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Kim Kardashian llora al hablar de Kanye y de la polémica de Balenciaga: "Como no dije 'Que te den', la gente se cabreó"

La empresaria Kim Kardashian, en 2020.
Willy Sanjuan / Gtres

Ha llegado a las lágrimas. A sus 42 años, Kim Kardashian sabía que en algún momento tendría que hablar de Kanye West, de sus hijos y de la enorme polémica por el escándalo de Balenciaga. Y, cuando lo ha hecho, no ha podido evitar emocionarse. Delante estaba Angie Martinez, quien lleva un exitoso podcast  (llamado Angie Martinez - In Real Life) en el que la empresaria fundadora de Skims ha querido conceder la entrevista con la que poner punto final a este 2022.

Para empezar, ha hablado de los haters que genera tanto su familia como ella misma. "Hay mucho odio y energía negativa hacia mi familia. Y en verdad cada una hacemos una cosa diferente. Pero ahora todo el mundo está obsesionado con el otro. Nosotras estamos superunidas, no sé de dónde nos viene ese odio. Pero sí es cierto somos responsables de muchas cosas que ni siquiera sabemos. Asumimos esa carga", ha comenzado.

Precisamente, ella ha sentido aún más ese odio, esa "obsesión" por ella, desde que solicitó "el divorcio hace dos años" del rapero. "Empecé a sentir poco a poco ese odio que me tenían guardado y que me seguirá para siempre", ha dicho, así como que siempre defenderá a Ye. Al menos, de cara a que sus hijos sigan queriendo a su padre.

"Lo defendí y seguiré haciéndolo a los ojos de mis hijos. En mi casa mis hijos no saben nada de lo que sucede en el mundo exterior, y me las arreglo para que eso siga siendo así. Me estoy agarrando de un clavo ardiendo. Los protegeré tanto como pueda. En la escuela, algunos de mis mejores amigos son sus maestros, por lo que sé qué sucede en el recreo, a la hora del almuerzo. Por ahora los otros niños no les han dicho nada", ha confesado, si bien es cuestión de tiempo.

"North tiene una cuenta de TikTok, pero en mi teléfono y solo en mi teléfono. No están ninguno en redes sociales", ha admitido, así como que queire desvincularlos por ahora de habladurías e ideas específicas sobre Kanye, aunque eso signifique para ella ponerse una máscara delante de ellos.

"Si estamos haciendo algo sobre la escuela y quieren escuchar la música de su padre sin importarles por lo que estemos pasando o lo que ocurre en el mundo, pues tengo que poner una sonrisa en mi cara, darle al play y cantar con mis hijos y actuar como si todo estuviera bien", ha confesado llorando, añadiendo que justo cuando los deja, ella se pone a llorar porque recuerda a su padre, Robert Kardashian.

Por último, Kimberly ha aclarado qué ocurrió con el tema de Balenciaga. De hecho, ella fue de las poquísimas celebrities que se pronunció sobre un escándalo, pero del que nadie famoso pareció saber nada. Kim aseguró que "reevaluaría" su relación con la firma en aquel entonces. Sin embargo, le cayeron multitud de críticas por no ser tajante.

"Lo de Balenciaga fue como de repente un: '¿Por qué no te estás pronunciando?'. Y yo pensando: 'Espera, no estoy en esta campaña. No sé qué está pasando, dejadme pensar un minuto'", ha rememorado Kimberly, que asegura que en cuanto se informó no se lo podía creer.

"Tan pronto como vi lo que todo el mundo ya sabía en Internet, el escenario al completo, hablé y expresé mis pensamientos sobre el sexo infantil y lo denuncié, claro", ha dicho sobre su hilo de Twitter, que llegó un par de días después de que saltara la polémica y que, sin embargo, no contentó a nadie, a pesar de ser, hay que repetirlo, una de las contadas celebs que decidieron dar un paso al frente.

"Como no dije 'Que te den, Balenciaga, hasta aquí hemos llegado', la gente se cabreó. No lo entendía: si no hablaba, se cabreaban; si hablaba, también se cabreaban. Yo creo que es tan sencillo que en la sociedad actual si hablas y no cancelas a alguien...", ha asegurado sobre si hay que cancelar o no a una empresa por usar en una campaña publicitaria simbología que mezcla pederastia, BDSM y satanismo.

"El objetivo de la vida tiene que ser cometer errores y crecer y ser mejores personas. Obviamente, no hay lugar para hacer lo que hicieron con niños. Cualquier sexualización de los niños no debería estar siquiera en nuestros cerebros. Yo creía que no podría haber sido más clara. Para mí, esto es horrible y siniestro", ha finalizado.

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