Beatriz Gómez Gil Maestra de Educación Especial
OPINIÓN

"El tiempo es cerebro"

Un niño leyendo.
Aunar la ciencia con la educación es clave para un avance firme en la evolución de estos niños
GTRES
Un niño leyendo.

"El tiempo es cerebro" es una frase asociada típicamente al ictus que alude a la importancia de una detección y una actuación rápida, ya que cuanto antes sea detectado, menor será la cantidad de tejido que puede verse afectado por este accidente cerebrovascular, así como las secuelas en el paciente que lo ha sufrido. Este lema, que formó parte de diversas campañas de concienciación sobre el ictus, ha sido reivindicado de nuevo por el Dr. Antonio Gil-Nagel Rein en las III Jornadas Neurocientíficas y Educativas enfocadas a Enfermedades Neurológicas Infantiles y Trastornos del Lenguaje organizadas en Madrid por la Fundación Querer.

En esta ocasión, se retomó para poner el foco en la importancia de la detección temprana de la epilepsia y de otros trastornos neurológicos de forma que se evite o se disminuya el deterioro cognitivo que llevan asociados. De igual modo, se destacó su necesidad para la correcta implantación de un tratamiento médico/farmacológico y neuro rehabilitador.

La Fundación Querer, institución sin ánimo de lucro dedicada a la educación, investigación, difusión y concienciación social de las enfermedades neurológicas y trastornos del lenguaje -entre otras patologías- que padecen algunos niños con necesidades educativas especiales, aboga por la defensa de la educación especializada y la existencia de los colegios de educación especial como centros de alto rendimiento para estos pequeños.

He tenido el placer de asistir a estas Jornadas y constatar de primera mano el altísimo nivel de sus ponentes y la labor que desde la Fundación llevan a cabo con una profesionalidad exquisita. Aunar la ciencia con la educación es clave para un avance firme en la evolución de estos niños, del mismo modo que lo es la exigencia de una alta formación y especialización técnica de los profesionales que los atienden en sus colegios.

Con la aprobación de la LOMLOE se promueve convertir los colegios de educación especial en centros de recursos. Esto ha generado mucha incertidumbre en las familias que tienen escolarizados a sus hijos en ellos. De igual forma, se apoya la visión de la educación inclusiva como la necesaria transformación que deben experimentar las escuelas ordinarias para acoger en ella a todos los alumnos, independientemente de su condición médica o su grado de discapacidad. Visión esta que se defiende desde algunas cátedras universitarias y activistas pro-inclusión como una suerte de justicia social para liberar a estos alumnos de la opresión que sufren a través de discursos y narrativas emergentes que hablan de resistencia, interseccionalidad, capacitismo, etc.

Frente a estos postulados, El Cole de Celia y Pepe -proyecto estrella de la Fundación Querer- se ilumina como un faro liderando un proyecto educativo innovador de calidad que aglutina en las aulas educación y clínica, que promueve la investigación en neurociencia, neurología y genética en sus propios alumnos, que genera conocimiento exportable a otros centros educativos y que habla sin tapujos de enfermedades neuropsiquiátricas y no de condiciones sociales. Todo ello para que estos niños sean reconocidos y reciban financiación que permita estudiar sus enfermedades y avanzar en su prevención y cura, así como en los tratamientos más innovadores con visión holística y multiprofesional lo que redundará en actuaciones pedagógicas fundamentadas en estudios y evidencias científicas.

Mi enhorabuena por ello a todos los integrantes de su comunidad educativa.

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