Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Qué fue de 'Toke', el himno para el Mundial de Qatar de Chanel

Chanel, en el videoclip de 'Toke'.
Chanel, en el videoclip de 'Toke'.
Chanel, en el videoclip de 'Toke'.

El Mundial de fútbol arrasa en audiencias. Sin embargo, Toke de Chanel no ha terminado de calar socialmente como himno español elegido para la cita deportiva. Objetivamente la canción es mala. No funciona ni siquiera en su función requerida como sintonía de TVE para las emisiones e informaciones de la competición futbolera. Suena en cada especial de la cadena pública, pero no anima. Simplemente irrumpe.

La letra es incomprensible, el ritmo es repetitivo. Problemas de intentar meter en una batidora lo que se presupone que funciona ahora en la industria sonora. El buen producto musical es el que no replica y tiene claro lo que quiere ser. Y el equipo de Chanel no parece que tenga nada claro cómo enfocar su proyecto. Tampoco ha aprovechado bien el tirón del año del reinado en torno a Eurovisión. Por ejemplo, para lanzar otro tema veraniego que complementara el éxito de SloMo.

Ha habido que esperar a otro gran evento con tirón infalible para descubrir una segunda canción de Chanel. El problema es que aquí no se ve a Chanel. Sólo se la escucha

Y el éxito de Chanel está en ver su arte en escena. Su música va unida a su movimiento, que mejora canciones mediocres. Chanel representa la música visual que algunos creen que ha nacido en tiempos de TikTok, pero que siempre ha estado ahí. Rocío Jurado, en otra época y de otra forma, era eso: no era una gran vendedora de discos, pero la sociedad no podía dejarla de mirar en un escenario. Era una artista de la interpretación. Cuidaba la vestimenta, la estética, la mirada a cámara. Contaba una historia con canciones que hablaban de la vida a través de  reflexiones que crecían en su vehemencia. Rocío Jurado tenía la cualidad para verbalizarlas con un ímpetu único.

Toke o SloMo no dicen demasiado, no nos engañemos. Ni tienen que decirlo, como gran parte de las canciones que escuchamos y que nadie se para a atender en la letra. Mejor, pues no siempre hay que estar "ready". Incluso ser "secondary" puede ser un gran acierto vital. Que nadie venda como empoderamiento lo que no lo es. Pero Chanel cuando da vida en directo a sus canciones crea ese magnetismo de la perfección coreográfica y la seducción a cámara que sí da poder a la música. Pero en el Mundial no se la ve a ella ni parece que la canción vaya con ella. Se escucha un machacón Toke, Toke, Toke, Toke, Toke que aturulla más que contagia la pasión del fútbol. 

Como consecuencia, sus escuchas en las aplicaciones de consumo musical se han quedado estancadas y por debajo de la barrera de los dos millones de reproducciones. Chanel necesita estar por encima del trampantojo de los acontecimientos televisivos para empezar, de nuevo, por escenarios más próximos en donde aprender y equivocarse con el feedback de un público que quiere verla actuar de cerca. Porque la casa nunca se puede empezar por el tejado. Ni siquiera con la volátil potencia de Eurovisión.

Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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