Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Luis Enrique, periodista

Luis Enrique durante su último directo en Twitch.
Luis Enrique durante un directo en Twitch.
TWITCH LUIS ENRIQUE
Luis Enrique durante su último directo en Twitch.

A una parte del periodismo deportivo español no le ha sentado bien que Luis Enrique se ponga a hablar delante de una cámara sin intermediarios durante el mundial de Catar. Algunos no entienden que dedique tiempo a esto mientras están jugando otras selecciones a las que, según ellos, el preparador español debería estar analizando con una libreta para tomar notas. Hay un cierto tono de cinismo cuando se habla del seleccionador y de su participación en la plataforma Twitch desde el periodismo. La derrota contra Japón parece que aumenta la fuerza de este argumento.

La actitud de este sector del periodismo deportivo transmite una sensación de miedo y cierta impotencia ante lo evidente: el intermediario informativo tradicional está perdiendo terreno ante otras formas de comunicación. Las críticas sutiles se intercalan con alguna torpeza manifiesta como la manipulación de algunos sonidos realizada en una de las cadenas de radio de mayor impacto en el deporte español. Aunque dos de los responsables han pedido disculpas, mucha gente desde las redes sociales pide que dé la cara el autor real de la manipulación, periodista de recorrido respetable, que parece últimamente enfrentado al progreso por su obstinación y torpeza.

El periodismo deportivo tradicional es mecánico, previsible y monótono. Invita, además, a los protagonistas a adoptar un tono robótico e impostado.

Hay diferencias evidentes entre hablar delante de una cámara con aficionados que hacen preguntas y el periodismo. Sin embargo, parece que este oficio se obsesiona en desprestigiar aquello que no puede controlar, lo mira con desprecio y lo critica. Lo usa, además, como fuente de información fiable y aquí se abre un debate que no está resuelto. ¿Merece la pena, por ejemplo, poner tanta atención en Twitter? ¿No habría que mejorar primero el producto que se ofrece?

El periodismo deportivo tradicional es mecánico, previsible y monótono. Invita, además, a los protagonistas a adoptar un tono robótico e impostado. La inercia, por ejemplo, en una entrevista a un futbolista es ya casi insalvable: incolora, insípida e insabora. Cualquier entrevista o rueda de prensa del Mundial es una eterna repetición de tópicos y de lugares comunes. La mayor parte de las veces, resulta absolutamente prescindible. ¿No habría que pensar en la reinvención?

El periodismo tradicional tiene que abordar un problema grave de desinformación, aislamiento, estabulación y sometimiento en el que se ha metido por temer al poder y amar al dinero. Existe además un enemigo sonriente, bien vestido, cuña de la misma madera y que trabaja a sueldo para que todo siga tan aburrido como siempre. ¿Saben cómo se llama? Jefe de prensa. Hay mucho que mejorar. El enemigo está dentro.

Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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