentir rabia cuando te toca, enfadarse y llorar son reacciones normales. Hace falta más. Es preciso subir la moral de la tropa. 

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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