Eva Bueno Portavoz de Medio Ambiente del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso
OPINIÓN

Hay partido

Con el cambio climático, los incendios son cada vez más habituales y tienen la capacidad de afectar a la actividad humana, así como a sus estructuras y actividades.
Con el cambio climático, los incendios son cada vez más habituales y tienen la capacidad de afectar a la actividad humana, así como a sus estructuras y actividades.
Pixabay/Ylvers
Con el cambio climático, los incendios son cada vez más habituales y tienen la capacidad de afectar a la actividad humana, así como a sus estructuras y actividades.

En esos primeros días de septiembre en los que vamos aterrizando en lo cotidiano, lejos ya de la relativa anarquía del estío, me comentaba un compañero, en una visita al instituto, la importancia de la adaptación al cambio climático y lo estimulante que sería que, alumnos y alumnas plantearan propuestas para mitigar los efectos de las altas temperaturas, participando así en la gestión sostenible del centro educativo e implicándose de manera directa en la lucha contra el cambio climático conociendo de primera mano sus efectos. Hay partido.

En nuestro país lo hemos visto. Hemos sentido el fuego, las olas de calor del verano, el granizo, las inundaciones, el horror de una pandemia y ahora, la crueldad, y también la incertidumbre de una guerra. Los desafíos a los que nos enfrentamos son globales y la respuesta ha de ser global si queremos garantizar un progreso justo. Por eso no podemos dar marcha atrás. Todas las adversidades a las que nos hemos ido enfrentando ponen de manifiesto la necesidad de acelerar la transición ecológica, que tiene su epicentro en la transición energética.

La Unión Europea tiene como objetivo la neutralidad climática en 2050, es decir, reducir a cero las emisiones netas a la atmósfera. Esta es la base del Pacto Verde Europeo. De manera coherente, España está poniendo en marcha políticas públicas que nos dirijan hacia esa meta 2050, un reto enorme que hemos de conseguir con la complicidad y el apoyo de toda la sociedad.

Niños, niñas han de conocer qué está pasando, por qué está pasando y cómo nos afecta, para tomar partido

La educación y la participación ciudadana son el mejor antídoto contra la crisis climática. Educación, formación, divulgación e información son fundamentales. Docentes, científicos y científicas y medios de comunicación, imprescindibles.

La ley de educación recoge la formación para la transición ecológica para contribuir a la sostenibilidad ambiental, social y económica porque la justicia social va de la mano de la justicia ambiental y de la redistribución de la riqueza. La escuela no puede estar ajena a los retos globales, niños, niñas y jóvenes han de conocer qué está pasando, por qué está pasando y cómo nos afecta, para tomar partido y sentirse parte del cambio. Y porque de la escuela saldrán aquellos y aquellas que tendrán que tomar decisiones.

La ley de cambio climático hace referencia a un sistema educativo que "promoverá la implicación de la sociedad en las respuestas frente al cambio climático", por ello la educación, la formación y la información, han de estar presentes también en los centros de trabajo, en los centros sociales de los pueblos, en los barrios, en todos los ámbitos de la sociedad.

La decisión es fácil, podemos trabajar para solucionar las cosas, o sumarnos a un negacionismo irresponsable

Hace unos días asistí a un foro de jóvenes relacionado con el futuro y el clima. Nos trasladaban que era insuficiente la presencia de la crisis climática en los medios de comunicación, conscientes de que sus perspectivas de futuro están condicionadas por dicha crisis. Hablamos sobre la importancia de la participación ciudadana en los asuntos públicos y de la necesidad de la acción política para cambiar las cosas. Me encontré con una ciudadanía exigente, que no se resigna, que quiere ser partícipe de las decisiones que afectan a su bienestar y que apuesta por otro modelo de sociedad más justa, donde el desarrollo esté al servicio del bienestar de las personas y del cuidado del planeta. Hay partido.

El pasado mes de julio llegó al Consejo de Ministros el informe de recomendaciones de la Asamblea Ciudadana para el Clima (ACC), un foro impulsado por el Ministerio para Transición Ecológica que no tiene precedentes en nuestro país y que refuerza los mecanismos de participación ya existentes. La ACC trasladó al Gobierno propuestas sobre cuál debe ser la ruta para enfrentarnos a los grandes cambios que se deben acometer. Una oportunidad innovadora de participación en el debate público sobre la emergencia climática.

Contribuir a la construcción de una Europa más justa en lo social, lo económico y lo ambiental es probablemente uno de los retos más importante que nos ha tocado vivir a los y las que hoy estamos aquí. Hubo una generación que luchó por una Europa libre de fascismo, por la libertad. Luchadores como mi compañero Manolo Barco, sindicalista incansable, a ellos y a ellas, a nuestros hijos e hijas y a nosotras mismas nos debemos una mejor Europa, sin guerras, sin desigualdades, respetuosa con su patrimonio natural, y para ello trabaja el Gobierno, señalando en Europa el camino a seguir.

La decisión es fácil, podemos trabajar para solucionar las cosas, o sumarnos a un negacionismo irresponsable que acaba con la economía, con la salud y con el planeta. Escuchemos a los jóvenes que gritaron ¡No hay planeta B!, tejamos alianzas entre generaciones porque no hacer nada no es una opción.

En tiempos de Presupuestos, frente al negacionismo climático, he decidido hablarles de la importancia vital de la educación y la participación ciudadana para que la transición ecológica sea un éxito, todo ello aderezado con una buena dosis de optimismo. Sobre Presupuestos, muy pronto. Hay partido.

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