Los detalles escondidos con los que el rey Carlos III rindió homenaje a su madre en su primer discurso: "Para mi querida mamá..."
El rey Carlos III se ha dirigido a la nación este viernes por primera vez desde la muerte de la reina Isabel II. Lo ha hecho en un tono solemne, en el que sin embargo ha escondido varios guiños y detalles en homenaje a su difunta madre, a la que llegó a referirse como "mamá".
El discurso se ha desarrollado desde el Salón Azul del Palacio de Buckingham, uno de los espacios principales de la familia real, desde donde algunas veces la reina dirigía su mensaje por Navidad.
El nuevo rey apareció vestido de negro, como exigía la ocasión, pero ello no impidió colar algunos detalles. El más evidente fue la foto de una reina Isabel sonriente, colocada a su izquierda sobre el escritorio.
Se trata de una imagen tomada en 2010, durante una visita a productores locales en Kirkcudbright, Escocia. En ella, Isabel aparece vestida en colores azules muy vivos, y con un sombrero adornado con una flor roja.
Perritos jugando, flores...
A la derecha del monarca había un pequeño jarrón con flores de arvejilla y romero, plantas muy queridas por la reina y con las que suele recordar a los fallecidos.
Pero el vaso escondía un significado aún más cercano a la desaparecida reina: en la base figuraban tres corgis jugando, los perros preferidos de la monarca, de los que tuvo más de 30 ejemplares a lo largo de su vida.
El primero de ellos lo tuvo con solo 18 años, se llamaba Susan e incluso se lo llevó de luna de miel tras la boda con Felipe de Edimburgo. También tuvo dachsunds o perros salchicha, e incluso los cruzó con corgis para crear dorgis. Siguió teniendo ejemplares de ambas razas durante su vida.
Al final de su discurso, Carlos III quiso hacer un recuerdo más cercano de su madre, a la que se refirió familiarmente. "Y para mi querida mamá, al comenzar tu último gran viaje para reunirte con mi amado papá, simplemente quiero decir: gracias".