Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Un mar borrado del mapa

Por culpa del cambio climático, este lago ha desaparecido literalmente. En la actualidad solo presenta el 10% de su tamaño original y la mayor parte de su capacidad se ha perdido en las últimas tres décadas. Antes era una zona de pesca, ahora es un lugar muerto.
Por culpa del cambio climático, este lago ha desaparecido literalmente. En la actualidad solo presenta el 10% de su tamaño original y la mayor parte de su capacidad se ha perdido en las últimas tres décadas. Antes era una zona de pesca, ahora es un lugar muerto.
Wikipedia
Por culpa del cambio climático, este lago ha desaparecido literalmente. En la actualidad solo presenta el 10% de su tamaño original y la mayor parte de su capacidad se ha perdido en las últimas tres décadas. Antes era una zona de pesca, ahora es un lugar muerto.

Hay muchos que aún niegan la evidencia del cambio climático y sus consecuencias hasta en la orografía en que vivimos. En las escuelas de mi época siempre se estudiaban los nombres de los océanos y mares, entre ellos algunos interiores que costaba localizar en los mapas, aunque despertaban curiosidad. Uno de los más grandes del mundo, ya no está: era el Mar de Aral, en Asia central, que se extendía más de sesenta mil kilómetros cuadrados convertido en frontera entre dos territorios entonces soviéticos, ahora ya independientes, de Kazajistán y Uzbekistán.

Ya no existe: convertido en un ejemplo de que nuestro mundo es cambiante, entre las centrales hidroeléctricas construidas por los soviéticos en los cauces de los ríos que lo alimentaban, los cambios de la meteorología en la zona y la esquilmación de sus recursos naturales, lentamente se fue secando. Hace catorce años ya había perdido dieciséis metros de profundidad, el agua se volvía salada e insalubre para los bañistas, la fauna se iba extinguiendo y los pescadores de la ciudad costera de Moynaq se fueron percatando de que su trabajo era inútil: las redes vacías, atrapadas en barro y residuos.

Hoy el Mar de Aral, uno de los lagos más grandes del mundo, se ha quedado reducido a un charco maloliente

Fue un drama para la gente que vivía de las sesenta mil toneladas de pescado que se enlataban y exportaban cada año. Las olas empezaron a retirarse hacia la parte más superficial hasta desaparecer y dejando detrás un amplio territorio desértico que empezaba a crear problemas al fijar los límites entre los países limítrofes que acababan de obtener su soberanía. Hoy el Mar de Aral, uno de los lagos más grandes del mundo, se ha quedado reducido a un charco maloliente rodeado de un páramo improductivo.

Su superficie está reducida a menos del diez por ciento de la superficie que tenía, muchos turistas lo visitan para contemplar con asombro la desaparición en medio de un paisaje desolado y desierto en el que no queda ni rastro de lo que ha sido aquel hermoso paisaje ni volverá a ser. Los nativos de los alrededores sufren haber perdido su sustento y van teniendo que emigrar a otras regiones, en los atlas modernos algunos geógrafos ya han empezado a borrarlo en espera de que se dé un nombre al amplio territorio despoblado e inerte que fue su lecho.

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