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Por qué debemos potenciar el forrajeo cuando tenemos loros en cautividad

La más simple es el forrajeo de superficie, a la que dedican mucho tiempo en libertad.
Getty Images/EyeEm

Cuando decidimos tener un loro como animal de compañía hay que hacerlo siendo conscientes de los cuidados y tiempo que tendremos que emplear con ellos ya que, lejos de ser una tarea sencilla, cuidar de un ave como esta requerirá de paciencia y muchos conocimientos sobre sus comportamientos lejos de la cautividad. Uno de ellos es el forrajeo, una actividad imprescindible y enriquecedora para cualquier ave psitácida.

"Lo definiríamos como cualquier actividad o comportamiento que esté involucrado en la búsqueda y obtención de alimento. Consiste en buscar el mismo o extraerlo de algún sitio, esos serían comportamientos de forrajeo", explica Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas (conocidas comúnmente como loros) que viven en condiciones de cautividad, así como contribuir a la conservación de aquellas que hacen lo propio en vida silvestre.

Se trata de cualquier comportamiento orientado a la búsqueda de alimento, pudiendo ser el propio vuelo una actividad de forrajeo. "Existen dos tipos, de localización, es decir búsqueda; y de extracción, en los que el animal tiene que esforzarse para obtener el alimento", comenta el experto.

Por qué el forrajeo es importante

"Se trata de una de las actividades básicas que el animal debe expresar. Es innato en el genoma de estos animales, en torno al 60 por ciento de su día lo emplean forrajeando cuando viven en libertad y además, es el comportamiento que más posibilidades tenemos para fomentarlo en cautividad", cuenta Valls. "Es algo que podemos ofrecerles fácilmente y prácticamente sin límites".

Desde un punto de vista físico, los beneficios del forrajeo para los loros son muchísimos. "En cautividad nos encontramos muchas aves con sobrepeso, si éstos se ejercitasen de una u otra forma para obtener el alimento gastarán energía en vez de tenerlo accesible fácilmente en un comedero", comenta el especialista en psitácidas. "Además, el animal estará más musculado y con menos acumulación de grasa".

"Desde el punto de vista mental, también se consigue tener animales más activos y estimulados que tienen más satisfechas sus necesidades y, por tanto, tienen menos comportamientos anormales (como las vocalizaciones excesivas, el picaje, problemas de agresividad o las puestas crónicas). Son más felices y tienen una mayor calidad de vida", insiste.

Pero, ¿cómo podemos fomentar el forrajeo cuando tenemos loros conviviendo con nosotros en espacios cerrados? "Aunque prepararles oportunidades de forrajeo nos cueste tiempo, dinero y esfuerzo, los problemas que nos vamos a ahorrar son mucho mayores", asegura Valls.

Es el comportamiento que más posibilidades tenemos para fomentarlo 
en cautividad

"En cautividad, podemos fomentarlo de muchas maneras, la más simple es el forrajeo de superficie", aconseja. "En una superficie con características irregulares podemos esconderles el alimento para que tengan que buscarlo, ya sea en el propio suelo de su jaula o en bandejas pensadas para esa actividad o en un césped artificial, entre otras ideas".

Otra opción que podemos llevar a cabo es introducir el alimento de nuestro loro en unos cilindros con agujeros en su lateral y como éste va dando vueltas, va saliendo la comida según el animal lo va girando.

"Una actividad que hacemos mucho en el centro es meter el alimento dentro de unos saquitos o paquetitos, es decir, envolverlo con algo que el animal pueda destruir, como papel de periódico, higiénico o de cocina", detalla Valls. "De este modo el loro tendrá que romperlo para obtener su comida".

También bastaría con distribuir su alimento en cinco sitios diferentes, aunque sean de fácil acceso, pero "que el animal tenga que moverse de un comedero a otro para obtenerlo, en vez de tenerlo todo en el mismo lugar", concluye el especialista en aves psitácidas.

Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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