Asumió Pedro Sánchez que era consciente de lo "arriesgado" de los regalos navideños que dejó en el árbol independentista: anulación de la sedición y rebaja de la malversación. Los efectos ya se están dejando ver, con los jueces preguntando por revisiones de penas y los Junqueras y Puigdemont soñando con los ojos abiertos con un futuro habilitados para aquello que les plazca. Pretende el Gobierno que la tormenta pase pronto y escampe con sus buenos datos económicos, mientras la oposición apela a la memoria del votante. Quedan diez meses para ver la solución.
OPINIÓN13.01.2023 - 06:30h
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