Los campos siguen llenos de peligrosas espigas: qué hacer si a tu perro se le clava alguna

Un perro paseando junto a su dueña por el campo.
Un perro paseando junto a su dueña por el campo.
WILL EAMES / PIXABAY
Un perro paseando junto a su dueña por el campo.

A pesar de que el tiempo se va tornando cada vez más otoñal y de que el verano está a punto de finalizar, nuestras mascotas todavía están expuestas a algunos de los peligros que trae consigo el calor. Los campos aún siguen amarillos y por ello siguen habiendo espigas en ellos, por lo que, hay que seguir teniendo cuidado con los paseos de nuestros perros en zonas naturales y secas.

Así lo ha recordado la Policía Nacional en un tuit en el que advertía de las espigas pueden ser muy peligrosas si se clavan en alguna parte del cuerpo del animal. "Mucha precaución con tu mascota cuando la saques a pasear por el campo", se lee en el tuit.

Y es que ese momento de de diversión y exploración de la naturaleza puede terminar en un día en el veterinario si nuestro amigo de cuatro patas se lleva a casa clavada alguna que otra espiga. Pero, ¿es tan peligroso que nuestro peludo se clave estas pequeñas plantas?

"Las espigas, que suelen tener forma de flecha o de arpón, se adhieren con facilidad al pelaje de los perros y pueden causar desde pequeñas heridas hasta clavarse en diferentes zonas de la piel del animal, incluyendo orificios donde su extracción es aún más difícil", explican los expertos de Kiwoko en su blog Mundo Animal.

Cuidado con la nariz, el oído y las patas

Al tratarse de un cuerpo extraño que no se ve a simple vista, las espigas suponen un riesgo para la salud de nuestros perros, especialmente cuando éstos no presentan ningún síntoma de manera temprana, casos en los que se puede generar una infección. Por ello, tendremos que intentar inspeccionar a nuestro perro tras los paseos, prestando más atención en la nariz, el oído y las patas.

"Dado que los perros se mueven guiados por el olfato, es común que las espigas se introduzcan por accidente en sus orificios nasales. Llegan hasta ahí tras ser aspiradas durante la exploración olfativa que realiza el animal en sus paseos", cuentan los expertos de Kiwoko. "Un perro con una espiga clavada en su nariz puede manifestar síntomas de picor y un estado de nervios provocado por la necesidad de rascarse".

Otros síntomas que puede presentar nuestro perro si una espiga se ha quedado en su nariz son unos estornudos constantes (o intentos de estornudo fallidos), así como presentar moqueo y secreción nasal con restos de sangre.

"Debido a la profundidad a la que puede estar clavada la espiga en la nariz del perro, es probable que sea necesaria la anestesia del perro para explorar sus cavidades nasales", advierten desde el blog Mundo Animal. "En caso de encontrar dicha espiga, haría falta un otoscopio y unas pinzas para extraerla y, después de la intervención, antibióticos y antiinflamatorios para tratar la infección que haya provocado la espiga".

Las espigas en el oído en la mayoría de los casos generan una otitis que suele presentarse inflamada y con secreción

Si, por otro lado, nuestro perro tiene clavada una espiga en el oído, el perro notará mucho dolor. "Sacudirá la cabeza, inclinando ésta hacia el lado que le duele. Además, cabe destacar que aquellos perros que tienen las orejas largas y caídas tienen más predisposición a sufrir esta afección", señalan los expertos de Kiwoko.

"En la mayoría de los casos se genera una otitis que suele presentarse inflamada y con secreción y hasta el propio rascado del animal en un intento por aliviarse puede causar heridas en la zona", añaden. "En los casos más graves, la espiga puede llegar a perforar el tímpano y la sordera del perro puede llegar a ser irreversible".

También es habitual que nuestros perros se claven espigas en las patas, especialmente en los espacios interdigitales y en las almohadillas. "Al penetrar en su piel, la espiga puede quedarse en el tejido subcutáneo, provocando infecciones que se manifiestan con la aparición de bultos y abscesos en la piel", cuentan desde Kiwoko.

"En estos casos, el animal se lamerá con más frecuencia de lo habitual la zona afectada, por eso es importante extraer la espiga y tratar la posible infección que esta haya ocasionado", aconsejan.

Cuándo y cómo retirar las espigas

Aunque hay que tener cuidado con estas zonas, no son las únicas expuestas a las espigas. Éstas también pueden introducirse en el tracto respiratorio y digestivo, en los ojos, en las axilas y en el aparato urogenital, en cuyos casos deben ser siempre tratadas por un veterinario.

Si, por el contrario, encontramos una espiga en una parte expuesta del cuerpo del perro y que solo está clavada por la punta, sin mostrar signos de infección, podemos extraerla nosotros mismos. "Hay que retirar el pelo de alrededor, desinfectar la zona y extraer cuidadosamente la espiga con la ayuda de unas pinzas", detallan los expertos de Kiwoko.

"Es importante que la espiga salga entera y sin romperse. De no darse ninguna de estas situaciones, es preferible acudir al veterinario para una exploración adecuada", añaden. "En cualquier caso, la mejor estrategia es la prevención: evitar lugares con gran cantidad de espigas y examinar el cuerpo del animal tras volver del paseo".

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