Àngel Casellas, etólogo: "Humanizar a los perros es un factor de riesgo para problemas como ansiedad por separación o agresividad"

Un perro con su juguete.
Un perro con su juguete.
GTRES
Un perro con su juguete.

La sociedad en la que vivimos está avanzando en pasos agigantados en materia de protección animal. Cada vez nos preocupamos más por sus derechos y por su bienestar, el mercado se enfoca en crear productos para que estén cada vez más felices y sanos y las leyes cambian a favor de su protección. Sin embargo, el que los perros se conviertan cada vez más en uno más de nuestra familia, no siempre trae consigo resultados positivos, ya que se pueden generar conductas negativas a raíz de su humanización.

Ejemplo de esto es la ansiedad por separación o la agresividad por conflicto social. "La sobrehumanización es un factor de riesgo para esos problemas de conducta, pero no es una causa-efecto, ya que hay otros muchos factores que influyen en el comportamiento", explica Àngel Casellas, etólogo y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya).

La predisposición genética u hormonal, su socialización, experiencias y educación son algunos otros factores que pueden influir en la conducta de un perro. Entonces, ¿por qué relacionamos la ansiedad por separación o la agresividad por conflicto a un exceso de humanización en los perros?

El etólogo y profesor de la UOC cuenta que "la ansiedad por separación tiene como base el hipervínculo con el propietario, lo que puede verse potenciado por la sobrehumanización, ya que el perro sufre cuando se queda solo". 

"Para solucionar este problema, se debe disminuir ese hipervínculo variando las pautas de interacción con los propietarios y hacer ejercicios de desensibilización sistemática 'enseñando' al perro a quedarse solo de forma progresiva",  detalla el experto. "También hay productos como feromonas tranquilizantes, juguetes o incluso mediación, en algunos casos, que pueden formar parte de ese proceso".

Por otro lado, en el caso de un conflicto agresivo, "puede venir por la percepción del perro de ser 'el rey de la casa' y ocupar 'espacios de personas'". "Por ejemplo, si dejamos que el perro suba a la cama o al sofá, ¿qué pasará cuando le digamos que se baje porque queremos intimidad de pareja o invitados?", pregunta Casellas. 

"Puede que el perro se baje y lo acepte, pero también es posible, incluso probable, que el perro no quiera abandonar este espacio tan confortable y se resista o incluso de señales de aviso o incluso agresividad por protección de un recurso valorado por el mismo", responde el experto.

El amor a los perros pasa muchas veces por humanizarlos pero debe haber límites y los roles deben estar definidos

No obstante, solucionar este problema es algo mucho más complejo y variado, según explica el etólogo. "Se debe reducir el riesgo, enseñar a los propietarios a identificar las señales de aviso y, a partir de ahí, personalizar las pautas de tratamiento según la agresividad del perro, tamaño, si hay personas vulnerables en casa...", detalla.

Sabiendo todo esto, ¿tendríamos entonces que intentar evitar la humanización de los perros? Para Casellas que lo hagamos es algo "normal" ya que en la mayoría de los casos, los perros entran a formar parte de nuestro núcleo familiar y "el amor a los perros pasa muchas veces por humanizarlos".

"El problema es el exceso", asegura. "El perro debe ser querido y satisfacer sus necesidades de salud, de afecto, de actividad... Pero tiene que ser el perro. Eso pasa por limitar espacios, priorizar a las personas y ponerlos límites".

Al final, la educación de un perro no es tan diferente de la educación de los niños, según el etólogo. "Debe haber amor pero también límites y los roles definidos. De la misma forma que los niños no deben asumir el rol de padres dentro de la familia, el perro no debe asumir el rol de la persona", concluye.

Inés López
Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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