Obesidad, causa de discapacidad y también consecuencia: "Deberían estar entre los primeros en recibir tratamientos nuevos"

  • El 14 de diciembre se celebra en España el Día Nacional de la Persona con obesidad.
  • La tasa de obesidad es considerablemente mayor entre las personas con discapacidad intelectual.
Obesidad infantil
Niño con obesidad.
VITHAS
Obesidad infantil

La obesidad es una de las grandes pandemias del siglo XXI, una condición que va mucho más allá del peso en sí y de la estética, pues está detrás de graves problemas de salud, como problemas cardiovasculares, varios tipos de cáncer, diabetes, e incluso serios problemas de movilidad, problemas todos ellos, que, a su vez, puede derivar en una discapacidad física.

Pero esta no es la única relación entre obesidad y discapacidad, pues la obesidad es, a su vez, más frecuente entre las personas con discapacidad, concretamente la discapacidad intelectual, según varios estudios observacionales.

El Dr. Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y endocrinólogo del Hospital Arnau de Vilanova (Lleida), nos habla de la relación entre obesidad y la importancia de atajarla, tanto para reducir la discapacidad como para mejorar la vida de las personas que ya conviven con algún tipo de dificultad.

Obesidad, gran ‘creadora’ de discapacidad

Como alerta el Dr. Albert Lecube, la obesidad se asocia a multitud de enfermedades que, a su vez, pueden desembocar en una discapacidad, principalmente física, "no hay ninguna enfermedad que no empeore su gravedad a medida que vas incrementando el peso, y en muchas enfermedades la obesidad funciona como gatillo, las dispara. También dispara la discapacidad, pues muchas de estas enfermedades pueden producir una incapacidad, una autolimitación o incluso en una discapacidad a largo plazo. Por ejemplo, un peso excesivo carga las rodillas, las caderas, la espalda… limita la capacidad de movilidad del paciente e incluso puede desencadenar la necesidad de prótesis", prótesis que, según advierte, no te pueden poner si no bajas de peso.

Muchas de las enfermedades que favorece la obesidad pueden producir una incapacidad, una autolimitación o incluso en una discapacidad a largo plazo

Por otro lado, es otro ‘disparador’ de enfermedades crónicas que, a su vez, pueden provocar graves secuelas, y, como consecuencia, discapacidad, "la obesidad aumenta mucho el riesgo de accidentes cardio y cerebrovasculares, como infartos o ictus… y de diabetes, que aumenta el riesgo cardiovascular, puede dar lugar a úlceras, pie diabético, amputaciones…".

Además, tener un peso excesivamente elevado no solo produce efectos a nivel físico, sino que puede ocasionar problemas a nivel cognitivo, "la obesidad ocasiona una inflamación crónica del tejido adiposo que se transmite al resto de organismo y resistencia a la insulina. Esta resistencia a la insulina puede provocar problemas en el sistema nervioso central y afectar a las capacidades cognitivas de las personas que la sufren". 

Sin embargo, Dr. Albert Lecube no quiere, ni mucho menos, que la gente se quede con un mensaje erróneo, que piensen que las personas con obesidad son menos inteligentes, sino que sean conscientes de que puede ocasionar problemas en este aspecto y limitar algunas de sus capacidades cognitivas. Unas capacidades que, además, se recuperan con la pérdida de peso.

Lo que sí quiere dejar claro es que, reduciendo las tasas de obesidad, no solo mejoraríamos la calidad y expectativas de vida de muchas personas, sino que podríamos reducir las tasas de discapacidad.

Más obesidad en la discapacidad intelectual

Otra relación bastante llamativa es la que une la discapacidad intelectual y la obesidad, pues según varios estudios, todos ellos observacionales, las personas algún tipo de discapacidad intelectual, sobre todo entre las mujeres con discapacidad intelectual moderada, entre las que, según un estudio llevado a cabo dentro del proyecto europeo POMONA II, la prevalencia de la obesidad se encuentra en torno al 30-40%.

Entre las causas que contribuyen a aumentar la obesidad entre las personas con discapacidad intelectual, el Dr. Lecube cree que puede haber varias, "por un lado, tienen más problemas a la hora de realizar actividad física de forma regular y constante y eficaz", asegura. Pero detrás hay muchos más posibles motivos, también fisiológicos. Por ejemplo, según apunta, "muchas personas con discapacidad intelectual o una salud mental alterada tienen problemas en el hipotálamo, parte del cerebro que regula el apetito". Es decir, que es habitual que tengan más ganas de comer.

Son pacientes que tienen que ser guiados, mucho más que el resto de la población

Si a esto unimos que son menos conscientes de la importancia de alimentarse bien para la salud o que tienen más dificultades para llevar a cabo una serie de hábitos saludables, es normal que aumenten de peso. También es más frecuente que entre la población general que duerman poco, que tengan más estrés o que tomen determinadas medicaciones, otros factores de riesgo para padecer obesidad.

Todos estos factores, o la suma de algunos de ellos, tienen como resultado que la tasa de obesidad sea considerablemente mayor entre las personas con discapacidad intelectual.

Abordaje y tratamiento más difíciles

Además de los múltiples factores que favorecen la aparición de la obesidad entre estas personas, la prevención y el tratamiento son también más difíciles y dependerán, en gran medida, del entorno, que muchas veces no es favorable, "en las residencias, donde viven muchas de ellas, la dieta no es tan buena como debería y favorece la aparición de la obesidad", se queja.

Tampoco es difícil el abordaje, "además de que las dietas, a largo plazo, no funcionan para combatir la obesidad, es más complicado conseguir que las personas con discapacidad sigan una dieta sana o que controlen el apetito. Las dietas, tienen que acompañarse de un seguimiento, ejercicio, etc.". Para que un tratamiento para combatir la obesidad funcione, los controles deberán ser más exhaustivos, mantenidos en el tiempo y siempre con la colaboración y la supervisión del entorno.

En cuanto aparezcan fármacos o tratamientos nuevos, estos pacientes deberían estar entre los primeros en recibirlos

La clave está, por tanto, en prevenir, y desde distintos ámbitos. Por un lado, es importante que la familia -o los cuidadores- tomen conciencia de la importancia de unos hábitos sanos, tanto en cuanto a la dieta, el ejercicio o las horas de descanso, e intenten inculcárselos desde el principio, "son pacientes que tienen que ser guiados, mucho más que el resto de la población", asegura.

También es necesario que se impliquen los médicos. Por un lado, que intenten, en caso de que sea necesaria, prescribir medicamentos que no fomenten el aumento de peso, y por otro, que se sigan su peso de una manera más exhaustiva y rutinaria. Además, el Dr. Albert Lecube recomienda que las personas con discapacidad sean un grupo prioritario dentro de Sistema Nacional de Salud para que "en cuanto aparezcan fármacos o tratamientos nuevos, estos pacientes estén entre los primeros en recibirlos". 

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