Sánchez, Scholz y Von der Leyen tratan de vencer las reticencias de Macron a una 'minicumbre' sobre el gasoducto por Francia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al presidente francés, Emmanuel Macron, durante la recepción a los jefes de Estado.
Pedro Sánchez y Emmanuel Macron en la Cumbre de la OTAN de Madrid, en julio pasado.
JUANJO MARTÍN / EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al presidente francés, Emmanuel Macron, durante la recepción a los jefes de Estado.

En la UE es bien sabido que de las reuniones en petit comité pueden salir grandes acuerdos. Para bien y para mal, como se está viendo ahora en referencia al gasoducto que España y Alemania quieren hacer pasar por Francia y que París rechaza. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, busca junto a dirigentes de otros países de la UE directamente implicados y la Comisión Europea celebrar una 'minicumbre' a la que Francia todavía no ha dado su visto bueno y en la que se hablaría o directamente se daría un espaldarazo a la construcción del gasoducto que uniría la Península ibérica y Alemania por suelo francés. El encuentro aún no está cerrado ni tiene fecha porque Francia, participante esencial en la reunión, no quiere saber nada de ella.

Junto a Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, insisten en celebrar este encuentro el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro de Portugal, António Costa. Estos tres países están directamente implicados en el proyecto que podría hacer llegar el gas que arriba a los puertos españoles y portugueses hasta Alemania, altísimamente dependiente del gas ruso y que contempla ya el escenario del corte del grifo por parte de Moscú. También aboga por la reunión y, por tanto, del gasoducto por suelo francés, Italia. Si no saliera adelante, este país sería el punto de entrada del gas desde la Península ibérica por el gasoducto submarino que Sánchez apuntó la semana pasada como alternativa si Francia insiste en su negativa. Sin embargo y tal y como apuntan fuentes españolas costaría "tres veces más" que retomar el proyecto del MidCat por Francia y su construcción se demoraría mucho más allá del plazo que ha dado el Gobierno español. Madrid afirma que la parte española podría estar terminada en ocho o nueve meses.

Lo pagaría Bruselas

Para cerrar el círculo entre países que podrían enviar gas natural -España y Portugal- y otros que lo recibirían -Alemania, pero también Italia, que hasta ahora consume también mucho gas ruso-, la quinta patrocinadora de la 'minicumbre' por el gasoducto es la Comisión Europea, lo que implica a ojos del Gobierno español que quedaría claro que la infraestructura será financiada con fondos europeos y no españoles y, en su caso, franceses.

El proyecto inicial que ahora España y Alemania quieren retomar es el llamado MidCat, una idea que Madrid y París desecharon en 2019 porque iba a ser muy oneroso para las arcas públicas de sus dos Gobiernos y porque, por aquel entonces, no veían la necesidad de una infraestructura que iba a ser tan costosa.

En el momento actual, las tornas han cambiado. El Gobierno de Sánchez, que fue el que dio carpetazo español al MidCat, ahora lo ve como una solución a la crisis energética por la previsible falta de gas en otros países de la UE y la expectativas de convertir a España en un "hub" energético. Aunque su intención es que en el futuro también pueda transportar hidrógeno verde, una tecnología renovable que aún no se ha desarrollado, ve en el conducto por suelo francés la manera de hacer llegar el gas natural licuado que puede arribar hasta a siete puertos españoles -y cuatro portugueses- para satisfacer buena parte de la demanda europea.

Fuentes del Gobierno dan por supuesto que ahora la Comisión Europea sí financiará la construcción del gasoducto, puesto que está claro que "existe voluntad política" también por parte de Bruselas para construirlo.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha defendido este lunes una reforma del mercado eléctrico en Europa.

Francia no da su brazo a torcer

Para ello, la Comisión debería declararlo proyecto de interés comunitario, algo que España da por descontado siendo Von der Leyen una de las dirigentes europeas que presiona para que Francia acceda a sentarse a la mesa para hablar de él. Madrid subraya que está en juego no solo una interconexión entre la Península y Francia, sino el abastecimiento de Alemania, la principal economía de la UE. Está en juego, por tanto, una nueva recesión en el bloque comunitario, indican fuentes del Gobierno español, que insisten en que el gasoducto por Francia sería mucho más barato y se tardaría mucho menos tiempo en tenerlo listo, porque recorrería menos espacio que el subterráneo por Italia que Sánchez presentó como alternativa la semana pasada, como una forma de presión más a Francia.

Sin embargo, Emmanuel Macron, no da su brazo a torcer y sigue bloqueando una 'minucumbre' que, sin París, el Gobierno español admite que no tendría sentido. Según apuntan, no hay "buenas expectativas" acerca de que París vaya a cambiar de postura, algo que en Madrid se atribuye, más que a la poca oportunidad que alega Francia, al histórico intento de este país para mantener aislado el sur de los Pirineos, desde las negociaciones de adhesión a la UE de España y Francia que postergó François Mitterrand.

Sánchez en el 'Consejo de ministros' alemán

Así las cosas, Sánchez y Scholz revisarán el estado de la cuestión de la 'minicumbre' sobre el gasoducto en el almuerzo que compartirán este martes en el castillo de Meseberg, a unos 80 kilómetros de Berlín. Será después de la reunión semanal del Gobierno alemán -el equivalente al Consejo de Ministros español-, en el que el canciller ha invitado a Sánchez a participar, para que exponga las principales líneas del Plan de Seguridad Nacional. España ya va por el cuarto -la última versión se aprobó a el pasado marzo- y Alemania se encuentra preparando el que será el primero de que disponga. 

Scholz quiere escuchar de primera mano y al más alto nivel los elementos del plan español, que incluye desde hace años la necesidad de tener reservas estratégicas de petróleo y gas o la lucha frente a amenazas híbridas. Para ello, invitó a Sánchez a exponerlo ante él y sus ministros, en algo que hará este martes y que en el Gobierno se recalca que no tiene precedentes. No solo porque hasta ahora lo normal era "copiar" lo que hacía Alemania y no a la inversa, sino porque nunca antes un presidente español ha participado en un un 'Consejo de Ministros' alemán. 

Sin revelar información con catalogación como secreto de Estado, Sánchez también explicará la estrategia española frente al reto migratorio y, en general, sobre seguridad energética. En Madrid se ve como un "hito" que Alemania pida "recomendaciones" a otro Gobierno, en este caso a España. No se oculta tampoco que la presencia de Sánchez supone un espaldarazo político por parte de Scholz al presidente español en un momento en que España puede recibir mucho gas natural por barco -licuado- del que previsiblemente Alemania tendrá una gran necesidad.

Tras la sesión de trabajo, que se centrará en la Estrategia de Seguridad Nacional, Sánchez y Scholz almorzarán y conversarán de forma más informal sobre otros temas que están sobre la mesa, no solo bilateral antes de la cumbre en Madrid del 5 y 6 de octubre, sino de toda o buena parte de la UE. En un lugar especial estará esa 'minicumbre' por el gasoducto que, menos Francia, todos quieren celebrar.

Redactora '20minutos'

Actualmente cubro la información relacionada con energía, transición ecológica y transportes. Antes, también en 20 Minutos, me encargué de la cobertura sobre la crisis sanitaria por Covid y, previamente, de la información relacionada con Presidencia del Gobierno. Antes trabajé en la revista Tiempo y, en Bruselas, en las agencias Europa Press y Notimex y fui colaboradora de el periódico Levante-EMV, entre otros medios. Soy licenciada en Ciencias de la Información y postgrado en Información Internacional y Países del Sur por la Universidad Complutense. En 2021 terminé un Máster sobre Museología y Gestión de Museos de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

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