La muda de pelo es un proceso natural por la que pasan numerosos perros y gatos, y que tiene varios objetivos claros para su beneficio: eliminan el pelo muerto, lo que evita irritación de la piel, liberan aceites tópicos para proteger su epidermis y regulan la temperatura adaptándose al clima. Al igual que el cabello humano, el pelo de un perro o de un gato crece todo el año, y una vez llega al final de su ciclo, se rompe y se desprende.
Hay gatos y perros que mudan estacionalmente, y otros que mudan durante todo el año en pequeñas cantidades más o menos constantes. En las mudas estacionales, que se producen en primavera y otoño, les ayuda a librarse de la capa interna y aligerarse de cara a la subida de temperaturas, y durante la muda de otoño ‘echan’ el abrigo de invierno, más tupido y más aislante, que crece y se fortalece para afrontar el frío. Este ciclo puede variar dependiendo de la zona geográfica donde vivamos o si el animal es de exterior o de interior, que también influirá en la cantidad de desprendimiento. En el interior de viviendas con la calefacción muy alta, si el contraste es grande con el exterior, es normal que algunos ejemplares muden o suelten pelo de forma más abundante, dado que esos cambios de temperatura tan extremos pueden desajustar su ciclo interno.
Es un error común atribuir que la longitud del pelo es indicativo de cuánto desprendimiento tendrá el animal, ya que influyen numerosos factores, entre ellos la composición genética natural. Razas felinas como los maine coon, los persas o los británicos de pelo corto, tienen una tendencia especialmente fuerte a perder mucho pelo, en oposición a razas como el bengalí, el siberiano o los sphynx. Tampoco tienen tendencia a la pérdida de pelo razas como el selkirk rex o LaPerm.
En cuanto a perros, los retrievers, el terranova, los pastores alemanes, bulldogs o los galgos españoles, sueltan mucho pelo en comparación a los fox terrier, el yorkshire terrier o los caniches. Luego existen razas de desprendimiento intermedio, como los schnauzer, el border collie o los cócker spaniel, sean ingleses o americanos.
Existen numerosos tipos o variedades de pelo en el mundo canino: con capas dobles (pastor alemán), pelo corto (bóxer), pelo semilargo (cócker spaniel inglés), pelo largo (afgano), pelo sedoso (setter), pelo encordado o lanoso (komondor), pelo rizado (airedale terrier) y pelo duro (téckel).
Los gatos, con algo menos de variedad, se dividen en gatos de pelo con doble capa (azul ruso), pelo corto (oriental), semilargo (balinés), largo (persa), pelo rizado (LaPerm), e incluso pelo duro, mutación natural que solo existe en la singular raza american wirehair, pendiente de reconocimiento aún por algunas asociaciones felinas internacionales.
En ambas especies la doble capa puede o no estar presente al margen de la longitud del pelo, pero suele ser un indicador claro de que ese ejemplar realizará mudas estacionales y por consiguiente, que deberemos dedicar un tiempo determinado a lo largo del año para cepillados y cuidado de su tipo específico de manto. Además, en el caso de mestizos o cruces, pueden presentar un cóctel genético imposible de rastrear y presentar una combinación de longitudes o estructuras como tener doble capa y a la vez una textura ondulada, fina y sedosa.
La ciencia tras el tipo de pelaje canino
Antes de la aparición de las razas modernas, en los albores de la domesticación, todos los perros tenían pelo corto y liso sin más características particulares. Las variedades que afectan a la textura o mayor longitud fueron surgiendo debido a mutaciones en los genes implicados en el proceso del desarrollo y crecimiento del pelo corporal. En el caso de los perros, hay al menos tres genes que regulan estas características: el de la longitud, el del rizo y el de la aspereza, que produce el pelo duro, como puede leerse en este estudio.
El fenotipo de pelo duro, característico del schnauzer, siempre viene acompañado de pelo más largo en la barbilla, y cejas y hocico muy poblado. Esta condición se produce debido a la presencia de una sección extra de ADN que cambia el comportamiento de las proteínas. El pelo duro es un rasgo autosómico dominante, es decir, solo se necesita una copia del alelo portador de la mutación para que pueda estar presente el rasgo en su descendencia.
El pelo rizado, como el del caniche, se produce cuando hay una mutación en la queratina, la proteína estructural que conforma cada cabello. En este caso, se trata de una simple sustitución de un par de bases nitrogenadas que forman la estructura del ADN. Esta mutación afecta al plegamiento de la proteína en su totalidad y causa que los individuos que porten las dos copias dominantes tendrán el pelo rizado, los que tengan dos copias recesivas lo tendrán liso y los que tengan una dominante y una recesiva mostrarán un pelo ondulado, como la raza borzoi.
Cómo reducir el desprendimiento y ayudar al animal
Descartando problemas de salud que influyan o afecten al desprendimiento y pérdida de pelo en perros y gatos, como alergias, enfermedades endocrinas, el efecto de algunos medicamentos o la diabetes, podemos controlar y reducir que suelten demasiado pelo en casa con algunas prácticas y un cuidado básico que incluye:
· Cepillados. Sean animales de muda estacional, continua de poca cantidad o considerada una raza que no muda, el mantenimiento mediante cepillados siempre es beneficioso para ellos y reducirá la caída masiva al haber ido retirando de forma paulatina y controlada el pelo muerto a lo largo de todo el año.
· Nutrición apropiada. Mantener una dieta equilibrada adecuada para su especie animal proporcionará salud a la piel y el manto del animal. Un pelo en buen estado será menos quebradizo y débil y ayudará a reducir el desprendimiento.
· Desparasitación al día. Hay parásitos que pueden aumentar la muda y la caída de pelo en perros y gatos, sean intestinales o externos como una infestación de pulgas, y que afectan a la salud general del animal, incluida la calidad del manto.
· Evitar el estrés. Es un factor que contribuye mucho a la pérdida de pelo, también entre estos populares animales de compañía. Eliminar los factores estresantes del entorno canino o felino puede frenar el desprendimiento de forma considerable.
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