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El frontal florentino de la Seu de Manresa vuelve a lucir en la basílica tras un profundo proceso de restauración

Detalle de una de las escenas del restaurado frontal florentino dedicado a la vida de Jesús, en concreto, a la Santa Cena, que se puede ver de nuevo en la Seu de Manresa (Barcelona).
ACN

El frontal florentino de la Seu de Manresa (Barcelona) ya se puede volver a ver en la Basílica de Santa Maria. Después de casi un año inmerso en un intenso proceso de restauración, el bordado ahora se encuentra a los pies de la capilla de la Mare de Déu de Lourdes. Se trata de una pieza original del siglo XIV de gran valor, considerada una de las obras maestras del bordado florentino, pero destaca especialmente porque se conserva completo y está firmado por el artista, Geri di Lapo (1357). 

Desde el Centre de Restauració de Béns Mobles, Mireia Mestre ha destacado que el principal reto ha sido "poder retirar la acumulación de intervenciones que habían perjudicado la obra". La restauración ha costado 145.000 euros y se inscribe en el marco del programa Temps de Gòtic.

La problemática más importante a la que se han tenido que enfrentar los restauradores ha sido retirar una serie de intervenciones "poco afortunadas"

En el mes de septiembre del año pasado, una grúa de grandes dimensiones desde el atrio de la basílica extrajo de la Seu de Manresa una de las piezas capitales del gótico a nivel mundial, el llamado frontal florentino. Custodiado por los Mossos d'Esquadra, el camión que contenía el bordado trasladó la pieza al Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya, situado en Sant Cugat del Vallès. La pieza, obra del bordador Geri di Lapo, mide 90 centímetros de alto y 3,3 metres de ancho. La problemática más importante a la que se han tenido que enfrentar los restauradores ha sido retirar una serie de intervenciones "poco afortunadas", según ha relatado Mireia Mestre, directora general del centro de restauración.

Las intervenciones han supuesto un tratamiento de limpieza superficial y mecánico de la obra, la corrección de deformaciones, la consolidación de las partes en mal estado y sujeción de hilos sueltos, la protección del reverso y la presentación de la pieza en el su vestidor. Durante el proceso, los restauradores se han tenido que enfrentar a deformaciones de la tela a causa de los clavos, la retirada de añadidos de tela o la suciedad que se había ido acumulando la obra, incluso con algunos insectos en su reverso.

"En algunos trozos se había aplicado pintura y esta intervención ha sido irreversible", ha lamentado Mestre. Ha destacado "el buen criterio" de las restauradoras. "Nunca han rehecho el bordado, nunca han añadido color o puntos", ha explicado.

Escenas de la vida de Jesús 

Según los expertos, la obra se puede llamar técnicamente 'pintura a la aguja' y está realizada con sedas polícromas e hilos de oro y de plata sobre una tela en la que se ha pintado un diseño. Esta técnica, que se realiza a base de puntadas minúsculas, permitía crear luces y sombras muy precisas. En la parte central está representada la Crucifixión, mientras que las dos partes laterales están divididas en 9 registros dispuestos de tres en tres hileras en las que aparecen otras escenas de la vida de Jesús como la Anunciación, el Nacimiento o el beso de Judas.

La instalación del frontal en el interior de la Seu una vez acabada la restauración integral contribuye a potenciar el extraordinario conjunto patrimonial de época gótica formado por la iglesia que proyectó el arquitecto Bernat de Montagut y los diferentes retablos del mismo periodo.

Por su parte, la arquitecta de la dirección general de Patrimoni, Cèlia Vall, ha destacado que una de las medidas que se han aplicado con el objetivo de proteger la obra después de la restauración ha sido la instalación de una cámara de seguridad.

Esta intervención se ha hecho en el marco del nuevo acuerdo de colaboración entre el Departament de Cultura y la Fundació 'La Caixa llamado Temps de Gòtic. La presentación en sociedad del bordado restaurado ha contado con la presencia de la consellera de Cultura, Natàlia Garriga. 

La máxima responsable del Departament ha destacado la colaboración público-privada que ha permitido llevar a cabo la restauración. "Es necesario que los vecinos y vecinas de Manresa sean conscientes del patrimonio de calidad que tienen en casa y se sientan orgullosos", ha destacado Garriga.

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