Internacional

Rusia amenaza con una "escalada sin control" de la guerra y Occidente teme un ataque de falsa bandera con una 'bomba sucia'

Edificio destruido por un bombardeo ruso en Zaporiyia, Ucrania.
DPA / EUROPA PRESS

En el día en el que se cumplen ocho meses del inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la escalada bélica, lejos de desinflarse, aumenta. En poco más de dos semanas, el mundo ha asistido al ataque contra parte del puente de Crimea, símbolo de la anexión rusa de la península, y a una ola de masacres contra ciudades ucranianas, entre ellas la capital, como respuesta. En ese contexto, en los últimos días ha saltado al tablero un nuevo término: 'bomba sucia'; un explosivo no atómico, pero sí radioactivo.

El Kremlin ha sido el primero en hablar de este artefacto, nunca antes utilizado en un conflicto. Y lo ha hecho para acusar a Ucrania. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha afirmado que le preocupa la utilización por parte de Kiev del también conocido como dispositivo de dispersión radiológica. Sin aportar pruebas, Shoigu se ha afanado en trasladar este mensaje a homólogos de varios países con los que ha hablado por teléfono en los últimos días, entre ellos el francés, Sebastien Lecornu, y el británico, Ben Wallace. Rusia, que ha expuesto este asunto también ante la ONU con el objetivo de abrir "un debate profesional", advierte además que la guerra "tiene una tendencia constante hacia una mayor escalada incontrolada" y que "está deteriorándose rápidamente". 

La conversación entre Shoigu y Lecornu se producía pese a que el Gobierno ruso sostiene que Francia y Alemania han renunciado a sus intentos de mediar con Ucrania, razón por la cual ha habido "menos contactos" en los últimos meses entre los líderes de los tres países. Tras el inicio de la invasión, el presidente galo, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, asumieron la mediación europea con el mandatario ruso, Vladímir Putin, pero los contactos han pasado de ser frecuentes a puntuales. "Simplemente, no han mostrado intención de escuchar la posición de Rusia", alegó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, en declaraciones a los medios recogidas por la agencia TASS.

"Tenemos informaciones concretas sobre instituciones ucranianas, centros de investigación, que disponen de las tecnologías que permiten crear esta 'bomba sucia'. Tenemos informaciones que hemos verificado reiteradamente por los canales correspondientes de que no se trata de una sospecha vana", incidió el ministro de Exteriores ruso. Serguéi Lavrov insistió en que tienen pruebas de que "este tipo de cosas pueden estar en proceso de preparación". "La amenaza es real. Ahora es asunto suyo si se lo creen o no", sentenció. 

Y no, Occidente no se lo cree. El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, calificó la campaña del equipo de Vladímir Putin de "acusaciones falsas" y en un comunicado conjunto, EE UU, Reino Unido y Francia rechazaron cualquier excusa "para una escalada por parte de Rusia". En esa misma línea, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que los aliados "rechazan" la alegación de Rusia e incidió en exigir que no le sirva de excusa para incrementar la presión en la guerra.

La comunidad internacional considera que esas denuncias sobre la 'bomba sucia' podrían tener como fin crear un pretexto para una "operación de falsa bandera". O lo que es lo mismo, que sea Rusia la que lance el explosivo radioactivo contra sí misma, haciendo creer que ha sido cosa de Ucrania. A Moscú ya se le acusa de haber hecho algo así en 2014 para anexionarse Crimea. 

"Todas nuestras instalaciones nucleares están abiertas a la OIEA [Organismo Internacional de Energía Atómica]. Es fácil confirmar que las declaraciones rusas son un disparate", defendió el ministro de Defensa ucraniano. Oleksii Reznikov instó a presionar al "régimen terrorista de Moscú" para que "a nadie se le ocurra cometer un crimen nuclear en Europa". Antes, el presidente, Volodímir Zelenski, ya había pedido que "el mundo reaccione de la manera más dura posible" ante las "historias sobre la llamada bomba nuclear 'sucia'". Rusia es "el origen de todo lo sucio que se pueda imaginar en esta guerra", añadió. 

Rusia es el origen de todo lo sucio que se pueda imaginar en esta guerra

En medio de todo ese cruce de acusaciones, sigue siendo la población la que sufre las consecuencias de la sinrazón. Putin parece haber cambiado de estrategia ante el avance imparable de las tropas de Kiev y apuesta ahora por terminar con el suministro eléctrico en buena parte del país vecino para forzar a su población a un nuevo 'tsunami migratorio'. Esta nueva táctica lo ha llevado a lanzar un "ataque masivo" -en palabras de Zelenski- contra múltiples regiones, que dejó sin suministro eléctrico estable a un millón y medio de ciudadanos. 

Con la temperatura cada vez más baja, la sociedad afronta esta falta de suministro de luz, calefacción e incluso agua con velas y hornillos de gas, mientras las autoridades reclaman equipos móviles para producir electricidad y calor y para el tratamiento del agua para el momento en que se acabe el combustible de los generadores. A oscuras, aterida de frío y atemorizada ante la posibilidad de que un ataque de Moscú acabe con la presa de Nueva Kajovka y agrave, todavía más, su ya precaria situación. Así es como está viviendo estos últimos días Ucrania la evolución de la guerra, mientras se alimenta el temor a una escalada nuclear y sin visos de un final ocho meses después de que comenzasen a vivir un infierno. 

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