David Serrano, 1975, Madrid.
Aunque le da cierta vergüenza cuando se lo digo, es la verdad. David Serrano es "el rey de los musicales", y "el rey Midas" también, porque todo lo que toca lo convierte en oro. Todo empezó con El otro lado de la cama, una comedia musical que se estrenó hace ya 20 años y con la que rompió todos los esquemas cosechando un éxito inusitado.
Y desde ahí ha sido un no parar. "Estuvimos moviendo el guion durante casi tres años y al final quienes la produjeron tuvieron que mentir a sus jefes porque no querían que se hiciera", confiesa. Y es que admite que esto del éxito es algo muy raro, "viene cuando menos te lo esperas", aunque él, a estas alturas, ya esté más que acostumbrado a sus visitas.
Director de musicales como Grease, Mamma Mía, Hoy no me puedo levantar y una lista interminable que rematará en solo unos días estrenando Matilda. Por eso lo de sacarle fuera de contexto es complicado, bueno, de contexto y del mismo teatro: "No he tenido vacaciones, trabajo mucho, pero afortunadamente me gusta mucho trabajar".
Y es que, en su caso, trabajo y vida se dan la mano, tanto, que su última película musical, Voy a pasármelo bien, es casi autobiográfica. Un filme basado en la música de los Hombres G y un auténtico paraíso para los nostálgicos ochenteros. "El personaje principal se llama David porque es mi vida, la chica de la que se enamora es el verdadero nombre de mi primer amor", asegura.
Y esto solo lo puede hacer un nostálgico como él, una película trufada de camisas de tergal, flautas dulces en clase de música, cursos de guitarra CCC o expresiones como 'alucina vecina', pero eso sí, una película que disfrutan todas las generaciones: "Es muy similar cómo encarábamos el amor a finales de los 80 y cómo se hace hoy en día".
Todos tenemos mucho cuidado con lo que escribimos para no herir susceptibilidades
Sin barreras generacionales en el amor, pero sí en el humor, admite que "todos tenemos mucho cuidado con lo que escribimos para no herir susceptibilidades". "Es un poco autocensura, pero a veces tampoco está mal", y añade: "No va a sufrir tu obra un cataclismo por no contar determinadas cosas".
El cataclismo viene si le pido que cante porque "en casa del herrero, cuchillo de palo", ya se sabe: "Me gusta mucho el karaoke y me canto Julio Iglesias, me flipa, pero no, no te voy a cantar".
Lo de subirse a un escenario lo deja para otros: "Por eso dirijo, la vida del bailarín es extremadamente sacrificada…, lo de ser actor y bailarín en España es un tema, hay que tener una vocación muy grande".
Y seguirá dirigiendo, porque para él es la mayor aventura, de las otras no quiere saber nada: "Antes te canto que hacer parapente". Pues eso, que es casi imposible sacarle fuera de contexto.
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