Carlos III continúa una tradición gaitera real de hace casi 200 años

A pesar de que su idea fuera modernizar la monarquía británica después de que su madre estuviese 70 años en el poder, lo cierto es que Carlos III de Inglaterra tiene debilidad por ciertas tradiciones a las que no piensa renunciar. Y, entre ellas, encontramos la que sucede a las 9.00 horas de la mañana, tal y como han dado a conocer desde las redes sociales de la familia real.

Paul Burns, el gaitero mayor del soberano, toca cada mañana y durante 15 minutos una selección de piezas bajo la ventana del rey, cualesquiera que sea el lugar en el que este se encuentre. Ha sido este martes cuando ha comenzado de nuevo esta tradición que fue instaurada por la reina Victoria en 1843 y que Isabel II decidió mantener después de subir al trono en 1952.

Aunque Burns ha tocado para Carlos III en el jardín de Clarence House cuando el monarca se levantó, la difunta reina continuó con esta tradición sin importar en qué residencia se encontraba, ya fuera en el castillo de Windsor, en Buckingham Palace, en el palacio de Holyrood o en el escocés castillo de Balmoral, donde acabaría falleciendo el pasado 8 de septiembre.

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Hasta el día de hoy, 16 han sido los gaiteros mayores que han precedido a Burns y todos continuaron la actuación de una forma específica: dos sesiones de siete minutos, con un minuto de separación entre ambas partes para poder ajustar y afinar el instrumento.

Además, el Gaitero Mayor es el único miembro ajeno a la realeza al que se le permite vestir el tartán de Balmoral, así como tiene otras tantas responsabilidades, entre las que se incluyen dar la bienvenida a diversas personalidades que vayan llegando a los compromisos oficiales con el monarca antes de que les sean presentados a este o, como se pudo en el entierro de Isabel II, tocar durante las exequias (para la salida del féretro de la reina de la abadía de Westminster tocó la melodía Sleep, Dearie, Sleep).

Por último, han de tener suficiente flexibilidad horaria para viajar, dado que debe desempeñar su trabajo allá donde se encuentre el soberano en todo momento, si bien la norma habitual es que se mantenga en su cuartel general, que se halla en el palacio de Buckingham, en Londres.