Internacional

La UE teme fragmentarse ante el auge de la derecha más dura: la victoria de Meloni añade un nuevo miembro al club antieuropeo

El ascenso de las figuras de extrema derecha en Europa: Jimmi Åkesson (I), Meloni (C) y Ventura (D).
Carlos Gámez

Si el ascenso de los partidos de extrema derecha en el corazón de Europa era hace años una corriente en auge, desde este domingo la tendencia se ha convertido en preferencia. La victoria electoral de Giorgia Meloni, del partido ultraderechista italiano Fratelli d'Italia, culmina el ascenso de estos partidos, que ya cuentan con una alta representación en buena parte de los parlamentos europeos y aterrizan en el poder en medio de un clima de desencanto y crisis en el Viejo Continente.

En la Unión Europea conocen muy bien lo que es enfrentarse a posicionamientos como los de Hungría o Polonia, donde la extrema derecha gobierna desde hace años. Estos países han puesto la nota discordante en muchas negociaciones comunitarias, y ahora la tercera economía de la Unión y miembro fundador de la UE se podría sumar a un club que crítica constantemente el proyecto, pero del que nunca terminan de salir.

Bruselas ve con escepticismo (pero sin pronunciarse directamente) la llegada de Meloni al Palazzo Chigi, y ha preferido mostrar su cara más diplomática. La Comisión Europea se negó este lunes a valorar el resultado y esperan una "cooperación constructiva con las nuevas autoridades italianas", dijo el portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, quien negó que los comicios se puedan leer como un "juicio" a las políticas europeas.

Desde donde si han llegado las felicitaciones es de Vox en España, Chega en Portugal, Demócratas de Suecia o Le Pen en Francia, partidos europeos muy críticos con la cesión de su soberanía, el proyecto europeo  y con abiertas intenciones de modificarlo.

¿Por qué han crecido estas corrientes?

Como reconoce a 20minutos Antonio Rubio Plo, profesor del grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública de Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), estas corrientes "nacen de la decepción y de la protesta. En Europa este sentimiento ha virado hacia la derecha y en otros países, por ejemplo de América Latina, se está yendo hacia la izquierda". 

"Esto son los descontentos de la globalización", explica Rubio Plo, que los enmarca sobre todo dentro de las clases medias que se han empobrecido y buscan "unos salvadores" que vayan contra los partidos tradicionales, a los que acusan de haberles llevado a esta situación.

"Son partidos muy distintos, aunque muchos políticos traten de englobar todo esto como algo homogéneo", explica Rubio Plo, que asegura que el voto del descontento es un voto volátil y puede cambiar fácilmente. "¿Por qué muchos de los que votaron a Ciudadanos ahora votan Vox? ¿Por qué en Italia en 2018 ganó el Movimiento 5 Estrellas con más del 30% y ahora tiene poco más de un 15%?", reflexiona.

Dentro de ese hartazgo generalizado, cada partido explota su contexto social particular. En el caso de Suecia, donde el partido del ultraderechista Jimmi Åkesson, Demócratas de Suecia (SD), fue la segunda fuerza más votada en las elecciones de hace dos semanas y gobernará en coalición con otra formación de derechas, la cuestión de la inmigración juega un papel importante.

"Es un país tradicionalmente de acogida de refugiados y exiliados desde los años setenta. Llegado un momento de crisis como el actual, buscan echar la culpa a alguien de cómo van las cosas, y lo hacen con esa inmigración constante", reconoce el profesor de la UNIR.

En el caso de Italia, el partido de Matteo Salvini, La Lega, ha centrado más que Meloni su discurso en la cuestión migratoria, aunque la próxima primera ministra italiana también ha señalado a "los inmigrantes musulmanes" y el Islam como una de las amenazas del país que gobernará. 

¿Un desafío real para la Unión Europea?

"En estos momentos de crisis Fratelli d'Italia hace algún guiño al electorado, pero es un país que tiene una deuda grande y de la Unión Europea necesitan sus fondos. No pueden plantarle cara sin más", sostiene Rubio Pol, que añade que en el caso de Meloni, su principal rival no va a ser la Unión Europea, sino su próximo socio de Gobierno: Matteo Salvini. "Los problemas de Meloni estarán dentro de la coalición, como ha pasado siempre en Italia".

"La experiencia de estos partidos cuando llegan al poder es que suavizan un poco el discurso antieuropeista", explica el profesor Rubio. Un ejemplo de ello es Orbán, en Hungría, cuyo discurso antieuropeo es manifiesto pero no se va "porque no les convendría y perdería más de lo que gana". 

Pese a ello, la llegada de estos partidos a los Gobiernos europeos ensanchan el bloque crítico, incrementando su poder ante el resto de socios. El partido ultraderechista portugués Chega celebró este lunes en un comunicado el "giro" de Italia y anticipó que esto se traducirá en una "reconfiguración política de Europa". El partido de André Ventura, tercera fuerza política en el Parlamento luso desde enero de este año, asegura que estos resultados demuestran que los votantes apoyan a los partidos que defienden "la soberanía de sus pueblos, sus tradiciones y los valores de sus civilizaciones".

"Esos partidos no son europeos en el sentido de que no creen en integraciones ni federalismos. Generalmente ven Europa como lo veían los ingleses, como una gran área de libre comercio y poco más; sobre todo como un lugar que facilita unos fondos que ellos necesitan en estos momentos", sentencia Rubio. El pragmatismo político parece haber primado hasta ahora, aunque eso no evita que Bruselas mire de reojo una tendencia política que en los próximos meses se trasladará a los pasillos de la Unión Europea.

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