Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

Querido Papá Noel, ayuda a nuestros sanitarios

Protestas de los sanitarios vinculados al servicio de ambulancias en Londres
Protestas de los sanitarios vinculados al servicio de ambulancias en Londres
EFE/EPA/MARK THOMAS
Protestas de los sanitarios vinculados al servicio de ambulancias en Londres

Hace nada estuvimos asomándonos a los balcones y ventanas a las ocho de cada tarde, aplaudiendo a los sanitarios por su incansable lucha contra el Covid-19. Ese gesto durante el confinamiento empezó en España y se adoptó también en el Reino Unido para dar las gracias a los trabajadores del Sistema Nacional de Salud, el NHS.

Apenas tres años más tarde, esos enfermeros y médicos se sienten olvidados. Han aguantado la peor parte de la pandemia y ahora tienen la sensación de que trabajar en tiempos de crisis es la nueva normalidad. Aguantan largos turnos por la falta de personal sanitario y no han tenido subidas de sueldos para compensar los precios disparatados ni mucho menos el enorme sacrificio personal vivido durante lo peor de la Covid-19. "Hay veces que pienso que debería dejar la profesión y trabajar cómo cajera en un supermercado. Ganaría más y tendría menos estrés", cuenta la enfermera británica Jo Samuels en Didcot al periódico local The Oxford Mail

Los enfermeros en el Reino Unido están de huelga nacional por primera vez en 106 años. Los sanitarios españoles comparten algunas de sus reivindicaciones. En Madrid, unos médicos incluso se han encerrado en la Dirección General de Recursos Humanos del Servicio Madrileño de Salud (Sermas).

Estamos los españoles y británicos tan orgullosos de nuestros sistemas de salud, como decepcionados. Nos preocupamos por su supervivencia, por el estrés evidente de los sanitarios y por los lamentables fallos del sistema que muchos de nuestros seres queridos y nosotros mismos sufrimos en nuestras carnes.

"Nadie merece estar con las costillas agrietadas y una pelvis rota, tumbado en un camino congelado de cemento, debajo de una tienda de campaña improvisada, esperando durante 15 horas una ambulancia", escribió la Catedrática Helen Stokes-Lampard, presidenta de la Academia de los Colegios Médicos Reales, que representa a más de 220.000 médicos británicos. Se refiere al caso de un hombre de 87 años con cáncer de próstata que cayó en su jardín. El informe Arreglando al NHS: Porque tenemos que dejar de normalizar lo inaceptable salió en septiembre, citando varios casos tremendos como el de David, de pacientes que han sufrido dolor extremo o una muerte evitable.

La Academia apela a "una conversación nacional abierta y honesta" para reformar el sistema. Entre sus diagnósticos: faltan sanitarios; edificios en condiciones; plazas en residencias que puedan pagar los mayores para que no ocupen las escasas camas de los hospitales; un uso mucho mejor de las nuevas tecnologías y una mejora del ánimo de los sanitarios.

En Inglaterra, el 12% de la población espera algún tratamiento médico, lo que se traduce en muchas personas sin poder trabajar, un lastre para la economía, con necesidad  trabajadores en varios sectores. "En el último año, uno de cada seis adultos británicos tenía necesidad urgente de recibir atención médica o algún tratamiento sin poder acceder a ello… la cifra más alta de 36 países europeos", dice John Burn-Murdoch, reportero especialista en datos para The Financial Times.

Años de austeridad han dejado una falta de camas para atender la lista de espera post-Covid de más de 7 millones de personas. Hay 2,3 camas por 1.000 personas en comparación con 7,8 en Alemania y algo menos de 3 en España.  Además, el Reino Unido invierte menos que otros países de la OCDE en cuidados de la comunidad como los centros de salud, inversiones que pueden prevenir que los pacientes acaben en los hospitales.

Resulta difícil entablar una conversación profunda sobre el NHS, porque muchas personas votaron a favor del Brexit confiando en la falsa promesa de que unos 400 millones de euros que supuestamente eran enviados semanalmente a la UE podrían estar disponibles después del divorcio con Europa para el sistema de salud. También es doloroso porque el Brexit ha traído varios problemas añadidos, como la falta de sanitarios cualificados procedentes de países como España. La conversación es, sin embargo, imprescindible. También lo es en todas las Comunidades Autónomas de España. Se lo debemos a los sanitarios a los que tanto hemos aplaudido.

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