L'Eixample limitará la apertura de bares, restaurantes y pequeños supermercados para proteger el comercio de proximidad

  • El Ajuntament crea un plan de usos que quiere evitar la saturación de negocios que provocan molestias a los vecinos 
Una terraza de Barcelona abierta.
El Plan de Usos quiere limitar las actividades de restauración en calles pacificadas.
ACN
Una terraza de Barcelona abierta.

El Ajuntament de Barcelona ha diseñado un Plan de Usos para el Eixample que pretende preservar el comercio de proximidad y evitar la concentración de locales con actividades que provocan ruido y molestias a los vecinos. El objetivo principal de la iniciativa, según la regidora de Ecología y Urbanismo del Ajuntament de Barcelona, Janet Sanz, se quiere “preservar el modelo Barcelona”, en el que el comercio de proximidad en las plantas bajas crea vida en los barrios, frente a un “grave problema de especulación”, ha añadido.

Esta tarde, en rueda de prensa, Janet Sanz, acompañada de la regidora de Coordinación Territorial, Laia Bonet, ha presentado este Plan de Usos para el distrito de L’Eixample que se llevará a aprobación en el próximo pleno del consistorio. Según Sanz, el apoyo de Esquerra Republicana aún no está confirmado, pero ha explicado que las propuestas que hicieron en su momento iban en un sentido parecido al que refleja el proyecto final.

El diseño definitivo del Plan de Usos ha contado con la participación de los sectores implicados y también con la de los vecinos mediante un proceso participativo. El objetivo principal es evitar que algunas de las calles que se están pacificando actualmente, como todas las pertenecientes a la Superilla de L’Eixample, se conviertan en un foco de problemas para los vecinos como ha sucedido en la calle Enric Granados. Según Janet Sanz, “ahora estamos a tiempo”, y para ello se han aplicado modelos parecidos a los que se crearon en su día para el barrio de Sant Antoni o para la calle Girona.

Dos zonas diferenciadas

El Plan de Usos presentado hoy establece dos tipos de regulación: una para calles pacificadas y otra para el resto del distrito. En la primera categoría se engloban las calles integradas en el Plan de Usos de Sant Antoni y calle Girona; las calles ya pacificadas: Enric Granados, Passeig Sant Joan, las avenidas Avinguda Mistral y Gaudí, carretera de Ribes, y dentro del ámbito de Glòries, la calle Cartagena; los tramos de calle que están en proceso de pacificación y que ya tienen proyecto de obras; y finalmente, las futuras vías que se pacifiquen.

En estas zonas se regula el establecimiento de nuevos negocios de restauración, bares, restaurantes y tiendas con degustación, pequeños supermercados y tiendas de alimentación y conveniencia que abren hasta altas horas de la noche, y discotecas o locales de actividad musical. En vías pacificadas, el Ajuntament no dará nuevas licencias de apertura de este tipo de actividades si en un radio de 50 metros desde donde se quiere abrir el negocio ya hay 5 establecimientos de este tipo, o un máximo de 18 negocios de este tipo en un radio de 100 metros. Además, entre los locales de estos tipos de negocios tiene que haber una separación de 25 metros.

En el resto del distrito de L’Eixample, en calles sin pacificar, las limitaciones se establecen en que no se darán licencia de apertura para establecimientos de este tipo si en un radio de 100 metros desde donde se encuentra el local que quiere abrir hay ya 20 negocios de las actividades que se quieren limitar.

Diversificación

La regidora de Ecología y Urbanismo, Janet Sanz, afirma que “si hacemos estas propuestas a tiempo se incrementa el comercio de proximidad”. Además, lo que se quiere es evitar la concentración en determinadas zonas de este tipo de negocios que están muy vinculados al turismo y que producen “gentrificación”. Como ejemplo, se calcula que en Sant Antoni se han abierto 186 nuevas actividades en locales en planta baja, y tan solo 9 son restaurantes. En la calle Girona, se crearon 90 negocios nuevos con solo 9 restaurantes.

La motivación del plan de usos parte de una realidad que se da en L’Eixample. Este distrito tiene alrededor de 14.000 locales en planta baja,uno de cada cinco de los 64.000 de toda la ciudad. Además, solo de establecimientos de restauración, bares y restaurantes, hay 3.200 negocios, y un 30% de las plantas bajas están dedicados a las actividades que tienen más impacto en el espacio público y en la vida vecinal como discotecas, restaurantes o supermercados que abren hasta tarde por la noche. Este último tipo de comercios se asocia a la venta de alcohol para beber en la calle y a la formación de grupos en la calle que perturban el descanso de los vecinos.

Graves saturaciones

La regidora de Coordinación Territorial, Laia Bonet, puso dos ejemplos de saturación de este tipo de negocios: en la calle Enric Granados, hay 70 locales de restauración en 9 tramos de calle; y en la avenida Gaudí hay 41 restaurantes en 4 tramos de calle. Sin embargo, este plan de usos no permitirá el cierre de los locales que ya están abiertos, tan solo denegará solicitudes de apertura si no se cumplen las condiciones. Además, si hay un traspaso, el próximo propietario del negocio tendrá derecho a seguir con el mismo tipo de actividad.

Laia Bonet explica que se ha diferenciado entre dos zonas del Eixample porque “los planes de usos han de servir para evitar los monocultivos, y hay zonas donde no hay este problema”, como son las calles que no están pacificadas. Bonet remarca que la legislación es más restrictiva en tan solo 11 calles de todo el distrito.

Finalmente, el Ajuntament ha calculado que si no se tomasen estas medidas restrictivas, en L’Eixample se podrían abrir hasta 11.000 nuevos negocios de alto impacto en el espacio público. Por contra, con este nuevo Plan de Usos, esa cifra se reduce hasta los 1.150.

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