El PSOE recupera voto, mientras el PP consolida su ventaja y podría gobernar con Vox

El Gobierno no está logrando sacar rédito de las medidas económicas y sociales que ha puesto en marcha para hacer frente a la crisis derivada de la guerra en Ucrania. O, al menos, no en el plano electoral, como revela el barómetro de octubre elaborado por DYM para 20minutos, que refleja que el PSOE apenas sube dos décimas con respecto a la proyección del mes pasado y seguiría siendo segunda fuerza en unas elecciones generales con el 26,9% de los votos, mientras Unidas Podemos bajaría de la barrera del 10% y tendría que conformarse con un 9,7% de las papeletas. Ese estancamiento lo aprovecha el PP, que ganaría los comicios con el 30,8% de los votos y seguiría pudiendo gobernar.

El barómetro, cuyo trabajo de campo fue realizado entre el 19 y el 23 de octubre, evidencia que el tablero político se mantiene relativamente estable desde el inicio del nuevo curso político. Según la estimación de escaños que ofrece la encuesta, el PP no solo seguiría ganando las elecciones, sino que podría alcanzar la Moncloa en todos los escenarios si uniera sus diputados -entre 128 y 132- a los de Vox, que obtendría entre 49 y 53 actas con su 15,5% de los votos. Ambas formaciones alcanzarían una mayoría de al menos 177 escaños en el Congreso -178 si Cs lograra un acta, algo que está en duda-, lo que les daría la mayoría absoluta e imposibilitaría ninguna alianza en su contra.

Frente al bloque conservador, la izquierda sigue sin sumar incluso en el mejor escenario para ella. El PSOE obtendría entre 104 y 108 diputados, por los 120 con los que cuenta ahora, y Unidas Podemos bajaría de los 35 que consiguió en 2019 a una horquilla de entre 19 y 23 escaños. En el mejor de los casos, y contando con los dos o tres diputados que mantendría Más País, el bloque progresista sumaría 134 parlamentarios, 21 menos que en la actualidad. Y ni siquiera con el apoyo de todos sus socios nacionalistas e independentistas el presidente Pedro Sánchez podría revalidar su mandato y seguir en la Moncloa.

La tendencia, eso sí, revela que el efecto Feijóo que catapultó al PP a la primera posición de manera destacada en los barómetros podría haber dejado ya atrás su punto culminante. Los populares registraron en octubre su primera bajada en la estimación de voto desde febrero, cuando se desató la profunda crisis entre Génova y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que acabó con los días de Pablo Casado al frente del PP. El descenso, no obstante, es por ahora muy leve: en julio y septiembre los populares tenían un voto estimado del 31%, mientras en el barómetro de este octubre firman un 30,8%.

Pese a que los partidos que sustentan actualmente el Gobierno no sumarían suficientes escaños para mantener a Sánchez en la Moncloa, lo cierto es que la valoración del Ejecutivo sigue la tendencia positiva que ya tenía en el barómetro de septiembre. La nota media que le ponen los ciudadanos es de 4,1, la mejor desde abril y una décima más alta que la de hace un mes. Y los encuestados se dividen en dos mitades prácticamente idénticas entre los que lo aprueban y lo suspenden: un 49,1% dan al Gobierno una calificación de 5 o más, por un 49,3% que le da un 4 o menos.

La derecha, mucho más movilizada

Sin embargo, aunque la valoración del Ejecutivo mejora, lo cierto es que sus votantes siguen estando mucho menos movilizados que los de la derecha, una tendencia ya vista en anteriores barómetros y que se mantiene consistente desde hace meses. Tan solo el 71% de quienes votaron al PSOE en las últimas elecciones asegura que lo haría de nuevo si se celebraran elecciones -una leve mejora frente al 67% de septiembre-, y la cifra es sensiblemente peor en el caso de Unidas Podemos: menos de la mitad de sus votantes, el 47%, dice tener decidido volver a elegir la papeleta morada, un bajón de nada menos que 18 puntos en solo un mes.

Frente a estas cifras, la fidelidad de voto en la derecha y la ultraderecha es mucho más firme: un 87% de los votantes del PP y un 89% de los de Vox de 2019 aseguran que optarían por la misma papeleta si las elecciones generales fueran hoy. La excepción en el bloque conservador es Cs, cuyo hundimiento tiene mucho que ver con su escasa capacidad de retener a sus electores: solo el 25% de quienes lo votaron hace tres años volvería a hacerlo, lo que supone que tres de cada cuatro votantes han decidido optar por otras opciones o irse a la abstención.