La guerra cambia el paso con la contraofensiva exitosa de Ucrania en el este y una presión interna cada vez mayor sobre Putin

Un militar ruso lanza un cohete antitanque en Jersón, Ucrania.
Un lanzamiento de un cohete por parte de un militar ruso en Jersón.
RUSSIAN DEFENCE MINISTRY PRESS S
Un militar ruso lanza un cohete antitanque en Jersón, Ucrania.

"¿Sin energía o sin vosotros? Sin vosotros. ¿Sin comida o sin vosotros? Sin vosotros". Con ese mensaje, Volodimir Zelenski avisó a Rusia de que Ucrania se mantiene en pie en la guerra mientras avanza en su contraofensiva en el sur y en el este. De hecho, este lunes las tropas de Kiev anunciaron que habían recuperado unos 500 kilómetros en la zona meridional, liberándolos de las tropas rusas. Asimismo, anunciaron que por ese camino mataron a más de 1.800 "invasores rusos en el sur de Ucrania". En el otro lado, los hombres de Putin tratan de hacerse fuerte en la central de Zaporiyia, y supeditan cualquier movimiento a que Ucrania "pare sus ataques".

El conflicto, tras muchos días enquistado, no solo se ha retomado a nivel de intensidad, sino que ha cambiado en cierto modo de dirección, con las tropas de Zelenski ahora marcando el paso. Según las cifras facilitadas por el propio Ejército, en las últimas semanas, Ucrania destruyó en el sur del país "más de 500 unidades de vehículos blindados, 122 tanques, dos aviones, dos helicópteros y unos 10 misiles de crucero". No obstante, subrayó, "los rusos, para aumentar la presión psicológica, continúan bombardeando estos territorios". "Realmente continúan bombardeando la región de Mykolaiv (cerca de Jersón), y en particular las áreas pobladas a lo largo de la línea del frente", denunciaron.

Moscú, mientras trata de recomponerse, vende la recuperación por parte de Ucrania como una retirada voluntaria, y juega con la baza nuclear al mantener el control de la central de Zaporiyia. Y ahí los de Putin no van a recular. "Actualmente no estamos sopesando la idea de una retirada. Estamos hablando de lo principal, forzar a la parte ucraniana a dejar de lado el bombardeo bárbaro de objetivos en la zona en la que se encuentra la central, que podría tener consecuencias tristes y catastróficas", explicó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Eso sí, las fuerzas prorrusas reconocen que la situación en el Donbás "es difícil" ahora mismo.

En este nuevo capítulo de la invasión, la respuesta de Moscú ha pasado, según las denuncias de Kiev, por atacar infraestructuras clave para Ucrania, algunas de la cuales suministran de energía a muchas zonas civiles. Eso es lo que sucede en Jarkov, pero también en Odesa, Sumi o Dnipropetrovsk. "Es una despreciable y cínica venganza de la agresión rusa por el éxito de nuestro ejército", denunció precisamente el alcalde de Jarkov tras los movimientos rusos. Y en Zaporiyia, por ejemplo, los asentamientos prorrusos reciben suministro energético de Crimea. "Toda la región de Zaporiyia, liberada del nazismo, ahora recibe energía de Crimea, tenemos electricidad estable. No tenemos cortes exceptuando fluctuaciones menores", explicaron las autoridades de la zona. Eso sí, los efectivos rusos han avisado de "una gran ofensiva" de Ucrania para retomar el control de la central.

Mientras, Putin también tiene que enfrentarse a que más de 80 concejales de algunas ciudades, entre ellas Moscú y San Petersburgo, hayan pedido su dimisión por el "fracaso" en Ucrania. Entre otras cosas, le acusan de forzar la huida de muchos ciudadanos "inteligentes y trabajadores" y creen que con él en el poder "todo ha ido mal", además de haber incumplido sus promesas. "En países donde se cambia de gobierno de forma regular, la gente tiende a vivir más y mejor que en aquellos lugares donde los líderes se van con los pies por delante", añaden en el texto, pidiendo más libertad política.

"Hemos sido testigos de un desastre de Rusia en todo el oblast de Jarkov, y lo importante es que se han dejado dos enclaves importantes para ellos, que son Kupiask e Izium, que tardaron cuatro semanas en tomarlo", cuenta a 20minutos Pablo del Amo, coordinador de Descifrando la Guerra. "Era la zona más conflictiva para los rusos, pues era un frente muy estrecho". Ahora Rusia, según su Ministerio de Defensa, "va a centrar sus esfuerzos en Donestk, pero es más complicado después de haber perdido Izium. Y si Moscú va a poner los efectivos que tenía en Jarkov en Donetsk, los ucranianos van a hacer lo propio", añade.

Por su parte, Álvaro de Argüelles, analista en El Orden Mundial, sostiene que la clave está "en la ofensiva ucraniana en Jersón, que es algo que Ucrania llevaba semanas anunciando a bombo y platillo, con una intención de confundir a los rusos pero sin que eso quiera decir que es algo irreal". Rusia, dice, "no se podía arriesgar a que fuera un farol, porque Jersón es la primera línea de defensa de Crimea", y por eso Moscú "movilizó a miles de soldados hacia el sur". Así, las tropas de Kiev se movieron hacia otras zonas tras esta maniobra de 'despiste'.

Rusia, con todo, tiene que volver a empezar. En ese sentido, el líder de la región rusa de Chechenia, Ramzan Kadirov, ha anunciado este lunes el regreso de sus tropas al territorio de Ucrania, y en concreto a Donetsk, para participar en el conflicto del lado de Rusia. Los altos mandos decretaron el final del periodo "de vacaciones" concedido a sus militares después de que participasen en la toma de Mariúpol, Severodonetsk, Lisichansk y otras ciudades del este ucraniano. "Esperen grandes resultados de nuestros luchadores en la línea del frente", comentaron, conscientes de que el conflicto se le está complicando al Kremlin.

Que la guerra se recrudezca (de nuevo) eleva el riesgo de desastre, y el OIEA avisa de lo que puede pasar. Su director, Rafael Grossi, insiste en la necesidad de crear "una zona de seguridad" en torno a la central nuclear más grande de Europa, para lo que se necesita una colaboración entre Rusia y Ucrania que por ahora es inexistente. "Mi equipo de expertos y yo hemos podido observar las posibles consecuencias de los ataques, que aumentan el peligro de que se produzca un accidente nuclear", esgrimió un preocupado Grossi, que pide que el personal de la planta "pueda desempeñar su trabajo sin presiones".

¿Y la vía diplomática? Completamente bloqueada. Es, de hecho, inexistente. El fin de semana pasado Putin habló con Emmanuel Macron y le advirtió de las "consecuencias catastróficas" que tendrían más ataques ucranianos. La conversación no dio más de sí y el país que se erige como mediador de facto es Turquía. Así, Putin se reunirá con Erdogan esta semana en Uzbekistán y la idea de Ankara es convencer al líder ruso de que pueda mantener un encuentro con Volodimir Zelenski en territorio otomano. Además, la preocupación turca es que se respete el acuerdo de exportación de cereal, alcanzado hace meses y que no ha estado exento de acusaciones y polémicas.

Por otro lado, desde este lunes ya está en vigor la restricción por parte de la UE a la concesión de visados para ciudadanos rusos. Ahora el proceso puede alargarse hasta mes y medio en algunos casos -frente a los 10 días que tardaban hasta ahora- y el precio pasa a ser de 80 euros y no de 35. Esa medida incluye cierta flexibilidad para que los Estados miembros endurezcan su veto, y así lo han hecho los gobiernos de Estonia, Letonia, Lituania y Polonia que ya anunciaron una prohibición "temporal" de entrada a estos países de ciudadanos rusos. Putin, en cambio, aseguró que la ofensiva económica de Occidente contra Rusia "no ha funcionado". Además, la Unión no reconoce los resultados de las elecciones rusas en Crimea y Sebastopol, anexionados ilegalmente en 2014.

La guerra en Ucrania ya sobrepasa los 200 días, y Zelenski mantiene que la moral de los suyos está por las nubes mientras Rusia se recompone tras la contraofensiva ucraniana. "En estos 200 días hemos logrado mucho, pero lo más importante y, por tanto, lo más complicado, está por llegar", expresó el presidente, que además dijo que sus tropas "escriben la historia de la independencia, la historia de la victoria".

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