La presentadora Silvia Jato tiene un carácter arrollador, natural y carismático, tres características que son imprescindibles para llegar al público televisivo. Ahora, la profesional prepara el que será su nuevo programa, La la la, un concurso musical de talentos que estrenará Telemadrid. 

El jurado encargado de valorar las voces de los aspirantes de La la la estará formado por los cantantes Lorena Gómez, Dani Diges y el coreógrafo Poty. La productora Backstage va a iniciar en los próximos días la grabación del programa. 

La nueva versión de 'MasterChef' que se hace en otros países pero que el jurado español no quiere hacer: "No abriremos ese melón"

De los 600 aspirantes que se presentaron a los castings, sólo 96 pasaron el primer corte. Ellos serán los escogidos para participar en el programa y enfrentarse a las opiniones y el veredicto del exigente jurado de La la la. 

Silvia Jato presentó su nuevo formato en el FesTVal de Vitoria, donde además habló con la prensa de otro de los programas que ella encabezó, Pasapalabra, que inició su andadura hace más de 20 años en Antena 3, de donde pasó a Telecinco y de nuevo ahora a Antena 3, donde cada tarde hace audiencias millonarias. 

Pero no siempre fue un gran éxito, pues le costó arrancar, según ha revelado la presentadora. "Pasapalabra es un formato que funcionó en el momento en el que descubrimos la manera de hacerlo". 

"En verano [cuando estrenaron] no nos comíamos un colín. Nos iban a cortar la cabeza. Yo veía que en septiembre no repetíamos, que volvía Alta Tensión y nosotros decapitados", rememoraba Jato.

"Pero al final la que lleva la sangre del programa [ella] dijo 'yo quiero hacer este programa de esta manera, me dejáis, me dais un mes?' Y el programa remontó", explicaba la presentadora. 

"Un mismo contenido, porque las pruebas eran las mismas, pero girando la manera de interpretarlo". ¿Y qué hizo para dar aquel giro de tuerca? "Propuse una vuelta para hacerlo más rápido, el programa era lento. En Italia es así, lento. Pero a mí me dio la locura mental y me quité el pinganillo y dije 'a tomar por saco'. El director dijo que sí, que lo siguiera haciendo", y el resto es historia de la televisión.

"Eso fue mío y así el Pasapalabra cogió una identidad. Muchas veces se pulen programas sin dejarles tener identidad. Los programas necesitan emisión y que el presentador se de cuenta de hasta donde puede llegar y qué pueden aportar", teorizaba sobre la tele.

"Un formato se puede interpretar y darle la forma que consideras que hay que darle. Los formatos tienen vida", hacía ver la presentadora.