Internacional

El pontificado de Benedicto XVI: de las luces del diálogo interreligioso y su legado filosófico a las sombras de Vatileaks y los abusos

El Papa Benedicto XVI y el Patriarca Ortodoxo Bartolomé I saludan desde un balcón de la sede del patriarcado, en Estambul.
Kerim Oktem / EFE

El "sostén de la Iglesia en el silencio", como definió el papa Francisco a Benedicto XVI el pasado miércoles, ha dejado de sujetar a los fieles de la Iglesia. Casi diez años después de su renuncia como jefe del Estado vaticano, Joseph Ratzinger ha fallecido y ha dejado tras de sí un pontificado marcado por los escándalos que salpicaron a la Santa Sede, como los casos de pederastia y Vatileaks, pero también por su empeño en mejorar las relaciones entre religiones y un notable legado literario.

Su renuncia en 2013 revolucionó al mundo católico y se convirtió en uno de los hitos de su pontificado. A sus 85 años, tras casi ocho como heredero de san Pedro, Benedicto XVI se transformaba de nuevo en Joseph Ratzinger, en una decisión histórica cuyos precedentes hay que buscarlos hace siete siglos. Lo hacía consciente de su "incapacidad" para continuar al frente de la Santa Sede, al haber disminuido su "vigor tanto del cuerpo como de la mente" necesario para ostentar el liderazgo de la Iglesia.

De convicciones conservadoras, Benedicto XVI se vio obligado a encarar durante su pontificado un rosario de casos de pederastia que había comenzado a aflorar durante el papado de Juan Pablo II y ensombreció la imagen de la Iglesia. Los primeros escándalos llegaron desde Estados Unidos, donde surgieron nombres de sacerdotes e incluso obispos que llevaban años abusando de niños y salieron a la luz operaciones para mantener el silencio. 

La situación empeoró y, en febrero de 2012, el Vaticano reconoció públicamente un total de 4.000 casos de abusos sexuales a menores por parte de religiosos. Antes de asumir el papado, Benedicto XVI ya había denunciado en 2005 la "suciedad" en el clero y, durante su pontificado, llegó a pedir perdón a las víctimas en 2010 y a declarar que su curación debía ser "la preocupación prioritaria" de la comunidad cristiana e ir unida a una "profunda renovación de la Iglesia en todos los niveles".

En este contexto, aunque Ratzinger recibió críticas por no haber actuado antes, durante los 24 años en los que fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, reconoció los "pecados" de la Iglesia y puso en marcha una operación de "limpieza", que condujo a la dimisión de varios de obispos. "No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores habéis fallado, a veces gravemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños", aseguró en una carta pastoral, en la que admitió sentir "vergüenza" por lo ocurrido. 

Vatileaks

Sin embargo, la pederastia en el seno de la Iglesia no fue el único escándalo al que Joseph Ratzinger debió hacer frente como sucesor de san Pedro. A principios de 2012, una nueva polémica volvió a golpear el epicentro de la Santa Sede y acabó conduciendo, junto a otros motivos, a la renuncia de Benedicto XVI el 28 de febrero de 2013. Era el conocido como caso Vatileaks, una filtración de documentos secretos vaticanos, conmocionó a la institución y supuso un duro impacto para el papa.

El escándalo estalló en febrero de 2012 con la filtración a varios medios italianos de documentos secretos, que incluían desde cartas hasta un presunto complot para acabar con la vida de Benedicto XVI, y puso en evidencia las luchas intestinas en la Santa Sede. En este escenario, el Vaticano comenzó una investigación interna para purgar responsabilidades y acabó con un señalado: Paolo Gabriele, el mayordomo del papa. El topo era una de las personas más cercanas al pontífice y su "tristeza" era mayúscula, como reconocería más tarde.

Durante años, lo ayudó a vestirse, le sirvió el desayuno y lo ayudó en sus desplazamientos, para acabar revelando sus secretos. En su defensa, Paoletto aseguró haber actuado de ese modo para proteger al papa, "un pastor rodeado de lobos", como lo definió el diario L'osservatore vaticano. Sin embargo, ni siquiera con su detención terminaron las fugas de información, que continuaron durante meses. Una vez dictada la sentencia de 18 meses para el mayordomo, Benedicto XVI acabó concediéndole el indulto. 

Escándalo en el Banco Vaticano

Ese mismo año, llegó otro escándalo para socavar la imagen de la Iglesia y minar el ánimo del papa. El 24 de mayo de 2012, el presidente del Instituto para las Obras de Religión (el Banco vaticano), Ettore Gotti Tedeschi, fue retirado de su puesto "por no haber cumplido varias funciones de crucial importancia" para el organismo. La sospecha de la Santa Sede era que había cometido presuntas irregularidades relacionadas con el blanqueo de capitales.

Gotti Tedeschi había sido nombrado presidente del Instituto para las Obras de Religión el 23 de septiembre de 2009 y, un año después, se vio inmerso en una supuesta violación de las leyes de blanqueo junto con otros directivos del organismo. Finalmente, la Fiscalía de Roma archivó la causa y eximió al banquero de cualquier responsabilidad, pero el mazazo para la Iglesia y el papa fue notable.

Preservativos, divorciados y matrimonio gay

Más allá de estas grandes polémicas, otras controversias de menor calado también salpicaron su pontificado, como el uso de los condones. Después de asegurar en 2009 que "el sida no se puede frenar solo con el reparto de preservativos", en 2010 consideró que su utilización "estaba justificada en algunos casos"

El rechazo al matrimonio homosexual -del que afirmó que "amenazaba el porvenir mismo de la humanidad"-, sus reticencias a conceder la comunión a los divorciados y su negativa a ordenar como sacerdotes a las mujeres fueron otras de las posturas que caracterizaron su papado y le granjearon el calificativo de ortodoxo.

Diálogo entre religiones

Más allá de los escándalos, Benedicto XVI trató de potenciar el diálogo con otras confesiones cristianas, como los ortodoxos. En cuanto a las relaciones interreligiosas, multiplicó los llamamientos a la convivencia entre católicos y musulmanes, a pesar de unos comentarios sobre la relación entre Islam y violencia del discurso de Ratisbona en 2006 que irritaron a la comunidad mahometana y por los que Ratzinger se disculpó.

Respecto al judaísmo, continuó con la línea de aproximación de Juan Pablo II y, ferviente defensor de la paz en Oriente Medio, defendió la creación de un Estado palestino junto al de Israel. 

El papa y el universo literario

Ahora bien, fue el sector literario donde Benedicto XVI obtuvo algunas de sus mayores satisfacciones. A finales de 2012, publicó una obra titulada La infancia de Jesús, que ha dejado ventas millonarias, varias ediciones y afirmaciones como que los Reyes Magos no provenían de Oriente, sino de Tartessos, es decir, la actual Sevilla. Viene a completar una trilogía que incluye otros dos títulos: Jesús de Nazaret y Jesús de Nazaret. De la entrada en Jerusalén a la resurrección. Además, publicó tres encíclicas: Deus caritas est (2006), Spe salvi (2007) y Caritas in veritate (2009) y el nuevo compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (2005).

Ya durante su etapa de cardenal, Joseph Ratzinger firmó títulos como Ser cristiano en la era neopagana (1995), en el que advertía de que Europa se encaminaba erróneamente hacia una etapa en la que se buscaba la verdad en iglesias de nueva creación o, incluso, magia y esoterismo.

Además, es el héroe de un cómic manga, Habemus Papam, con el que trató de acercarse a los más jóvenes durante la multitudinaria Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid en el verano de 2011.

loading...