Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

¿Estamos en guerra?

Reservistas rusos se despiden de sus familias
Reservistas rusos se despiden de sus familias
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Reservistas rusos se despiden de sus familias

El compositor Gabriel Sopeña dejó escritos estos versos en la canción “Armando al Amor” que cantaría después Loquillo: “Solo soy uno más, alzando la voz, por la bomba que ha caído a tres mil kilómetros de mi comedor”. Entro en Google Maps y miro la distancia que hay entre Kiev y Madrid: 3414 kilómetros. El músico aragonés lo clavó. Yo escucho esta canción todos los años unas cuantas veces. Me gusta la versión del disco “Mil kilómetros de sueños”, con la voz del mismo Sopeña. Este año me suena muy actual. 

Nos acostumbramos muy rápido al horror. La guerra de Ucrania se diluye. Nos hemos insensibilizado de un modo inevitable. Vemos la llamada a filas, pero no vemos ya ni un muerto. El interés informativo va girando como la luz de un faro movida por un borracho y el efecto final es el de un miedo generalizado que lleva al individuo a preocuparse de proteger su parcela. La pandemia nos marcó el camino y la guerra nos lo confirma: debemos vigilar lo nuestro, cuidar a la familia, ver cómo pasaremos el invierno. Este es el plan.

Releo el magnífico ensayo de Jean Baudrillard La guerra del Golfo no ha tenido lugar y vuelvo a comprobar que lo que se expresa ahí puede aplicarse con papel de calco a Ucrania y también a la pandemia. Es estremecedor. Baudrillard recupera la definición de Clausewitz sobre el conflicto armado: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”. La figura del rehén es también importante y nos interpela a todos: “Los guerreros se entierran en el desierto, únicamente los rehenes ocupan el escenario, incluidos todos nosotros como rehenes de la información en el escenario mundial de los medios de comunicación”.

Somos héroes de nuestra finca urbana, de nuestra pequeñez. Hemos perdido la conciencia colectiva

Poco a poco, vamos pasando de rehenes a víctimas y como dice Daniele Giglioli en su ensayo Crítica de la víctima, las víctimas son los héroes de nuestro tiempo. Somos héroes de nuestra finca urbana, de nuestra pequeñez. Hemos perdido la conciencia colectiva. Nos la están quitando lentamente. John O´Conell habla sobre la idea de una guerra maquillada de la que no se ve prácticamente nada: “la cobertura mediática de la guerra era tan estilizada que causaba la impresión en los espectadores de que la batalla no era real, sino un mero simulacro”.

Es preciso recuperar la sensibilidad. La conciencia colectiva. La soledad nos convierte en sociedades manipulables, débiles, sin mecanismos de defensa. Hay una guerra demasiado cerca. Debemos exigir a los líderes políticos que hagan algo más. La guerra no debería ser parte del paisaje, ni servir como excusa para explicar números malos y seguir, sin más, en el poder. La llamada a filas de Putin debería ser una oportunidad para que todos los países apoyaran a los reservistas que quieren huir de Rusia como ya ha hecho Alemania, pero la respuesta general es sorprendentemente tibia. Sí, estamos en guerra. 

Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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