La decisión de Harry y Meghan sobre sus hijos tras la muerte de Isabel II

Estaban en Reino Unido por motivos filantrópicos, de ahí que decidieran que sus hijos se quedasen en Estados Unidos, ya que no les gusta someterlos tan pequeños a ese trajín de aviones y vuelos continuados. Pero entonces falleció Isabel II y Carlos III ascendió al trono de Inglaterra y las cosas han cambiado: es mucho tiempo para el príncipe Harry y Meghan Markle separados de sus hijos.

Los duques de Sussex han tomado la decisión, dado que su abuela era uno de los miembros de la familia real británica con los que mejor se llevaba el pequeño del nuevo rey, así como por el cariño que están recibiendo estos días de quienes se acercan a darle el pésame, de quedarse en el país hasta que finalice el luto real, según han informado desde el diario The Telegraph.

Es decir, prácticamente lo que resta de mes, pues el luto real acabará una semana después del funeral de estado que se celebrará el próximo lunes 19 de septiembre en Londres. Y eso ya supondría mucho tiempo alejados de sus dos hijos: Archie, de tres años, y Lilibet Diana, de uno.

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Estos permanecieron, al cuidado de Doria Ragland, madre de Meghan Markle, en su casa de Montecito, en California, pero que su estancia se haya alargado mucho más de la semana inicialmente prevista está haciendo que los duques se planteen si no sería apropiado que sus dos hijos y Doria viajasen a Reino Unido para no estar tanto tiempo separados.

Además, apuntan desde algunos medios que para esta decisión de quedarse en suelo británico casi todo el mes habrían tenido muy en cuenta la mención que les hizo el rey en su discurso y habría pesado bastante la reconciliación y el entierro del hacha de guerra que han vivido con parte de los Windsor, especialmente con los duques de Cornualles y Cambridge, el príncipe Guillermo y Kate Middleton.

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Sobre todo a raíz del paseo conjunto de ambos matrimonios por delante de Buckingham Palace, un gesto para el que el heredero al trono tendió la mano a su hermano y cuñada para que se unieran a él y su esposa después de que el propio Guillermo hablase con su padre, el rey Carlos III, por teléfono.