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El estigma hacia la discapacidad intelectual: una de cada cuatro personas cree que son peligrosas y las perciben con miedo

El estigma que rodea a las personas con discapacidad intelectual provoca que muchas personas prefieran no relacionarse con ellas.
GTRES

En torno a la discapacidad intelectual todavía existen multitud de estigmas que dificultan la plena integración de estas personas en la sociedad. Con el objetivo de medirlos de manera objetiva, la Cátedra UCM Contra el Estigma - Grupo 5 ha elaborado un estudio sobre una muestra de 2.755 personas titulado El estigma de la población española: Una mirada hacia las personas con problemas de salud mental, sin hogar o con discapacidad intelectual. En las conclusiones de esta investigación, cuyos resultados acaban de hacer públicos, queda latente que aún queda mucho por hacer para eliminar los prejuicios que merman las posibilidades de interacción con la sociedad de estos tres colectivos.

Este estudio refleja que el lenguaje con el que la sociedad se refiere a las personas con discapacidad sigue siendo muy despectivo, pues todavía se emplean a menudo términos como deficientes, retrasados o disminuidos. De hecho, aunque su empleo ya sea residual, todavía pueden escucharse expresiones tan despectivas y discriminatorias como ‘subnormales’ o ‘mongolos’. 

Casi la mitad de los encuestados preferiría no convivir con alguien con discapacidad intelectual

Un tercio de las personas prefiere no relacionarse con ellas

Uno de los datos más preocupantes que desvela este estudio es que más de un tercio de los encuestados prefieren mantenerse alejados de las personas con discapacidad intelectual. Concretamente, “el 26% de las personas tienen una intención de distancia social media y el 10% una distancia social elevada”. Esta intención, además de ser uno de los mejores indicadores de estigma, denota un comportamiento discriminatorio. 

El resto de la población, el 64%, sí que estaría dispuesto a tener algún tipo de contacto con estas personas, sin embargo, casi la mitad preferiría no convivir con alguien con discapacidad intelectual, al 34,5% no le gustaría mantener amistad con ellos intelectual y 34,6% preferiría que sus hijos tampoco la tuvieran. 

De entre los grupos de edad, son los jóvenes los que muestran menos intención de distanciarse de las personas con discapacidad intelectual.

El tema del distanciamiento es, según los autores del estudio, “uno de los peores resultados del presente estudio que, unido a la terminología empleada, identifican las tendencias estigmatizantes presentes en la población española”.

Otro dato muy negativo es que “una de cada cuatro personas encuestadas cree que estas personas son peligrosas, las perciben con miedo, tienden a evitarlas y consideran que habría que apartarlas de la sociedad”.

Como apunte positivo, que solo 2,7% se opondría a que en su barrio hubiera una residencia para esta población, un porcentaje muy inferior al de otros grupos analizados en el estudio. 

Es, no obstante, un grupo mejor aceptado socialmente que los de las personas con trastorno mental grave o sin hogar, con un porcentaje de aceptación del 60% y un rechazo del 10%.

Más prejuicios de los que se creen tener

Al analizar el comportamiento de la población general hacia las personas con discapacidad, se observa que la inmensa mayoría de la población (88%) continúa teniendo comportamientos y actitudes que podrán calificarse con un nivel medio de estigma. Así, por ejemplo, "el 94% percibe que existen actitudes discriminatorias dirigidas a las personas con discapacidad intelectual, y el 82% considera que el tener esta condición no suele tener aspectos positivos". 

Este dato contrasta, sin embargo, con que más del 80% asegure tener actitudes inclusivas medias-altas y tiene expectativas positivas hacia esta parte de la población. Es decir, que perciben que la sociedad los discrimina, pero que ellos no.

Por otro lado, porcentajes muy elevados de la población siguen teniendo comportamientos muy paternalistas, pues el 62% siente pena y el 92% considera que deben recibir ayuda y que incluso debe ser obligatoria, es decir, que deben recibir ayuda, aunque no quieran. Este paternalismo es mayor entre las personas de más edad.

Entre las personas que muestran, según este estudio, un menor nivel estigma hacia las personas con discapacidad intelectual, se encuentran las que tienen estudios superiores, las personas que conviven con ellas y los voluntarios, "las personas que han tenido contacto con la discapacidad intelectual ofrecen atribuciones negativas mínimas hacia estas personas en términos generales, muestran menos miedo, necesidad de evitación y sensación de peligro hacia ellas, y mayor convicción de que necesitan ayuda", reflejan los autores.

Todos estos resultados, que se pueden consultarse detalladamente aquíalertan sobre la necesidad de poner en marcha de medidas destinadas a eliminar los estigmas que aún perduran hacía las personas con discapacidad, como, campañas estrategias psicoeducativas, informativas, estudiar el ordenamiento español para corregir y eliminar posible aspectos estigmatizantes o actuar socialmente para conseguir que las personas con discapacidad participen de forma activa en implementación de las acciones anti-estigma.

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