OPINIÓN

En contra del reguetón

Bad Bunny
Bad Bunny
GTRES
Bad Bunny

El que retransmitía el Concierto de Año Nuevo se ha ganado el título de persona más odiada del 2023 por preguntarse quién necesita reguetón teniendo a Strauss. En redes le llamaron casposo, ignorante, pollavieja y un montón de adjetivos descalificativos que supongo que me representan. Es que soy de los que piensan que el reguetón es música mala. Sé que tiene su historia y que esas bases machaconas que invitan al perreo han revolucionado la música mundial, pero también lo hicieron las hamburguesas con la gastronomía y no dejan de ser carne picada con pan.

He leído que si no te mola el reguetón igual eres racista, que viene de África y Jamaica. Justo de allí vino el ska y a los Specials te los bailo hasta dormido. Además, esto ya es latino y mainstream, otro argumento de rechazo por filia a la alta cultura que conmigo no funciona, que me sé de memoria el Bachata Rosa de Juan Luis Guerra. Creo que esto va de que no conecto con el reguetón porque es música generacional. 

Recorremos la adolescencia con canciones que parecen que hablan de ti en un momento en el que no tienes muy claro lo que eres. Música que compartes con amigos con los que te sientes especial, no como con tus padres castradores. Es la edad de vivir a contracorriente, justo como hicieron lo hijos de los que bailaban rock al apuntarse al punk.

Lo de la música por generación es una lotería. A mí me tocó los Pixies, Smashing Pumpkins, Placebo, Los Planetas, The Cure, y el disco bueno de Shakira, Dónde están los ladrones. Creo que tuve más suerte que los de ahora con el Quédate de Quevedo, pero entiendo que les flipe porque es música que les recordará siempre a cuando fueron felices bailando con sus amigos (por eso yo defiendo el Give it up, de Sensitive World, que era bastante peor).

Lo que no se puede negar es que el reguetón es música barata que cambia banda con la que repartir ganancias por samples y talento por tecnología de postproducción. Quizá ese modelo cuenta cosas de la sociedad en la que nos hemos convertido y por eso entiendo aún menos la defensa a ultranza del reguetón de los de mi edad con argumentos hasta políticos. 

Igual es que sí les fascina, pero también podría ser que se estén agarrando al carro de la modernidad por la necesidad de la sociedad de hoy de ser joven para siempre. Hay que estar en el mundo con los oídos muy abiertos para seguir cambiando (y consumiendo), no vaya a ser que te pierdas algo y envejezcas… 

Fingir eterna juventud es una opción, pero también lo es asumir que la vida va de que venga una generación que empuje a la anterior. De esos choques siempre salen las mejores bandas sonoras. Yo la mía ya la tengo, que por mucho que entre en ‘Explorar’ de Spotify siempre acabo volviendo a los discos con los que fui feliz. También me pongo Bizcochito en bucle, pero porque es muy divertida, no una obra de arte. Y no pasa nada porque solo sea eso.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento