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La frialdad del Gobierno y los aliados de ERC aleja la rebaja del delito de malversación

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.
EFE

A ERC se le complican los planes para reformar el delito de malversación de caudales públicos junto al de sedición con el objetivo de rebajar las penas a los condenados por el procés. Pese a que los republicanos catalanes ni siquiera han puesto sobre la mesa una propuesta concreta, en los últimos días la actitud tanto del Gobierno como de algunos de los socios necesarios para que la reforma saliera adelante ha girado de la expectación a la frialdad por lo sensible que resulta tocar el diseño de un delito directamente relacionado con la corrupción. Tanto es así que la propia ERC ha rebajado su petición y, este martes, afirmó que "si se puede, se hará y si no, no se hará".

Así se pronunció este martes en el programa La Hora de La 1 el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, que aseguró que su objetivo a la hora de reformar la malversación es "que nunca más se utilice el Código Penal como una espada de Damocles ideológica para castigar a según quién simplemente porque no nos gusta cómo piensa". Básicamente, lo que se plantea es diferenciar en el delito de malversación entre quién desvía dinero público para su propio bolsillo y quien hace lo propio, pero para otros fines diferentes a su enriquecimiento personal. Para este último caso sería para el que se rebajarían las penas.

No obstante, dentro de ERC hay voces que admiten que la reforma de la malversación es un asunto delicado. El propio Rufián admitía este martes que "es un delito complicado" e insistía en que lo último que quiere su partido es "que nadie nos acuse de defender ningún tipo de corruptela". Y ese es el principal punto que genera muchos recelos a los partidos que deberían apoyar la reforma para que esta saliera adelante: los posibles efectos indeseados que pudiera tener un cambio en el delito de malversación y la posibilidad de que beneficiara a condenados o encausados por corrupción que no se hubieran enriquecido personalmente.

No solo es la derecha la que se opone: ni EH Bildu ni el PNV han querido pronunciarse abiertamente a favor de la medida, mientras PSOE y Unidas Podemos están extremando las precauciones, especialmente en una semana en la que las diferencias interpretativas a la hora de aplicar la ley del solo sí es sí han provocado varias rebajas de condena a condenados por delitos sexuales. Frialdad, de hecho, también es la palabra que define a la perfección la actitud del Ejecutivo si se habla de la reforma de la malversación. Es un tema con el que no se sienten cómodos al tener una difícil venta ante su electorado.

Sin embargo, Moncloa no ha terminado de cerrar el tema ni de ser tajante. No, al menos, en público. El motivo, explican fuentes del Gobierno, es que pretende preservar un "bien mayor", que no es otro que la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 -para los que ERC es clave-, que quedarán sellados este jueves. Siguiendo esta pauta, la reforma parece quedar descartada por parte del Ejecutivo. Salvo sorpresas, eso sí, teniendo en cuenta que negaron hasta la extenuación que la reforma de la sedición fuera a ser inminente incluso en la misma semana en la que la anunció Sánchez.

En público, los miembros del Ejecutivo no se salen del guion marcado por Moncloa. Este mismo martes, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, insistió en el argumento que vienen repitiendo los socialistas desde días atrás. "La voluntad del Gobierno", señaló en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, "es la que está plasmada en la proposición de ley que presentamos ambos grupos que formamos la coalición en el Congreso". Un texto en el que se toca la sedición, pero no la malversación.

Tampoco se salen de lo estipulado desde Ferraz, sede de los socialistas. "Hoy por hoy, lo que hay es el texto que presentamos", dijo este lunes Pilar Alegría, portavoz del PSOE, que pidió "no hablar de futuribles". Fuentes socialistas llegaron a insinuar después que incluso existía la posibilidad de que ni ERC terminara dando el paso de pedir la modificación de la malversación a través de una enmienda.

La pista de Unidas Podemos

Unidas Podemos, por su parte, ya rebajó el tono la semana pasada, cuando el portavoz parlamentario Pablo Echenique aseguró que el tema tiene "aristas" y, así, desautorizó a Jaume Asens, portavoz de En Comú Podem, que se había mostrado días atrás favorable a reformar el delito de malversación.

Con más claridad, aunque en la misma línea que Echenique, se expresan fuentes de Unidas Podemos consultadas por este medio, que aseguran -a diferencia de Asens, que no lo descartó- que la formación morada no tiene ninguna intención de asumir los riesgos que supondría promover por su cuenta la reforma de la malversación, especialmente cuando al PSOE tampoco parece seducirle la idea. Y otro dirigente morado, en ese sentido, asegura que no es de recibo poner en marcha reformas de tipos "ad hoc" en el Código Penal pensando en personas concretas, en este caso los condenados por el procés

Lo cierto es que, si se rebajaran penas a los malversadores que no se hubieran lucrado personalmente, podrían beneficiarse personas como el expresidente socialista de Andalucía José Antonio Griñán, condenado por el caso ERE. Y no solo habría beneficiados del PSOE: también el exministro del Interior del PP Jorge Fernández Díaz, acusado de malversación por desviar dinero público para espiar al extesorero de su propio partido, Luis Bárcenas, se vería favorecido, puesto que el supuesto desfalco de fondos públicos no fue a parar a su bolsillo.

Ante ese riesgo, PNV y EH Bildu, habituales socios del Gobierno -y, en el caso de los abertzale, aliado parlamentarios de ERC-, tampoco han querido pronunciarse. "Yo no voy a hacer una propuesta de modificación de ese delito; la harán otros, y no sé en qué términos [...] así que sin estudiarlo no me voy a posicionar", señaló hace unos días el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban. Y, este mismo martes, su homóloga de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, pedía "prudencia y cautela". "Todavía no tenemos ningún texto, hay que ver cómo se modifica, pero no tenemos ningún texto en la mano", esquivaba Aizpurua al ser preguntada por la malversación.

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