![Un galgo refrescándose en una fuente.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/files/fp/uploads/imagenes/2022/06/10/un-galgo-refrescandose-en-una-fuente.r_d.1412-942.jpeg)
Mismos perros, misma ley. Ese es el lema elegido por las protectoras de animales como hashtag, como mensaje. Mismos perros, misma ley vemos en el autobús que recorre estos días Madrid con una imagen de un galgo ahorcado, con otra de un galgo famélico y atemorizado, y también la de Pedro Sánchez. Mismos perros, misma ley, repiten celebridades como Susana Griso, Dani Rovira o Fernando Tejero, además de una multitud de personas que entienden que dejar a los perros de caza desprotegidos, además de indefendible salvo que solo se mire por intereses electorales, enterrará viva una ley nonata por la que una parte creciente de la sociedad española lleva dos décadas clamando.
Me he leído esa ley, de cabo a rabo y varias veces y ninguna de las obligaciones que impone son descabelladas. De hecho, sin la enmienda del PSOE ya nacería como una ley de mínimos en lo que respecta a la protección de los perros, que excluye de entrada a los canes de experimentación e investigación.
¿Qué dice la que podría ser la primera ley de ámbito nacional que proteja a los animales en España? Obliga a los propietarios a tratar a los animales como seres sintientes, "manteniéndoles en unas condiciones de vida dignas"; a evitar que causen molestias o daños a terceros; a educarlos y manejarlos con métodos no agresivos ni violentos; a tenerlos vigilados, localizados, identificados y evitar su huida y prestarles los cuidados sanitarios necesarios.
Los prejuicios son algo a desterrar, tanto al pensar en cazadores como en animalistas, igual que las malas prácticas que hacen sufrir a los perros de caza
Pide también mantenerlos integrados en el núcleo familiar o en un "alojamiento adecuado, con habitáculos acordes a sus dimensiones y protegidos de las inclemencias"; también "adoptar las medidas necesarias para evitar la reproducción incontrolada", estableciendo que si conviven en grupos y pueden tener contactos no controlados, uno de los dos sexos sea esterilizado y que solo críen los profesionales; indica que no pueden permanecer atados, deambular por espacios públicos o en vehículos cerrados expuestos a condiciones meteorológicas que les pongan en peligro.
Eso respecto a las obligaciones. Resumamos las prohibiciones: "maltratarlos o agredirlos físicamente, así como someterlos a trato negligente o cualquier práctica que les pueda producir sufrimiento, daños físicos o psicológicos u ocasionar su muerte", abandonarlos, devorarlos, sacrificarlos sin veterinario por medio y causa justificada, mutilarlos, usarlos para peleas, atarlos a vehículos a motor en marcha, dejarlos sin supervisión más de un día entero... Nada que no sea de sentido común y, sobre todo, de sensibilidad moderna. Y con excepciones especiales para los perros de caza, guarda y pastoreo.
En España hay algo menos de 750.000 cazadores con licencia cuando en 2005 superaban el millón, una cifra que no se va a recuperar por muchas rebajas en el precio de las licencias que se anuncien. Esas 750.000 personas tienen todo el derecho a ser tenidas en cuenta porque la caza es una actividad legal y legítima, por mucho que se relacione con la muerte y las armas de fuego y cause por tanto el rechazo de tantos. Mi padre cazó y pescó. Los prejuicios son algo a desterrar, tanto al pensar en cazadores como en animalistas. Pero las malas prácticas que hacen sufrir a los perros de caza también deberían ser desterradas.
Por supuesto que hay cazadores que aman tiernamente a sus perros, que les ofrecen la mejor vida posible. Tan cierto como que en entornos urbanos hay perros de sofá que son maltratados y abandonados. Lo sé porque los he conocido, hombres han llorado la muerte de sus compañeros, que han mimado en la vejez a sus compañeros de paseos cinegéticos. Los conozco y les he pedido que, además de amar a sus perros, quieran también al resto, que denuncien las malas prácticas que vean, que no las fomenten, que no hagan la vista gorda por proselitismo, por no querer complicarse la vida o por quitarle importancia. El único camino ético para defender el uso de perros para la caza.
Mismos perros, misma ley.
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