Animaleros

Nuria Máximo sobre las terapias asistidas con animales: "Ayudan a que la persona baje ciertas barreras y a que pueda abrirse"

La perrita Ría, durante una intervención asistida con animales.
CEDIDA

En un país como España, donde uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años parece algún tipo de trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión el 40 por ciento de estos problemas, según los datos compartidos por la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), debemos recordar que, además de las terapias convencionales, hay otras metodologías también válidas y beneficiosas para los pacientes, como son las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA).

Cada vez se oye más sobre estas terapias en las que perros, gatos o incluso caballos tienen un papel fundamental,  sin embargo, todavía no están integradas en el sistema sanitario, a pesar de los esfuerzos de diferentes organizaciones y asociaciones como la Cátedra de Animales y Sociedad, cuya línea principal de actuación es recalcar el valor de estos animales y sus beneficios en este tipo de intervenciones.

"Estas terapias se pueden integrar como un soporte emocional excepcional en la actualidad que sirve para mejorar el estado de ánimo de las personas y reducir cuadros graves de depresión o ansiedad entre otras enfermedades, al producirse un incremento de la hormona oxitocina, que provoca, a su vez, un efecto calmante en el cerebro y una reducción de la hormona cortisol, encargada de regular el estrés", expresan en una nota de prensa.

Las intervenciones asistidas con animales pueden consistir en algo puntual en medio de una terapia regular o pueden verse como un soporte asiduo a un tratamiento psicológico, de hecho, Nuria Máximo, directora de la Cátedra, asegura que hay teorías como la biofilia (necesidad innata de relacionarnos con la naturaleza y los animales) y la teoría del vínculo (cómo somos capaces de relacionarnos con un animal) que explican los beneficios de los perros a estas terapias.

Los perros no hacen magia

"El animal no juzga y eso la persona lo nota, porque, en muchas ocasiones, tiene una etiqueta que pesa demasiado (como puede ser depresión o el suicidio) que le puede dificultar el volver a repetir su historia de nuevo", cuenta Máximo.

Hay diferentes factores que pueden afectar al sentido vital de una persona y, desde ese punto, "la terapia asistida con animales ayuda a que baje ciertas barreras a nivel personal y pueda abrirse, dejando que el terapeuta pueda explorar", añade la directora de la Cátedra.

"Suelen utilizarse de manera complementaria a la terapia convencional y no consiste en que aparece el perro y éste hace magia. Hay un guía y un experto, un psicólogo especializado que, a través de unas actividades o juegos con el animal consiguen trabajar y profundizar la tristeza, ansiedad y otros estados similares", detalla.

"La terapia asistida con animales permite que la persona esté más relajada"

Pero, ¿cómo la presencia de un perro puede facilitar el trabajo de los psicólogos o especialistas? "El animal muchas veces es solo un vínculo, lo que permite que la persona esté más relajada y simplemente baje el escudo o las defensas", afirma la Cátedra.

"Cuando la persona se encuentra cómoda, el terapeuta puede trabajar con ella", explica Máximo. "De hecho, estudios que hemos realizado han demostrado que ayudan también a mejorar el sentimiento de soledad o aislamiento, a relacionarnos con otros y también a comunicarnos".

Los perros deben seguir siendo perros

Además de la búsqueda de mejorar la calidad de vida de las personas que acuden a terapia, Máximo no se olvida de la felicidad y el bienestar de los perros: "Hay una que siempre digo y es que hay que intentar también buscar un beneficio en la parte animal".

"Cuando hablamos de temas de dolor emocional y situaciones difíciles, los animales también lo pasan mal porque tienen esa empatía, por lo que está bien medir también su papel y cómo se ha valorado su participación y el efecto de la misma para mejorar este tipo de experimentos o estudios", señala. "Lo ideal es que el perro sea perro. Que tenga una socialización y una conducta predecible, que se encuentre cómodo y disfrute de la interacción con las personas, pero que tenga esa espontaneidad que, además, desde el punto de vista terapéutico, sirve mucho por ejemplo con niños o adolescentes".

Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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