La "injerencia" del Constitucional devuelve el ánimo al PSOE: "En una semana, nadie se acordará de la malversación"

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el diputado Felipe Sicilia.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el diputado Felipe Sicilia.
Jesús Hellín
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el diputado Felipe Sicilia.

El PSOE vuelve, si no a sonreír, a respirar con un poco de alivio. La cesión a ERC en forma de reajuste de la malversación estaba envenenando la paz en el partido y las voces discordantes no paraban de crecer. No obstante, la posibilidad de que el Tribunal Constitucional (TC) pudiera paralizar el pasado jueves una votación del Congreso de los Diputados antes de que se produjera -algo que no había ocurrido anteriormente y que fue calificado como "injerencia" por parte de los socialistas y de "complot" por el presidente Pedro Sánchez- estuvo cerca de provocar un terremoto institucional que cambió el foco del debate, rebajó el eco de la reforma del Código Penal y volvió a armar al bloque de la investidura.

Distintos cargos socialistas coincidieron el jueves en señalar la gravedad de lo que estaba ocurriendo. Para poner en contexto: ese día, el Congreso debía votar la derogación de la sedición y la reforma del delito de malversación, a lo que el PSOE y Unidas Podemos terminaron sumando varias enmiendas con el fin de forzar en el mismo texto la renovación del Constitucional, una tarea que debió llevarse a cabo hace más de tres meses. Un día antes, el PP decidió recurrirlo al tribunal de garantías, al que solicitó suspender dichas enmiendas de manera inmediata. Y el TC respondió convocando un Pleno a primera hora del jueves, dejando en el aire la votación.

En privado y en público, los socialistas quisieron dejar claro la importancia que tenía que el Constitucional se plantease paralizar una votación parlamentaria antes de que se produjera. "Me considero una persona ecuánime y moderada. Y lo de hoy es un antes y un después", reflexionaba un ministro. "No tiene nombre", decía otro diputado. Eso sí, otros parlamentarios socialistas destacaban otra de las aristas de la ecuación, pues el desafío de los magistrados dejaba en segundo plano lo que se iba a votar. "En una semana, nadie se acuerda de la malversación", aseguraban, sin dejar de resaltar la importancia del movimiento de los jueces.

Con todo, cierto es que la "injerencia" del TC cambia la perspectiva del Gobierno. Otro de los parlamentarios del PSOE recordaba un caso similar ocurrido recientemente. Cuando el goteo de rebajas de penas a condenados por la ley del 'solo sí es sí' amenazaba con dejar a la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el alambre, un ataque personal de Vox en el Congreso logró opacar las críticas y provocó un cierre de filas absoluto en el Gobierno. La diputada de Vox Carla Toscano aseguró que el único mérito de la ministra era "haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias", a lo que todo el Ejecutivo -y también los grupos de la oposición- respondió con una defensa unánime a Montero. Incluso dentro de las filas del PP reconocían el "error" de Vox y sus consecuencias.

Refuerzo de la mayoría de la investidura

Asimismo, las intenciones de una parte del Constitucional -que terminaron por no consumarse, ya que la decisión definitiva se decidirá este lunes en otro Pleno- también tuvieron otro efecto: el del refuerzo de la mayoría de la investidura, incluso en un tema en el que diferentes socios habían mostrado sus reticencias a sumarse, como es el caso de la malversación

La posibilidad de que la reforma de este tipo penal provocase una rebaja de penas a corruptos había levantado suspicacias en algunos partidos de la izquierda. Es el caso de Más País o Bildu. Eso sí, en ambos casos terminaron votando a favor -salvo Joan Baldoví, que está dentro de Más País pero pertenece a Compromís-. Pese a abstenerse el lunes en la Comisión de Justicia, los abertzales terminaron cambiando su voto. "Sacaremos del Constitucional a los que hace tiempo que deberían haberlo abandonado, claro que sí", dijo su portavoz, Jon Iñarritu.

Además, también se vio cómo el PSOE y ERC llegaron a compartir desde la tribuna unos argumentos similares. De hecho, ambos mencionaron al golpista Antonio Tejero y el intento de golpe de Estado de 1981. "Tengo miedo a que entre Tejero con toga, porque ya no entran con pistola", señaló Gabriel Rufián, portavoz de los republicanos en la Cámara Baja. 

Minutos después, el diputado del PSOE Felipe Sicilia hizo suya la referencia. "La democracia en nuestro país solo ha estado en peligro con la derecha, con un golpe militar que acabó con la democracia en 1936; con el 23F, que Tejero no era de izquierdas... y sigue poniéndola hoy en peligro", lanzó el socialista, levantando polvareda en la bancada popular, que respondió relacionando a Sánchez con el procés.

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