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El juez Pedraz y el "error" Esther Doña

La revista Hola publicó la semana pasada una exclusiva en la que Esther Doña y Santiago Pedraz anunciaban una boda fantasma: sus protagonistas habían roto cuando llegó al quiosco. El reportaje que se había hecho semanas atrás y la publicación lo guardó en un cajón para resolver la tan habitual sequía informativa veraniega.

La sorpresa saltó cuando los responsables del noticiario recibieron la llamada del magistrado explicando que lo suyo con la modelo había terminado para siempre y que, por tanto, no habría reconciliación posible ni mucho menos boda.

La Doña jugó al despiste desde entonces. Desconectó el teléfono que tiene para recibir las llamadas de la prensa y buscó la fórmula con sus asesores para salir airosa de un escándalo de dimensiones épicas. No solo porque, por prudencia y responsabilidad, debió avisar con tiempo a quienes le pagan las facturas de una vida prestada, sino porque eran necesarias las disculpas y la explicación.

Las mismas, a su manera, llegaron este miércoles al quiosco, pero dejaron un sabor pegajoso, almibarado y muy alejado de la amarga realidad.

El juez Pedraz no quiere saber nada de Esther y ha explicado a su entorno más próximo que lo suyo fue un error. Parece que él también ha percibido su carácter controvertido y del que Duarte, hijo de Carlos Falcó, tiene claras y rotundas referencias.

Esther ha cavado, metafóricamente, una zanja poco profunda a la que ha arrojado pasados y personas que empiezan a tener problemas de incontinencia verbal. Mientras piensan qué hacer, ella hace tiempo que fondea otros mares y en compañía de otro capitán. Serán las próximas fotografías.

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