OPINIÓN

Detrás de la puerta

Meghan Markle y el príncipe Harry en los premios Robert F. Kennedy
Meghan Markle y el príncipe Harry en los premios Robert F. Kennedy
GTRES
Meghan Markle y el príncipe Harry en los premios Robert F. Kennedy

El estreno del documental Harry y Meghan, en el que los duques de Sussex han decidido contar su vida para Netflix a lo largo de seis capítulos como parte del acuerdo firmado con la plataforma por más de 100 millones de euros, ha vuelto a encender todas las alarmas en el seno de la familia real británica, que nunca ha sido partidaria de ventilar en público las cuestiones privadas.

En su exilio dorado californiano, el hijo menor del rey Carlos señalaba a modo de anticipo que “nadie ve lo que sucede detrás de las puertas cerradas”. Él se muestra dispuesto a abrirlas y a contar su visión de la historia que acabó alejándole de la familia real y de los beneficios y prebendas que ese estatus conlleva.

Si en su día la entrevista de Harry y Meghan con Oprah Winfrey, donde deslizaron acusaciones de racismo en el seno de la monarquía británica, levantó una considerable polémica, ahora el tema ha vuelto a ser motivo de controversia al haber aceptado la pareja el premio Ripple of Hope, que destaca su contribución a la lucha por las injusticias raciales y sociales por su denuncia de la xenofobia en el seno de la Institución.

Este asunto, al que se suman el estreno de la serie televisa y la inmediata publicación de unas memorias que Harry contrató por 42 millones de euros y en las que parece dispuesto a desvelar qué se esconde tras esas puertas cerradas, darán mucho que hablar. Esto no contribuirá, más bien al contrario, a restablecer las maltrechas relaciones con la familia real, que, se mire como se mire, sigue siendo su familia.

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