OPINIÓN

¿La Constitución está pasada de moda?

En primer plano, un detalle de la Constitución Española.
En primer plano, un detalle de la Constitución Española.
JOSÉ MIGUEL MARCO / ARCHIVO HERALDO
En primer plano, un detalle de la Constitución Española.

¡Es el cumple de la Constitución! Para celebrarlo, un montón de políticos van a pasarse el día de acto en acto lanzándose puyas por el mal uso que hacen todos, menos ellos, de la carta magna. En realidad, casi todos acaban cayendo en el mismo error: olvidar que la ley de leyes sirve para garantizar y ampliar derechos, y no como arma arrojadiza.

Los que no sé si van a celebrar tanto la festividad son los que están convencidos de que la Constitución está pasada de moda, argumentando que ellos no la votaron, una de las cantinelas de Podemos (no la repiten tanto desde que están en el poder). Al parecer, debería haber una actualización millennial del texto, y también un remake de la Generación Z titulado “Ok Boomer”. El caso es que yo tampoco estaba en el mundo cuando se aprobó la Constitución, pero al leerla me parece que, en general, sigue tan en vigor como lo está el Código Civil, que es de 1889, un texto que nadie votó y que no levanta protestas políticas.

Sí puede haber retoques pendientes, como lo de cambiar disminuidos por discapacitados, que aún tiene enmiendas a la espera. También ayudaría reordenar derechos para que sean de los fundamentales, como el de la vivienda, y lo del anacronismo de género en la sucesión de la corona. Mención aparte la reforma que podría evitar vergonzosos bloqueos políticos como el de CGPJ… El caso es que la propia Constitución prevé mecanismos para su reforma si fuera necesaria, como las dos que ya tuvo, aunque a mí me tira mucho para atrás pensar en quiénes podría estar al frente de la reescritura.

Los padres de la Constitución fueron gente más que preparada. Ahora tenemos políticos que por la mañana te redactan una ley con agujeros y por la tarde tuitean un meme para defender su incompetencia. Y luego está el clima de crispación que tenemos en el Congreso, de eterna campaña electoral y agresividad política. Vivimos en la era de la “Política Destroyer” que hace gala de alardear de lo que separa a unos de otros, en lugar de dar con lo que los une.

Vivimos en la era de la “Política Destroyer” que hace gala de alardear de lo que separa a unos de otros, en lugar de dar con lo que los une

El problema no está en la edad de la Constitución, sino en que contempla una serie de derechos que los políticos de hoy no son capaces de garantizarnos porque no se ponen de acuerdo en lo fundamental (que eso es la Constitución, lo básico que merecemos como sociedad). Ese texto fue fruto del consenso y el diálogo, pero ahora en el Congreso se recurre a la agresividad verbal y al insulto que convierta una comparecencia en trending topic. Y, mientras se pelean, tenemos instituciones casi secuestradas, algo más propio de totalitarismos.

La mejor herramienta que tenemos para protegernos de los ataques a la democracia es la Constitución. En su primer artículo nos blinda y une en un Estado social y democrático de derecho. Sus páginas protegen la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Son los principios y valores de la democracia, y nunca tienen que pasar de moda.

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