Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Cosas que hacemos (todos) mal en Navidad

Errores de cuando nos comunicamos, sin pantallas de por medio
Friends en Navidad, ellos también lo hacían regular. Y por eso les queremos tanto
Ellos también lo hacían regular. Y por eso les queremos tanto
NBC
Friends en Navidad, ellos también lo hacían regular. Y por eso les queremos tanto

"Un día es un día". Es una de las frases que más se repite en las celebraciones navideñas como excusa para cualquier exceso. Antaño tenía sentido. En tiempos de escasez, las fiestas navideñas suponían la excepción para degustar aquello que la sociedad no podía permitirse a diario. Era la oportunidad de comer lo que no se podía dar bocado el resto del año. Ahora sí. Ahora el "un día es un día" son todos los días.

Pero, de alguna manera, hemos interiorizado en nuestras cabezas el error de que la buena celebración se basa en la opulencia de la cantidad. Y ya, el día 7 de enero "empiezo la dieta". Otra maldita fracesita con la que nos autoengañamos. Como si el cuerpo fuera un globo que se puede inflar y desinflar de golpe. Eso parece al ver los machacones anuncios de gurús en los que comparan un cuerpo de antes y uno de después. Cotejo peligroso, pues da la sensación que cuando se llega a esa meta de la foto "del después" el mundo se quedara congelado ahí. Y los cuerpos evolucionan todo el rato. Después de la foto del después habrá otro después. No es cuestión de dietas en forma de regalo de reyes, es mantener cierto equilibrio. O intentarlo, sin culpabilidades.

La Navidad está para celebrar. Y solemos celebrar con el maravilloso e inevitable placer de comer.  Y con ríos de alcohol, porque con agua no se puede festejar. De hecho, uno de los grandes errores de los encuentros sociales, en Navidad y fuera de la Navidad, es coaccionamos al abstemio hasta hacerle sentir mal. "No pasa nada por una copita", "un vinito es sano", "¿cómo vas a brindar con agua, da mala suerte". Complicado escapar de una espiral social donde, en ocasiones, hasta se ridiculiza al que prefiere una bebida sin alcohol. "¿Qué eres un niño?" ¿Qué estás en una fiesta de cumpleaños en el cole". Oprimimos todo el rato con juicios de valor que ya va tocando rebobinar con una buena dosis de autocrítica. 

Va tocando enriquecer los encuentros navideños desactivando todos los lugares comunes que sólo sirven como medida de presión social: por qué no comes, por qué no bebes, por qué estás más delgado, por qué tienes el pelo así, cuándo te vas a echar novio que se te pasa el arroz. Muchas preguntas que no esperan respuesta, sólo reproducen cánones con los que crecimos, que nos decían qué estaba bien y, a la vez, qué estaba fatal. Pero no, quizá esos modelos no eran los más saludables cuando fuerzan a que todos hagamos lo mismo o, de lo contrario, da la sensación de que no estás cumpliendo las expectativas que la sociedad espera de ti.

La inteligencia emocional es hábil marcando ilusiones cotidianas que sirven para romper con la rutina y movilizar nuestras aspiraciones. La sociedad, a menudo, nos invita a expectativas gigantes. Pero las más astutas son las cotidianas. Celebremos más los encuentros que nos depara el día a día de la Navidad y menos las expectativas de lo que nos insistieron que debía ser una buena, alcohólica, ruidosa y glotona fiesta qué fantástica, fantástica, esta fiesta.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento