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Comprar ropa de segunda mano y venderla 'online', el negocio de los 'resellers': "Empecé a ingresar 2.000 euros al mes, estaba flipando"

Comprar ropa de segunda mano y venderla 'online', el negocio de los 'resellers'.
Pixabay

Rebuscan en mercadillos y tiendas de segunda mano, compran las prendas adecuadas por precios bajos y las venden más caras a través deVinted, Wallapop y otras plataformas. Con el dinero que ganan, se pagan una habitación de alquiler, la matrícula de la universidad o los gastos del día a día. Los denominados resellers son jóvenes, saben de moda e identifican con facilidad la prenda que se vende más rápido y más caro. Los hay que incluso suben sus hazañas a TikTok bajo premisas como "de cero a mil euros revendiendo ropa".

La reventa de ropa de segunda mano online se ha convertido durante los últimos años en una opción muy atractiva para cierto perfil que quiere sacar un dinero extra mientras estudia en la universidad o que busca complementar el sueldo de su primero empleo. Empieza, normalmente, de una manera muy informal, entre personas interesadas en la moda que frecuentan a menudo las tiendas vintage, los mercadillos o las charity shops, donde se vende ropa donada a muy buen precio.

Diego (nombre ficticio) entró en el mundillo en 2020, al acabar el confinamiento, comprando dos camisas a un euro en una de estas tiendas y vendiendo cada una de ellas a diez euros. A partir de entonces fue repitiendo el proceso hasta convertirlo en una fuente de ingresos que, a día de hoy, le permite pagar "el alquiler de una habitación en una casa compartida y la matrícula de la carrera universitaria" mientras estudia en el extranjero.

También en 2020 se estrenó Patricia (nombre ficticio), que vendía alguna prenda de ropa cada tres meses a través de Vinted, una plataforma diseñada para vender "la ropa que no te pones". La cosa fue creciendo y Patricia, que vivía con sus padres y estudiaba diseño en la universidad, empezó a ganar entre 400 y 500 al mes para cubrir sus gastos. "Cuando bajé los precios de mis productos, en septiembre de 2020, empecé a vender una cosa cada día", explica la joven, que compraba prendas a uno o dos euros y las vendía por entre 10 y 20

Con el paso de los meses, empezó a dedicarle más tiempo. "Dos veces al mes iba de compras a mercadillos y al Humana (una conocida cadena de tiendas que vende ropa donada). En casa por las noches hacía las fotos y empaquetaba las prendas para los envíos, y en el transporte público editaba las fotos y subía las prendas a Vinted”.

El punto de inflexión para ella llegó en la primavera de este año, cuando abrió una segunda cuenta en la plataforma y se creo una identidad "como si realmente fuera una tienda de ropa vintage". Empezó a buscar en las tiendas de segunda mano y los mercadillos artículos de marcas como "Saint Laurent o Tussy" y se hizo con un catálogo dirigido a un público "más metido en el mundo de la moda y más moderno". Profesionalizó también el empaquetado, incluyendo "pegatinas de la marca, chuches y otros detalles" en sus pedidos, que venían envueltos en lazos de seda.

La fórmula funcionó de maravilla y el negocio de Patricia creció de forma considerable. "Empecé a ingresar 2.000 euros mensuales con la cuenta de mi marca, más los 400 de mi cuenta personal. Estaba flipando", explica la joven en conversación telefónica con 20minutos.

Prohibida la venta con fines comerciales

El problema llegó cuando Vinted, que en España no permite la venta con fines comerciales, le bloqueó la cuenta. Primero fueron ocho días, luego definitivamente. "Ahora tengo que empezar de cero, he perdido mi cuenta y, con ella, todas mis reseñas y mis seguidores", lamenta Patricia.

Según explican desde Vinted a 20minutos, el equipo de moderación de la plataforma identifica a aquellos usuarios que venden "una gran cantidad de artículos nuevos", o simplemente a las cuentas que ponen en venta demasiados artículos. La empresa no ha querido desvelar a qué cifras se refiere cuando habla de "demasiados artículos", según explica, por mantener las "medidas de seguridad" de la comunidad Vinted. 

Antes de tomar ninguna medida, la plataforma informa a aquellos usuarios que, a su juicio, están incumpliendo las normas. Si la falta es reiterada, comienzan las penalizaciones, que consisten en un bloqueo de la cuenta, que puede ser temporal -empezando por los siete días- o permanente. 

A Diego también le han bloqueado la cuenta varias veces. El estudiante dedica unas 27 horas semanales a comprar y vender, aunque, según dice, "en este negocio tienes que estar pendiente del teléfono las 24 horas del día", ya que la inmediatez y eficacia son esenciales para obtener buenas reseñas y nuevos clientes. A ambos jóvenes les gustaría que Vinted España habilitase la opción Vinted Pro, que solo existe en Francia y permite a los usuarios vender con fines comerciales. "Me encantaría que esta opción llegase a España. Si no, el día de mañana te pueden bloquear la cuenta y el alquiler te llega cada mes".

La empresa no estudia, por ahora, extender la opción pro a España. "De momento, se está probando en Francia, ya que es uno de nuestros mayores mercados", aseguran. En España, por el contrario, se limitan a "mejorar" el producto actual.  

Ventas sujetas al impuesto de transmisiones

El bloqueo de cuenta no es lo único a tener en cuenta en este negocio. Los resellers deben estar también pendientes de Hacienda, que establece que se deben fiscalizar las operaciones de compraventa de artículos de segunda mano online. Las transmisiones de bienes por internet entre particulares están reguladas por el impuesto de transmisiones patrimoniales, y tributan, generalmente a un 4%. 

Cuando un vendedor utiliza alguna de estas aplicaciones de compraventa de segunda mano se convierte en el responsable fiscal de cualquier ganancia patrimonial que pueda surgir a raíz de las actividades. Las operaciones de compraventa online están sujetas, por tanto, a las misma obligaciones fiscales que las transacciones físicas. Los vendedores deben declarar el IRPF, siempre y cuando la venta genere una ganancia, pero es una condición difícil de probar. Los entrevistados admiten, de hecho, que declarar no es común en este negocio, ya que es "muy difícil" demostrar que sus ventas están generando beneficio. 

Por poner un ejemplo, si un usuario compra una camiseta por 20 euros y la vende por una cantidad equivalente o menor, no debe declarar, porque no ha generado ganancia alguna con la operación. Sin embargo, el vendedor que obtenga un beneficio económico deberá tributar, viéndose incluso obligado a darse de alta como autónomo y declarar el IVA en caso de que su negocio pueda considerarse una auténtica actividad económica. 

Según la ley, si una persona convierte el uso de una de estas apps en un negocio recurrente, tendrá que darse de alta como autónoma, emitir facturas por cada venta, y declarar el IVA y el IRPF.  La realidad es que, de momento, no es habitual que se tributen estas ventas. 

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