Con un aumento de las temperaturas un 20% superior a la media de todo el planeta, la cuenca mediterránea es ya la segunda región del mundo más afectada por el cambio climático, solo precedida por el Ártico. Este nuevo escenario, que conlleva fenómenos meteorológicos extremos y más etapas de sequía, impacta de forma directa en la disponibilidad de agua, el recurso más difícil de sustituir y por el que compiten las ciudades, la agricultura, la industria y el turismo.
En el área metropolitana de Barcelona, con la escasez de precipitaciones propia del Mediterráneo, el déficit hídrico es estructural. Este problema se ha agravado por el impacto de la emergencia climática: temperaturas más altas y pluviometría más irregular. En definitiva, menos agua para cubrir las necesidades de una población de casi 3,5 millones de habitantes.
La Agencia Catalana del Agua (ACA), que el pasado 22 de noviembre decretó la alerta por sequía en la cuenca del Ter-Llobregat, estima que el déficit hídrico actual en la región metropolitana es de 2 metros cúbicos por segundo, equivalente a 60 hectómetros cúbicos al año. Un déficit que se duplicará en el año 2027 (4 metros cúbicos por segundo y unos 125 hectómetros cúbicos anuales) y llegará a 6 metros cúbicos por segundo en 2039 (aproximadamente 190 hectómetros cúbicos al año).
¿De dónde saldrá el agua que necesitamos ahora más que nunca? La solución pasa por aplicar la economía circular a los recursos hídricos: reutilizar el agua mediante un tratamiento adicional en las depuradoras, que permita regenerarla y devolverla en inmejorables condiciones al río para volver a usarla en el ciclo urbano. A ello se debe sumar una mayor capacidad para desalinizar el agua marina y un uso más eficiente de los acuíferos.
'Hub' mundial de resiliencia climática
Aigües de Barcelona ha presentado un proyecto para aflorar, mediante la regeneración del agua y el aprovechamiento sostenible de recursos locales, un total de 5 metros cúbicos por segundo de recurso local, actualmente no aprovechado, lo que equivale a casi 160 hectómetros cúbicos al año. Un gran salto adelante en sostenibilidad y autosuficiencia hídrica que permitiría ir reduciendo a cero las aportaciones ajenas al territorio, como es el caso del agua del río Ter.
El desarrollo de este proyecto, con una inversión de más de 1.500 millones de euros y que podría ser candidato a lograr fondos europeos Next Generation, permitiría convertir a Barcelona y su área en un hub de referencia mundial en resiliencia y adaptación a la emergencia climática.
La clave es la regeneración
El proyecto conjunto de Aigües de Barcelona, la Agencia Catalana del Agua, el AMB y ATL supone un gran impuso a la regeneración del agua. Para ello, es necesario que las dos grandes depuradoras de aguas residuales que existen en el área metropolitana, una junto al aeropuerto del Prat y otra debajo de la zona del Fórum, incluyan tratamientos terciarios potentes. Según la portavoz de Aigües de Barcelona, Sandra Llobell, el objetivo es garantizar la calidad necesaria para poder reutilizar el agua regenerada.
Además, es necesario instalar tuberías y plantas de bombeo para que el agua regenerada vuelva al río y del cauce fluvial se vuelva a captar en la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) del Besòs, que también se ampliaría y adaptaría para el proyecto.
La Estación Regeneradora de Agua (ERA) del Baix Llobregat es un ejemplo de este modelo y el volumen de agua que regenera se puede complementar con otras plantas como la ERA de Gavà-Viladecans o la de Sant Feliu de Llobregat. Para garantizar el éxito de la regeneración, es necesario contar con instalaciones adecuadas previas a este proceso. Ello implica el mejor control posible de los vertidos de aguas residuales, mediante sensores online, y colectores en buen estado que eviten infiltraciones o entradas de agua del mar en el sistema de saneamiento.
Para llevar a cabo el proyecto, es necesaria la mejora y actualización de los procesos de la Estación de Tratamiento de Agua Potable del Besòs, con el fin de potabilizar agua del río con características más complejas. Asimismo, se propone hacer un uso más eficiente y sostenible de su acuífero apoyado en prácticas de recarga con agua regenerada. En total, se podría incrementar en 8 hectómetros cúbicos al año el aprovechamiento de recursos subterráneos, pasando de 27 a 35 hectómetros cúbicos anuales en un año tipo y a 37 hectómetros cúbicos al año en uno seco.
Desalinización e innovación
Otro eje fundamental es incrementar la capacidad de desalinización de agua del mar. Se construirán dos nuevas estaciones de desalinización (en Foix y Tordera) para incrementar hasta en 55 hectómetros cúbicos anuales la producción en un año de bajas precipitaciones.
Se desplegarán más prácticas de economía circular en el campo de los residuos y se fomentará el uso de energía renovable
Además, se desplegarán más prácticas de economía circular en el campo de los residuos y se fomentará el uso de energía renovable, acelerando de esta manera la sostenibilidad del ciclo del agua y del territorio. La digitalización, la innovación y la justicia social son otros motores de un cambio de paradigma en la gestión del agua.
El cambio climático es el mayor reto que tiene la humanidad. El área de Barcelona, que ya sufrió una grave sequía y restricciones en 2008, debe aumentar su resiliencia para hacer frente a este nuevo escenario. La solución está en nuestras manos y se llama reutilización.
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