Cisma en las Kardashian. Al menos, en lo que se refiere a lo crematístico. Porque una cosa es haya siempre que estar innovando y sacando nuevos negocios y otra hacerse amiga del enemigo de tu hermana. Y eso es lo que está ocurriendo hoy por hoy entre Kourtney Kardashian, la empresa Boohoo y la más mediática de la familia, Kim Kardashian.
Acaba de terminar la semana de la moda de Nueva York pero en ella se ha dado una de esas polémicas que requieren de una rápida solución entre ambas hermanas. Y es que Kourtney ha decidido presentar en dicho marco una colaboración con la marca Boohoo, la tienda de moda low cost y de rápida creación que tanto ha criticado su hermana.
El sistema que promueve Boohoo ("Estamos disponibles 24 horas al día, 365 al año y siempre aportando algo nuevo", era su carta de presentación online) es incompatible, según sus propios fans, con lo que promueve Kourtney a través de su blog, Poosh. Esto es: ropa y complementos libres de plásticos o de químicos en los productos de limpieza y de belleza, así como un miramiento especial por el consumo responsable y el respeto por el medio ambiente.
Aunque Kourtney ha salido al paso asegurando que la idea de la empresa es la de que ella sea la punta de lanza como embajadora sostenible, también ha explicado que darle la espalda al modelo fast fashion que lleva a cabo la compañía es descuidar el problema, que no va a desaparecer así como así, como ha explicado en un post en Instagram ante sus casi 200 millones de seguidores, asegurando además que está abierta a escuchar consejos de expertos en la materia.
Sin embargo, no hay mención alguna a su hermana Kim Kardashian. ¿Por qué? Porque a buen seguro que ella desaprueba esta alianza. La empresaria de 41 años ya criticó en su momento con dureza a este tipo de compañías de fast fashion, en especial Boohoo, que han llegado a poner a la venta en muy poco tiempo copias de las prendas que ella luce a precios bajísimos.
O Fashion Nova, que en solo 24 horas había puesto a la venta un clon del vestido de Thierry Mugler de 1998 que ella llevó en la gala de los Hollywood Beauty Award de 2019. Y no hay que olvidar que Kim le ganó a una de estas empresas, la británica Missguided, una demanda de 2,7 millones de dólares por replicar su vestimenta de pies a cabeza y ponerla a la venta gracias a fotografías tomadas por paparazzis.
Habrá que ver si esta colaboración de Kourtney no dura mucho menos de lo esperado por la actuación de Kim o si es verdad que consigue cambiar los parámetros y las preferencias de la cadena de ropa rápida y barata, con la explotación que eso conlleva.
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