Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Carlos Boyero, el documental: crítica al crítico

"Sólo nos leemos entre nosotros".
Cartel del documental sobre Carlos Boyero
Cartel del documental sobre Carlos Boyero
TCM
Cartel del documental sobre Carlos Boyero

Qué grande es el cine español, qué empobrecido está el periodismo. Es la conclusión que puede extraer el espectador que vea El Crítico, el documental sobre Carlos Boyero. Y no precisamente por el retrato que dibuja esta propuesta del canal TCM sobre la figura de Carlos Boyero, sino por la foto coral que proyecta. Algunos salen intentando entender a Boyero, otros simplemente hablan de sí mismos. Y ahí,  tal vez sin proponérselo, este programa representa una crítica a la crítica, que ha ido dejando de interesar como la conocíamos. "Sólo nos leemos entre nosotros", reflexionan. Pero sin ejercer autocrítica.

Será culpa del documental, que recalca que en los medios de comunicación ya no se paga como antes, que ya no se va a hoteles caros como antes, que ya no hay dietas como antes. Pero probablemente era una buena oportunidad también para plantearse por qué se acaban teniendo que aceptar semejantes condiciones. Tal vez porque nadie es Carlos Boyero, un crítico con medio siglo de profesión que en toda su trayectoria ha priorizado que el lector le entendiera por encima de que la industria le validara. Ahí está la clave. Así se convirtió en un descarado cronista de su tiempo a través del gusto de la subjetividad del cine que amaba y, también, del cine que odiaba.

La tozuda libertad de Boyero le convirtió en personaje, que tan bien retratan en el documental directores de mirada brillante como Fernando Trueba o Álex de la Iglesia. En El Crítico, ellos no hablan desde el yoísmo de la resignación, que siempre se puede, y aportan reflexión social enfrentándonos a la sinceridad de la persona detrás del personaje. Incluso recalcando que "la sinceridad es peligrosa", como subraya Trueba.

Y esa sinceridad peligrosa muestra en el documental a un hombre en soledad con ganas de dialogar con todo aquel que se encuentra en el camino. Al fin y al cabo, eso han sido siempre sus columnas: un diálogo con el espectador. A menudo, un diálogo despiadado. Por eso había que acudir a la cita con su crítica. Por eso sus jefes le dejaron. Esquivó las espirales del silencio con una lucidez narrativa, que ha sobrevivido a pesar de sus excesos y adicciones que también afronta el documental.

El periodismo a lo Boyero es resultado de un tiempo, claro. Un tiempo que ya es pasado. Él no quiere cambiar. Y no duda en compartirlo, como si quisiera celebrar su anacronismo como símbolo de lealtad con aquel cine que le hizo querer tanto al cine y le construyó desde niño como persona. Los grandes autores son así, y lo seguirán siendo en las épocas que vendrán: cabezotas auténticos que intentan remarcar su libertad en una sociedad del qué dirán que te repite cómo debes ser y hasta, a veces, pretende que seas como no eres.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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